AVISO PARA MIS QUERIDOS BLOGGERS ARGENTINOS: MI TIA NO ERA POLITICAMENTE CORRECTA.
"Una de las clientas más asiduas al bar era una condesa polaca de extremada distinción, que solía acudir en compañía de dos indostánicos de piel más bronceada que,siempre silenciosos, observaban, con sus grandes ojos algo inyectados y muy abiertos, todo cuanto ocurría alrededor con atención e interés impropios de orientales. A pesar de ser muy amable, resultaba un poco molesta, porque siempre pedía cocktails muy complicados, y Miguel se veía negro para servírselos, pues no sabía de qué se componían. Compró en la avenida George V, cerca del restaurante, un librito rojo "The 1,000 Cocktails". Era un recetario completo para hacer toda clase de combinaciones, pero lo malo era que estaba escrito en inglés, y Miguel no lo entendía. Entonces idearon que cuando la condesa polaca u otro cliente exigente cualquiera pidiese una combinación complicada, María, que podía traducir el librito, agazapada detrás de la barra, podría irle explicando a su marido los ingredientes que tenía que emplear.
Así lo hicieron y la primera vez que tuvieron que valerse de esta estratagema quedaron altamente satisfechos, pues la polaca, levantándose de la mesa donde estaba consumiendo su cocktail, se acercó a la barra para decirle a Miguel con su insinuante voz:
--"Vous m'avez fait une mixture ex-qui-se" (Me ha hecho una mezcla ex-qui-si-ta)
No siempre cosecharon tanto éxito: una noche, un argentino larguirucho y cetrino pidió un determinado cocktail, y María, aturullada, le dictó a Miguel, en lugar del número 776 del librito, el 727, de composición completamente distinta.
El argentino, que resultó ser, además de entendido en cocktails, muy soberbio y antipático, protestó de una manera grosera, cosa que hizo perder a Miguel su serenidad a tal punto que se intercambiaron frases que, aunque no llegaron a dar en el insulto, resultaron por demás desagradables."
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THE COCKTAILS OF THE POLISH COUNTESS
WARNING TO MY DEAR ARGENTINIAN BLOGGERS: MY AUNT WASN'T POLITICALLY CORRECT.
A highly distinguished Polish Countess, always accompanied by two Hindus who silently watched, with great attention, everything that went on around them (quite improper of Asians) was a very regular client.
Although she was very nice, she was a bit of a bother because she always asked for very complicated cocktails which mixture, Miguel had a hard time making because he didn't have a clue. They went to a library on the George V Avenue, close to the restaurant and bought a booklet "The 1,000 Cocktails". It had many recipes of all kinds of mixtures but the problem was that it was in English and Miguel didn't understand a word. They decided that when the Countess or any other demanding client asked for a complicated mixture, María, who could translate it, would lean down behind the bar and would dictate to her husband what ingredients to use.
The first time they used this strategy, it was highly successful and they felt very proud because the Countess came up to the bar and told Miguel with a very sensual/provocative voice:
--"Vous m'avez fait une mixture ex-qui-se" (You've made me an ex-qui-si-te mixture)
They weren't always that lucky though: one evening a tall, wiry, sallow Argentinian asked for a specific cocktail, María, a bit bewildered, instead of dictating cocktail number 776, she read number 727 which had a totally different composition.
The Argentinian who, on top of it all, turned out to be a cocktail expert, was very arrogant and unfriendly. He complained very rudely. This made Miguel lose his usual calmness to a point where they interchanged harsh words, which didn't reach the insult level, but made the situation very unpleasant.
A mí los políticamente correctos no me gustan, me parecen todos unos mentirosos.
ResponderEliminarBesos.
Caramba, ni que lo hubiese envenenado...
ResponderEliminarUn saludo.
Un vasco, un argentino y una condesa polaca... jo, qué mezcla...
ResponderEliminarBesos.
La condesa era proclive al alcohol, pero de una manera muy fina.
ResponderEliminarQué raro un argentino soberbio! jajajajaja!!
Muchas gracias Merche, sos un sol!!
BESOTES HERMOSA
Muy típico de argentinos boludos que pululan por el mundo. por suerte, son pocos...aunque la mayoría de los "no argentinos" crean que no...
ResponderEliminarbesoteeee!!!!
Ay!!!
ResponderEliminarCuando lea tu post quien sabemos.. ;-) Te va a mandar a su convento..politicamente incorrecto..
Mille baisers!
Jajajaj una condesa polaca bebedora de cócteles y que habla en francés, es lo más exotique que he escuchado en mucho tiempo.
ResponderEliminarBesos, guapa.
TORO, muy de acuerdo contigo, querido. Besotes, M.
ResponderEliminarJUAN LUIS G., Es verdad, qué exagerados pueden ser algunos... Besotes, M.
PEDRO, ese bar era una caja de sorpresas... Besotes, M.
STANLEY, gracias por tomártelo con sentido del humor... Besotes, M.
MARIANITA, es verdad que ahora los argentinos "boludos" son menos pero, recuerdo, que hasta los '60 tenían fama de ser MUY arrogantes, por lo menos, los que viajaban a París (creo que se creían más franceses que los franceses...). Besotes, M.
SELMITA, sí, me va a mandar a ¡Alcatráz! Gros bisous ma belle, M.
CAPRI, París en esos años debió de ser un nido de espías. Me da a mi que los dos hindús que le acompañaban espíaban por ella y así podía seguir bebiendo sus cocktails tranquilamente. ¿No crees? Besotes, M.
GRACIAS QUERIDOS
Hola Merche,
ResponderEliminarcreo que podrían haber inventado cocteles nuevos mezclando los ingredientes de las diferentes páginas del libro, jajajajaja ...
Un beso,
Maribel
Muy bien expresada la diferencia entre la polaca y el argentino. Yo creo que aquélla estaba fascinada con Miguel, e hiciera lo que hiciera, siempre daba en la diana, porque lo que la polaca queria era embrujo coctelero sin pararse a pensar en los ingredientes, pues todos casaban bien. En el fondo, algo le fascinaba del vasco, por lo que, aun sin saber inglés, sus habilidades en el arte de mezclar sabores siempre recibian el aplauso de la condesa errante. Distinto era el caso del argentino, celoso y algo resentido, que aprovechaba cualquier pretexto para hacer ver que, con independencia de los cocteles, en el fondo lo que le desazonaba era el buen feeling que condesa y barman mantenían en bilingüe. Y eso un argentino arrogante jamás lo podrá soportar. Al menos es lo que intuyo. Un fuerte abrazo, Merche. Magnífica, as usual.
ResponderEliminarTotal, por dos números cambiados, ya ves tú. :-)
ResponderEliminarUna condesa polaca suena tan fascinante como una princesa rusa que vivía en mi pueblo. De hecho la casa parecía un palacete y todo el mundo la conoce como "ca la princesa". Era española, una artista de varietés que se casó con un príncipe ruso al que mataron en la Revolución. Ella pudo huir gracias a un aviador que se enamoró locamente de ella y la sacó del país. Vivía con su padre y un par de perritos con pedigree, según dicen muy graciosos. Mi padre solía explicar que era una mujer bellísima y que su padre siempre llevaba algún caramelo en los bolsillos para los mocosos que remoloneaban en la calle para verla. La casa todavía sigue en pie aunque reformada y sin la doble escalera y rellano por el que se accedía a la puerta principal.
ResponderEliminarLa historia de la princesa-corista me tenía embobada y hoy, tu relato de la condesa me ha hecho recordarla...
Estoy que me caigo de sueño. Llevamos 2 noches recibiendo niños, así que me voy a descansar.
Un beso.
MARIBEL, pues igual tienes razón querida... Besotes, M.
ResponderEliminarFERNANDO, conociendo a mi tia Lolita no había condesa polaca que le ¡hiciera sombra!
¡Qué alegría leerte de nuevo en mi blog, querido Fernando! Besotes, M.
AMELCHE, pues, sí, ya ves... Besotes, M.
ANTONIA P. ¡Con tu talento, querida, deberías de escribir sobre esa princesa rusa que en realidad era una corista española! Me he quedado con ganas de saber mas. Una vez que acabes con tus niños, ¡piénsatelo! Estoy segura de que sería un bestseller. Indaga, investiga y ¡escribe! que lo haces fenomenal. Besotes, M.
¿Y si la polaca no era condesa sino una espía que trataba de pasar desapercibida? Es que yo eso de los titulos nobiliarios lo veo tan postizo... Por lo menos era educada, para suerte de Miguel y de tu tía.
ResponderEliminarjeje, veo que ya lo tienes todo arreglado. me alegro.
ResponderEliminarpero que dependencia tienes hija!!!! :-)
Hay un refrán que dice "Ni tanto, ni tan calvo". Pués eso, ni tan politicamente correctos como la condesa polaca ni tampoco tan groseros como el argentino languirucho. En el término medio está la virtud, pero ¡eso es tan dificil de conseguir...!
ResponderEliminarSangría, cockteles... un bar muy interesnate el de tu tía jejeje.
Un besito.
CECI ¡Quién sabe! pero por lo menos, como tu muy bien dices, era educada. Besotes, M.
ResponderEliminarMETIS sí, ya lo arreglé. Al final este nuevo funciona con los enchufes antiguos. Pero hay una cosa de este router que no entiendo. El antiguo, cuando apagaba el ordenador, se apagaban las luces. Ahora siguen encendidas. ¿Es ésto normal?
Y, sí, tengo mucha dependencia de mi internete. Me hace mucha compañía. Besotes, M.
DESPLAZADOS sí, el término medio es lo ideal pero, como dices, difícil de conseguir. Gracias de nuevo por tu comentario, querida. Muchos besotes, M.
jaja jcari, por dios, genial tu post ymuy divertida la situ.... hoy no pasaría pq tu tía miraría en un ordenador portatil la receta correcta, jajaa
ResponderEliminarPero aunque el argentino fue un poco antipatico, habría que ver su cara al ponerle un cocktail que no tiene nada que ver, jajaa
Bzos
Me ha gustado toda una trama internacional! menuda polaca la de la historia!
ResponderEliminarsaludos,
THIAGO, pues tienes razón, qué chasco para el pobre argentino que le dieran un cocktail que no tenía nada que ver... Besotes, M.
ResponderEliminarPATRICIA, gracias por tu visita. Como les digo a muchos, París en esos años debió de ser un hervidero de espías, personajes estrambóticos, condesas polacas, argentinos arrogantes y ¡vete tu a saber quienes más! Besotes, M.
Desde luego que ese Restaurante no tiene desperdicio. ¡Me encanta y me imagino cada rincón, cada personaje y cada secuencia!
ResponderEliminarHermana Merche, Hermana Selma, reflexionemos sobre este hermano argentino que ya nos mira desde el paraíso: y creo que podemos equivocarnos con el dinero, devolviendo menos de lo que debíamos a su dueño. Podemos tener un problema como el Hermano Silvio y sus amigas casi mayores de edad. LO QUE NO PODEMOS ADMITIR ES QUE NOS DEN UN TRAGO POR OTRO!
ResponderEliminarY aclaro que no hay un tema de patrotismo en esto, porque como todos saben el Hermano Marcelo no tiene nacionalidad: es ciudadano del Paraíso.
Un abrazo Hermanas. Y preparen las bebidas que el primer año de la Iglesia Electrónica ya está por cumplirse.
Mejor, traed únicamente lambrusco, no sea cosa H. Merche que quieras repetir la historia familiar y me quieras timar tú también...
Besos por doquier para ambas, y no olviden de ponerse al día con el diezmo, estoy viendo sus estados de cuenta en rojo absoluto...
BIPO yo tambien... Besotes, M.
ResponderEliminarHERMANO MARCELO sé que da MUCHA RABIA que a uno le cambien la bebida... pero yo, ni creo que la H. SELMITA, estemos dispuestas a volver a esa iglesia suya que solo quiere que llevemos Lamprusco y paguemos el diezmo. No, no y no. Besotes religiosos y piadosos, M.
¡Es que mira que los hay tiquismiquis...!
ResponderEliminarLo que me parece la mar de interesante de esos lugares de principios del XX es la diversidad de gentes que pasaban por allí. También ahora, pero entonces se vivían de otra manera.
Besitos.