domingo, 23 de mayo de 2010

EL BAILE - THE DANCE


"Algunos domingos se celebraba en Candera un baile que se organizaba en el garaje de cemento, con techo de cañizo, del camionero Bernardo Reduño.

Bernardo sacaba a la calle su camión y alquilaba el garaje para el baile. "Peporra", la mujer de "El Perdigón", montaba para esas ocasiones una especie de mostrador-bar, donde vendía vino manchego, limonadas de bola, altramuces, chanquetes semiputrefactos y rosquillas. La vigilancia del negocio quedaba a cargo de un tío de "Peporra", a quien llamaban "Lorenzón" por lo grande y bruto que era. No valdría para otra cosa, pero "a él nadie se le iba sin pagar".

A lo largo de las paredes del local, se alienaban los bancos sin respaldo donde se sentaban las chicas que, pacientes, esperaban el momento en que los mozos se decidieran a sacarlas a bailar. Las mujeres serranas usaban faldas muy cortas. El busto lo llevaban apretadísimo, con los senos casi a la altura de la garganta, y algunas usaban, sobre la falda y la blusa, un delantal de cuadros o flores, con peto.

La orquesta se componía de un violín, una trompeta y un tambor. A pesar de estar en Andalucía, se recurría poco a la guitarra. No hacían falta más instrumentos que el violín, la trompeta y el tambor para atronar el aire con sus sonidos estridentes y desacordes. Pero el contento era general. Las chicas consideraban aquel baile como de alta sociedad, porque a él acudían los importantes del pueblo, como el sobrino del amo de la fábrica de harinas, el hermano del recaudador de contribuciones y también los hijos del "Remitente" y los de Daniel, el de la fonda. Aquí no ocurría como en los bailes de los ventorros, en los que a veces se metía en el ruedo un pastor que no se había quitado la ropa en dos meses, o un labriego apestando a sudor."

-----------------------------------------------------------------------------------

Some Sundays a dance was organized in Candera. It took place in Bernardo Reduño, the truck driver's, cement and wattle-roofed garage.

Bernardo would take out his truck and rent the garage for the dance. "Peporra", "El Perdigón's" wife, set up a bar for those occasions where she sold wine, lemonade, lupins, half-rotten white bait and round sweets. One of "Peporra's" uncles was in charge of the vigilance. Since he was big and brutish, he was called "Lorenzón"and, though he was useless for any other venture, with him, as he said "nobody left without paying".

Along the walls were the backless benches where the girls sat, patiently waiting for the young men to ask them to dance. The mountain women wore very short skirts. The bosom, very tight and pushed upward almost to their throats. Some used, over the skirt and blouse, a checkered or flowered apron.

The orchestra consisted of a violin, trumpet and drum. Even though it was Andalusia, the guitar was quite absent. The violin, trumpet and drum made enough noise to thunder the air with their raucous and discordant notes. But everyone was happy. The girls considered that ball "high society" because the important people of the village attended, like the flour factory owner's nephew, the tax-collector's brother; the "Remitente" (The Sender's) sons as well as Daniel, the inn-keeper's sons. It was different from the dances that took place in the taverns outside the village where a shepherd who hadn't changed his clothes in two months, or a farm worker reeking of sweat, would appear.

20 comentarios:

  1. ¡Dios! ¡Cómo odiaba estos bailes populares en los que las mujeres mayores, madres y marujas se sentaban en los palcos a criticar y los chicos a la derecha, las chicas a la izquierda de la sala como en una exposición! Y cómo nadie quería salir el primero.
    Además para más inri estábamos vigilados por un enorme retrato de Franco a un lado del escenario y de José Antonio al otro.
    Después ya vendrían las horas de los guateques y de las discos y todo acabó como el rosario de la aurora. Ahora sólo hay bailes en las fiestas y todos los bailarines o cobran o están a punto de cobrar su pensión.
    El local está arrasado y en su lugar se levanta un edificio multiusos a medio hacer porque nos ha pillado la crisis y no hay ni un duro.
    Hay ciertas cosas que en todas partes son parecidas.
    Mientras estaba de maestra en los Pirineos había baile en un pueblecito: Senterada, un acordeón o a veces, un hombre-orquesta. La primera vez que lo vi no me lo podía creer: a la orilla de la mar, chin, chin, no me vengas a buscar ¡plafff! Y luego la famosa cación de Tom Jones: Dilaila que para ellos era lilaila.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  2. Seguramente todo el mundo esperaba al domingo pensando en la única diversión posible, ¡y con qué ilusión! Cuando tu mundo espacialmente es pequeño, y los momentos de esparcimientos pocos, un baile como éste podía ser la felicidad y el sueño de todos sus habitantes, y quizás en el recuerdo después de haber conocido otros mundos mucho más sofisticados, quede este baile como el momento más especial de su vida.

    Costumbrismo puro, querida Merche, buena descripción.
    Besazos.

    ResponderEliminar
  3. Mucho ambiente, ludibrio y pasiones escondidas anidaban en esos lugares donde el mundo de los que desconocían el mundo se abría a experiencias e imaginaciones que sólo esas gentes sabían alentar. En los bancos "alienados" era posible ver de todo, y se miraba mucho, lo que se veía y lo oculto. Sobre todo lo que se creía escondido. La mayor parte del tiempo a palo seco, ni un duro habia para dispendios, mirando sin parar, en todas las direcciones, tomando nota y comentando por lo bajines. Era lo que daba de sí ese momento que permitia sonreir y tener conversación para toda la semana. Y si encima aparecía el pretendiente soñado o la mirada futiva tantas veces ansiada, la dicha era infinita, ya que lo que sí era de menos era la música. Un abrazo, Merche

    ResponderEliminar
  4. Recuerdos de antiguo...ay, que bailes...! Estupenda descripción, amiga.

    Besos...!

    ResponderEliminar
  5. ANTÒNIA, ¡Maravillosa tu descripción! No tengo nada más que añadir... Lo he visto todo tan claro... ¡Qué rollo de baile! Besotes, M.

    ELENA CLÁSICA, supongo que esos bailes eran lo más de lo más para los lugareños y, como tu muy bien dices, era la felicidad para todos y todas. Besotes, M.

    AMELCHE, pues parece que sí. Besotes, M.

    FERNANDO MANERO, eso de "ludibrio y pasiones escondidas" ¡me ha encantado!
    Si no ¿por qué iban las mozas con sus faldas a ras de peluquín y los pechos aupados hasta sus gargantas? Aunque recuerdo que en mi adolescencia canadiense tambíen ibamos a los "sock hops" dónde las niñas esperábamos a que los mozos nos sacaran a bailar. En todos los lugares cuecen habas y las hormonas adolescentes son iguales sean en un pueblacho de la Sierra Morena o en una ciudad como Toronto. Besotes, M.

    CORNELIVS, todos y todas hemos sido adolescentes... Besotes, M.

    ResponderEliminar
  6. jaja este era un baile para los señoritos, no? jaja bueno, supongo que esto era como ahora ir a una discoteca y eso de los escotes me hace ver que en todas partes cuecen habas y que supongo que se diría en esa época que eso era un nido de pecadores y tal... vamos como siempre,jaaja


    Bezos

    ResponderEliminar
  7. Me ha recordado a Las Vegas...
    Tremendo.

    Besos.

    ResponderEliminar
  8. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  9. THIAGO, sí, como ahora... Nido de pecadores pero las hormonas tiran mucho...¡Qué le vamos a hacer! Besotes, M.

    TORO, ¡¿Las Vegas?! Qué imaginación... Besotes, M.

    ResponderEliminar
  10. Pues a mí me ha recordado la romería de la virgen de Gracia en San Lorenzo de El Escorial.
    besos

    ResponderEliminar
  11. O sea, como hoy en día todavía en las fiestas de algunos pueblos, solo que ahora la vestimenta es otra y ya las mozas (afortunadamente) no esperan a que las saquen a bailar.
    Bueno, y lo del pastor con la ropa de hace dos meses (supongo, aunque vete a saber)

    Besos

    ResponderEliminar
  12. era sin duda el divertimento de la época...aún recuerdo alguna verbena de barrio...y su olor a churros y a algodón dulce....no aguantaba los bailes de dos mujeres...besos

    ResponderEliminar
  13. MODERATO, supongo que estos relatos traen varios recuerdos. No conozco esa romería pero ¡me la imagino! Besotes, M.

    ASUN, sí, hoy en día las jóvenes son más lanzadas y sacan a bailar ellas... No está mal, no. Lo del pastor debió de ser too much... Besotes, M.

    TUCCI, lo del "baile de dos mujeres" no lo he entendido... Besotes, M.

    GRACIAS MIS QUERIDOS

    ResponderEliminar
  14. ¡De alta sociedad! Yo, que ya sabes que no sé bailar, sólo saldría si me sacaras tú...
    Besos.

    ResponderEliminar
  15. PEDRO, ¡Si es verdad! Me debes un baile... Qué olvidado lo tenía... Besotes, M.

    ResponderEliminar
  16. El pastor sin cambiarse de ropa, el retrato de Franco, las mamás en el baile...qué horror. Pobres chicas. Conozco esos bailes sólo de oídas.
    En Burgos, había un baile en la llamada Ciudad Deportiva Militar, en el que vigilaba un señor con bigote. Estábamos a media luz con Camilo Sesto y , de repente, se encendían todas las luces y el del mostacho se paseaba , para vigilar la moral, supongo.
    Qué tiempos aquellos, un beso.

    ResponderEliminar
  17. ABEJITA, ¡Qué horror! ¡Interrumpir el baile en medio de una canción de Camilo Sesto...! ¡Habrase visto! Para hacer una REVOLUCIÓN... Besotes, M.

    ResponderEliminar
  18. "Esperaban el momento en que los mozos se decidieran a sacarlas a bailar". Tras la petición sonaba un SI o un NO.
    SI: las amigas soltaban unas risitas de complicidad.
    NO: el grupo (escaner humano), soltaba otras risitas mientras analizaban al pretendiente.

    ResponderEliminar
  19. A mí se me asemejaban vikingas en el Tirol por la descripción de las serranas.

    Jolín con el recato.

    (esta entrada no tiene desperdicio)

    ResponderEliminar