viernes, 19 de marzo de 2010
DON QUIJOTE
Capítulo XLI de la segunda parte de la lectura colectiva en el blog "La Acequia" de Pedro Ojeda Escudero (sin traducción al inglés)
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Chapter 41- 2nd part- of our joint reading in Pedro Ojeda Escudero's blog "La Acequia" (without an English translation)
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"De la venida de Clavileño, con el fin de esta dilatada aventura" Así anuncia Cervantes este capítulo--¡a buenas horas mangas verdes (despues de tropecientos capítulos...)!
Como siempre, los duques tienen una fantástica puesta en escena "...a deshora entraron por el jardín cuatro salvajes, vestidos todos de verde yedra, que sobre sus hombros traían un gran caballo de madera..." Dicen que suba el que "tuviere ánimo para ello." Sancho, al ver al susodicho dijo "... yo no subo, porque ni tengo ánimo ni soy caballero".
El salvaje insiste en que se fie del "valeroso Malambruno" que solo tiene que mover la clavija y "Clavileño" les llevará por los aires "adonde los atiende Malambruno" claro que para que la "alteza" y "sublimidad del camino no les cause váguidos, se han de cubrir los ojos hasta que el caballo relinche, que será señal de haber dado fin a su viaje."
La Dolorida, con lágrimas en los ojos (será cínica...) le ruega a nuestro Quijo que "nos rapes y tundas (afeites)" y que se suba con su escudero "...y des felice principio a vuestro nuevo viaje". Quijo dice "Eso haré yo...de muy buen grado y de mejor talante...tanta es la gana que tengo de veros a vos, señora, y a todas estas dueñas rasas y mondas."
"Eso no haré yo--dijo Sancho--ni de malo ni de buen talante, en ninguna manera...". Que no, que él no se sube a las ancas de ese artilugio sin un buen cojín y que Quijo se vaya buscando otro escudero. Además "...qué dirán mis insulanos cuando sepan que su gobernador se anda paseando por los vientos?...si el caballo se cansa o el gigante se enoja, tardaremos en dar la vuelta media docena de años, y ya ni habrá ínsula, ni ínsulos en el mundo que me conozcan...".
Entra el duque y le endulza los oidos a Sancho (con un lenguaje extremadamente rebuscado, rimbombante y barroco) que su ínsula no se moverá. Que siempre estará a su espera. Le convence y éste no tiene más remedio que suplicarle "No más, señor, yo soy un pobre escudero y no puedo llevar a cuestas tantas cortesías; suba mi amo, tápenme estos ojos y encomiéndenme a Dios...".
Quijo recuerda que "Desde la memorable aventura de los batanes nunca he visto a Sancho con tanto temor como ahora...". "Y apartando a Sancho entre unos árboles del jardín y asiéndole ambas manos" (ejem...ejem...) le dijo..." que les esperaba un largo viaje y que se retirase a sus aposentos y se diese "...a buena cuenta de los tres mil y trescientos azotes a que estás obligado..." (para desencantar a Dulcinea, no lo olvidemos). Claro que Sancho protesta "...¿ahora que tengo de ir sentado en una tabla rasa quiere vuestra merced que me lastime las posas?" Le dice que a la vuelta lo cumplirá. Quijo está de acuerdo porque "aunque tonto, eres hombre verídico".
Se suben a Clavileño, les tapan los ojos no sin antes asegurarse Quijo que no fuera como el caballo de Troya "el cual iba preñado de caballeros armados...". Sancho ruega a todos los dioses, santos y santas que les protejan. "¿Estás puesto en la horca por ventura o en el último término de la vida, para usar de semejantes plegarias?" le pregunta Quijo. Empieza la aventura voladora. Todos los presentes se despiden de ellos con gran algarabía de despedidas. Ya están en el aire. "¿cómo dicen éstos que vamos tan altos, si alcanzan acá sus voces y no parecen sino que están aquí hablando junto a nosotros?" Inquiere Sancho.
"No repares en eso Sancho...y no me aprietes tanto, que me derribas; y en verdad que no sé de qué te turbas ni te espantas...". Mientras tanto, las barbudas, los duques y el mayordomo con "grandes fuelles le estaban haciendo aire..." Quijo piensa que han llegado a la "segunda región del aire, adonde se engendra el granizo y las nieves; los truenos, los relámpagos y los rayos se engendran en la tercera región; y si es que de esta manera vamos subiendo, presto daremos en la región del fuego..." Mientras tanto les calentaban los rostros "con unas estopas ligeras de encenderse y apagarse, desde lejos, pendientes de una caña". Sancho piensa que ya han llegado a la región del fuego porque siente su barba chamuscada. Quiere descubrirse para ver "...en qué parte estamos". Quijo le disuade contándole cuando le llevaron los diablos en volandas al licenciado Torralba que en doce horas estuvo en Roma "...y por la mañana ya estaba de vuelta en Madrid...".
(Es larguito este capítulo... perdonad). Quijo sigue dándo sus miles de argumentos para que Sancho no se quite la venda. Hasta habla ¡de sacres y de neblís cogiendo a una garza al vuelo! (me ha recordado a Félix Rodríguez de la Fuente cuando el águila agarra a una cabra...).
"Todas éstas pláticas de los dos valientes oían el duque y la duquesa y los del jardín..." con gran regocijo (los muy cabroncines...). Llega el aterrizaje con gran estruendo de cohetes tronadores que dieron con Sancho y Quijo "en el suelo medio chamuscados". Se sorprendieron al verse en el mismo sitio de donde habían "despegado". Se encuentran una gran lanza en el suelo "...y pendiente de ella y de dos cordones de seda verde un pergamino liso y blanco, en el cual con grandes letras de oro estaba escrito..." que el ínclito Quijo había cumplido su deber con la Dolorida "con solo intentarla" y que Malambruno "se da por contento y satisfecho" que las barbudas se quedaban lisas y mondas (éstas desaparecen de la escena y no se las vuelve a ver mas...). Tambien Clavijo y Antonomasia quedan "en su prístino estado" y hasta Dulcinea había sido desencantada.
Sancho se queda con la curiosidad de ver a la Dolorida sin barbas para ver si de verdad era tan hermosa como "su gallarda disposición prometía". Luego la duquesa le pregunta qué tal el viaje y, aquí, Sancho se va por las nubes contándole que vió a la tierra como "un grano de mostaza y los hombres que andaban sobre ella, poco mayores que avellanas..." que se vió tan cerca del cielo "...que no había de mí a él palmo y medio..." que vió a siete cabrillas y se apeó de Clavileño "y me entretuve con las cabrillas, que son como unos alhelíes y como unas flores, casi tres cuartos de hora (¿zoofilia de nuevo?), y Clavileño no se movió de un lugar ni pasó adelante."
Mientras Sancho se entretenía con las cabras, el duque preguntó a Quijo "en qué se entretenía". Él dijo "que ni me descubrí por alto ni por bajo, ni vi el cielo ni la tierra, ni la mar, ni las arenas..." Aunque sintió que "pasaba por la región del aire y aun que tocaba a la del fuego..." Y que estando las siete cabrillas entre la región del fuego que está entre el cielo y la luna y la última región del aire (¡qué lio!) no podían verlas sin abrasarse "o Sancho miente o Sancho sueña." "Ni miento ni sueño--respondió Sancho" Que le pregunten sobre "las señas de las tales cabras, y por ellas verán si digo verdad o no." La duquesa le pide que las diga. "Son--respondió Sancho--las dos verdes, las dos encarnadas, las dos azules y la una mezcla." El duque le dice que cabras de esos colores no existen "por esta nuestra región". Sancho le dice que no tiene porque haber diferencia entre "las cabras del cielo a las del suelo".
"--Decidme Sancho--preguntó el duque--: ¿vistes allá entre esas cabras algún cabrón?"
"--No, señor--respondió Sancho--pero oí decir que ninguno pasaba de los cuernos de la luna."
No le hicieron más preguntas porque se dieron cuenta de que Sancho tenía cuerda para rato y esto sería el cuento de nunca acabar...
No obstante, Quijo se acercó al oído de Sancho y le dijo "--Sancho, pues vos quereís que os crea lo que habeís visto en el cielo, yo quiero que vos me creaís a mí lo que ví en la cueva de Montesinos. Y no os digo más."
¡Uff! Seguiremos con LXII (espero que sea mas cortito) aunque leo que estos facinerosos, pérfidos y sinvergüenzas duques ¡SIGUEN!
¡Si que has hecho un resúmen bien cómico y divertido! ¡Me hiciste reir con tus expresiones! A mi me gustó mucho este capítulo.
ResponderEliminarBesos
Muy linda la ilustración. ya estás hecha toda una cibertecnoespecialista.jajajaja
Cervantes ha preparado a conciencia la llegada de Clavileño. En este capítulo se luce con algunos de los mejores diálogos de la obra, no decepciona.
ResponderEliminarCreo no exagerar al afirmar que éste es de los más redondos. A este ocupado lector le ha parecido breve a pesar de su extensión.
DQ no accede a que S se quede en tierra para irse dando una tanda de azotes, quiere que se los dé pero no a costa de perder el tren a las cabrillas, de modo que su enamorada del Toboso permanece en su encantado ser, el viaje no va con ella.
Breve resumen, no como otros que nos enrollamos, si lo comparamos con lo mucho que el autor nos cuenta.
Me gusta ese humor e ironía que utilizas en tus resúmenes. Son tan divertidos como los capítulos del Quijote. Yo también me he reído mucho.
ResponderEliminarBesos
A Sancho ya no lo para nadie, querida Merche...
ResponderEliminarBesos.
Es como apunté en mi entrada: son cómplices quijote y sancho hasta la muerte..aunque tengan sus pausas...ya veremos los golpes de Sancho para el desencantamiento...besos
ResponderEliminarQué maravillosa experiencia esta de leer Don Quijote! Me encanta!!
ResponderEliminarBESOTES QUERIDA MERCHE, BUEN FINDE Y HASTA EL LUNES!!!!!!!!!!
Merche:
ResponderEliminarMe cuesta seguir el ritmo de locomotora del AVE que aplicas a tu blog, pero aquí estoy riéndome con tus posts, y ofreciendo todos mis respetos al fallecimiento de Rosita.
Veo que finalmente te mudas a Barcelona en Mayo. Bueno, pues espero verte antes de que inicies tu nueva etapa catalana.
Besos,
MYR, pues a mi no me gustó tanto porque ¡estoy harta! de tantas burlas y vejaciones a nuestros pobres héroes... menos mal que ya los dos se están dando cuenta en qué berenjenal están metidos y, listos que son, siguen con el juego.
ResponderEliminarGracias por el halago hacia mi talento cibertecnoespecialista, pero no es para tanto... Besotes, M.
PANCHO, vosotros haceis unos análisis fabulosos. Yo soy más gamberra e inculta. Lo reconozco. Besotes, M.
ASUN, soy y siempre he sido muy payasa. Me alegro de que mis resúmenes te hagan reir. Esa es mi intención. Besotes, M.
PEDRO, gracias por tu comentario pero me parece que NO lees mis resúmenes (lo entiendo y te disculpo porque tienes muchos que comentar...). Besotes, M.
TUCCI, pero el pendón anunciaba que Dulcinea había sido desencantada. Igual ya Sancho no tiene que azotarse... Besotes, M.
STANLEY, es divertida esta locura colectiva. Yo me lo paso pipa. Feliz finde para ti tambien. Besotes, M.
FERNANDOG, sí, siento ser tan prolífica con mis posts pero ¡quiero acabar con las historias de mi tia! Por cierto la que falleció no era Rosita sino su hermana Angustias (con ese nombre, la pobre ¿qué se podía esperar?).
Seguro que nos vemos antes de mi mudanza. La próxima vez que me toque comer en el "Bellavista", te llamo. Besotes, M.
GRACIAS MIS QUERIDOS
A mí también me ha gustado mucho este capítulo y no me canso de recordarlo en todos vuestros escritos.La ilustración es preciosa.abrazos
ResponderEliminarMerche, te veo muy lanzada con Quijo y Sancho como los llamas tú.
ResponderEliminar¡Toda una experta!
En estos capítulos, hasta siento pena por ellos.
Un abrazo
jaj cari, ya sabes que esto del quijote me cojió desprevenido desde el principio y no llegué a cogerle el punto, pero has hecho una visión muy cachonda....
ResponderEliminarY me encanta como controlas ya las imagenes que pones en tus post, jaaj
Bezos.
COSMO, gracias por tu visita y tus halagos hacia la ilustración. Te visitaré. Besotes, M.
ResponderEliminarKETY, yo estoy sufriendo con ellos durante todos estos interminables capítulos... Besotes, M.
THIAGO, nunca es tarde, querido. Qué bien que lo estés siguiendo ahora, aunque sea a través de mis humildes resúmenes. Besotes, M.
Pues yo, como tu, ya tengo ganas de que salgan de casa de los duques y tiren para Barcelona. Recuerdo que los ultimos capitulos contienen mucha sabiduria y templanza; seria que el pobre Cervantes estaba presto a "cascar la cebolleta", o sea morirse.
ResponderEliminarMe gustan las citas que destacas, por ejemplo "si el caballo se cansa o el gigante se enoja..", es muy buena, Sancho se desespera por la posible tardanza en tener su insula.
Don Quijote recuerda que no habia visto a Sancho tan Cag.. desde el episodio de los Batanes...recuerdo del mal olor ambiental que les sobrevino.
Me gusta como al final Sancho le toma el pelo al duque con lo de las cabrillas...muy bueno.
El duque acaba por ser burlador burlado
Menos mal que el de la semana que viene es mas cortito. Hasta entonces Merche.
Besos
Con gran regocijo, los dos cabroncines, dices y les pones un calificativo muy suave a estos duques guasones y c...
ResponderEliminarY va el cabroncín y le pregunta a Sancho si no vio en las cabrillas algún cabrón. El escudero les pega tal corrte, responde de tal manera ya que se les quitan las ganas de preguntar más, acerca de sus excursiones estratosféricas.
Al final, si yo te creo, tú me crees. Alianza caballero-escuderil. Un abrazo
ANTONIO AGUILERA, me alegro de que estemos de acuerdo en querer que salgan de esa casa ducal cuanto antes y lleguen donde sea... Todavía no he echado una ojeada al próximo capítulo pero si es más corto, ¡miel sobre hojuelas! Besotes, M.
ResponderEliminarABEJITA, digo "cabroncines" por no utilizar palabras mayores porque ganas tengo, no creas... La contestación de Sancho sobre el "cabrón" es genial. Está aprendiendo rápido nuestro escudero. Besotes, M.
Que sí los leo, Merche querida. Y lo que digo de Sancho es por lo que tú dices en tu entrada.
ResponderEliminarBesos.
PEDRO, vale, te creo. Gracias por comentar de nuevo. Muchos besotes, M.
ResponderEliminarMe gustó tu BLOG. Humor y vida, inteligencia y saber vivir...
ResponderEliminarDejo mi huella y mi saludo
FRANCISCO PINZÓN BEDOYA, gracias por tu visita. ¡Me han encantado tus apellidos! Me traen a la memoria historias de conquistadores, de agua, de aventureros. Iré a visitarte. Gracias por tu comentario. Besotes, M.
ResponderEliminarLa escenificación a llegado a tal punto que caballero y escudero comienzan a pensar en el truco. Son demasiadas y demasiado chuscas las ocurrencias de los duques. En cualquier caso han de continuar para no descubrirse.
ResponderEliminarPACO CUESTA, estoy esperando como Cervan sale de esa casa ducal... Besotes, M.
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