CABALGARÁN PARA SIEMPRE EN NUESTRA MEMORIA
Capítulo LXXIV - 2ª parte de nuestra lectura colectiva en el blog "La Acequia" de Pedro Ojeda Escudero (sin traducción al inglés).
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Chapter 74 -2nd part of our joint reading in Pedro Ojeda Escudero's blog "La Acequia" (without an English translation).
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¡HE SOBREVIVIDO A LA LECTURA DEL QUIJOTE! Ya me puedo morir tranquila...
Hemos llegado al final, amigos. En este capítulo vemos el rápido deterioro de nuestro Quijo "...llegó su fin y acabamiento cuando él menos lo pensaba...se le arraigó una calentura que le tuvo seis días en cama, en los cuales fue visitado muchas veces del cura, del bachiller y del barbero, sus amigos, sin quitársele de la cabecera Sancho Panza, su buen escudero."
Sus amigos creían que su decaimiento era debido a su vencimiento y de no ver a Dulci desencantada. "...por todas las vías posibles procuraban alegrarle, diciéndole el bachiller que se animase y levantase para comenzar su pastoral ejercicio..."que ya tenía una égloga compuesta y ...ya tenía comprados de su propio dinero dos famosos perros para guardar el ganado...". Nada, ni por éstas "...dejaba don Quijote sus tristezas."
Llamaron al médico. Éste le tomó el pulso y "...no le contentó mucho y dijo que, por sí o por no, atendiese a la salud de su alma, porque la del cuerpo corría peligro." Ésto lo oyó Quijo "...con ánimo sosegado..." pero no ocurrió lo mismo con la ama, la sobrina y Sancho "...los cuales comenzaron a llorar tiernamente, como si ya le tuvieran muerto delante."
Quijo les pide que le dejen solo porque quiere dormir. Duerme seis horas seguidas y al despertar da gracias a Dios "...que tanto bien me ha hecho...sus misericordias no tienen límite...". La sobrina quiere saber "Qué misericordias son esas... ". Quijo le dice que "...tengo juicio ya libre y claro, sin las sombras caliginosas de la ignorancia que sobre él me pusieron mi amarga y continua leyenda de los detestables libros de caballerías. Ya conozco sus disparates y sus embelecos...". Se arrepiente de que éstos no le hayan dejado leer "...otros que sean luz del alma." Presiente su muerte y le pide a su sobrina que llame a sus amigos "...que quiero confesarme y hacer mi testamento".
Entran el cura, el bachiller y el barbero "--Dadme albricias, buenos señores, de que ya yo no soy don Quijote de la Mancha, sino Alonso Quijano, a quien mis costumbres me dieron renombre de "bueno". Ya soy enemigo de Amadís de Gaula y de toda la infinita caterva de su linaje; ya me son odiosas todas las historias profanas de la andante caballería...". Al oir ésto pensaron que "...alguna nueva locura le había tomado." Sansón le dice "--¿Ahora...que tenemos nueva que está desencantada la señora Dulcinea, sale vuestra merced con eso? ¿Y ahora que estamos tan a pique de ser pastores, para pasar cantando la vida, como unos príncipes, quiere vuesa merced hacerse ermitaño? Calle, por su vida, vuelva en sí y déjese de cuentos."
Quijo contesta "--Los de hasta aquí que han sido verdaderos en mi daño, los ha de volver mi muerte en mi provecho". Siente que se va muriendo y les pide que se dejen de burlas y le lleven un confesor y un escribano para dejar su testamento. Se miran unos a otros incrédulos "...y aunque en duda, le quisieron creer; y una de las señales por donde conjeturaron se moría fue el haber vuelto con tanta facilidad de loco a cuerdo."
Sansón vuelve con el escribano y Sancho "...el cual Sancho, que ya sabía por nuevas del bachiller en qué estado estaba su señor...comenzó a hacer pucheros y a derramar lágrimas." Sale el cura, despues de haberle confesado, y les dice que "...verdaderamente se muere y verdaderamente está cuerdo Alonso Quijano el Bueno; bien podemos entrar para que haga su testamento."
"Estas nuevas dieron un terrible empujón a los ojos preñados de ama, sobrina y de Sancho Panza, su buen escudero de tal manera, que los hizo reventar las lágrimas de los ojos y mil profundos suspiros del pecho....". Le querían mucho porque "...en tanto que don Quijote fue Alonso Quijano el Bueno a secas, y en tanto que fue don Quijote de la Mancha, fue siempre de apacible condición y de agradable trato...".
Entra el escribano y Quijo redacta su testamento. Primero le deja a Sancho "...a quien en mi locura hice mi escudero..." que se quede con el dinero que ya tiene "...que porque ha habido entre él y mí ciertas cuentas, y dares y tomares, quiero que no se le haga cargo de ellos ni se le pida cuenta alguna..." y si le sobra que se quede con el restante "...que será bien poco, y buen provecho le haga..." Si estando loco le pudo dar una ínsula, ahora que está cuerdo le daría un reino "...porque la sencillez de su condición y fidelidad de su trato lo merece." Le pide perdón a Sancho "...porque te he dado de parecer loco como yo, haciéndote caer en el error en que yo he caído de que hubo y hay caballeros andantes en el mundo."
Aquí Sancho (y yo...) se deshace en lágrimas. Le pide que no se muera "...porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin más ni más, sin que nadie le mate ni otras manos le acaben que las de la melancolía." Le dice que se levante de la cama y "...vámonos al campo vestidos de pastores, como tenemos concertado: quizá tras de alguna mata hallaremos a la señora doña Dulcinea desencantada... Si es que se muere de pesar de verse vencido, écheme a mí la culpa, diciendo que por haber yo cinchado mal a Rocinante le derribaron; cuanto más que vuestra merced habrá visto en sus libros de caballerías ser cosa ordinaria derribarse unos caballeros a otros y el que es vencido hoy ser vencedor mañana." (Perdonad, pero a ver si las lágrimas me permiten seguir...)
Quijo dice "...vámonos poco a poco, pues ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño. Yo fui loco y ya soy cuerdo... prosiga adelante el señor escribano. Sigue con el testamento, "...mando toda mi hacienda, a puerta cerrada, a Antonia Quijana, mi sobrina... pagar el salario que debo del tiempo que mi ama me ha servido, y más veinte ducados para un vestido". Deja como albaceas al cura y a Sansón. Advierte a su sobrina que si se casa lo haga con un hombre "...de quien primero se haya hecho información que no sabe qué cosas sean libros de caballerías...". En el caso de que lo sepa y aún insista en casarse "...pierda todo lo que he mandado, lo cual puedan mis albaceas distribuir en obras pías de su voluntad".
Hay otra arremetida contra el Avellaneda. Pide a sus albaceas "...que si la buena suerte les trujere a conocer al autor que dicen que compuso una historia que anda por ahí...de mi parte le pidan cuan encarecidamente ser pueda, perdone la ocasión que sin yo pensarlo le dí de haber escrito tantos y tan grandes disparates como en ella se escribe, porque parto de esta vida con escrúpulo de haberle dado motivo para escribirlos." "Cerró con esto el testamento...". Se desmayó y "...se tendió de largo a largo en la cama". Se alborotaron todos pensando que ya se había ido, pero no, aún duró varios días más. "...la casa alborotada, pero, con todo, comía la sobrina, brindaba el ama y se regocijaba Sancho Panza, que esto del heredar algo borra o templa en el heredero la memoria de la pena que es razón que deje el muerto." (Que incisivo era Cervantes...)
"En fin, llegó el último de don Quijote...". El escribano se sorprende que en ningun libro de caballerías, un caballero andante "...hubiese muerto en su lecho tan sosegadamente y tan cristiano como don Quijote; el cual, entre compasiones y lágrimas de los que allí se hallaron, dio su espíritu, quiero decir que se murió". (¿Toque de humor...?). El cura pide al escribano que diese testimonio de su muerte natural "...y que el tal testimonio pedía para quitar la ocasión de que algún otro autor que Cide Hamete Benengelí le resucitase falsamente y hiciese inacabables historias de sus hazañas."
Cide Hamete Benengelí no quiso especificar el lugar de su aldea "...por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero."
Sansón Carrasco le hace un nuevo epitafio (se dice "nuevo" para diferenciarse de los que aparecen al final de la primera parte) y Cide Hamete Benengelí cuelga su pluma en una "espetera ...adonde vivirás luengos siglos, si presuntuosos y malandrines historiadores no te descuelgan para profanarte... Para mí sola nació don Quijote, y yo para él: el supo obrar y yo escribir, solos los dos somos para en uno, a despecho y pesar del escritor fingido y tordesillesco que se atrevió o se ha de atrever a escribir con pluma de avestruz grosera y mal deliñada las hazañas de mi valeroso caballero...que deje reposar en la sepultura los cansados y ya podridos huesos de don Quijote, y no le quiera llevar, contra todos los fueros de la muerte, a Castilla la Vieja...". (Otra puya al Avellaneda no podía faltar... y ¡excelso, sublime! este monólogo de la pluma)
Termina diciendo que ha sido su deseo "...poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías, que por las de mi verdadero don Quijote van ya tropezando y han de caer del todo sin duda alguna". Vale.
Llamaron al médico. Éste le tomó el pulso y "...no le contentó mucho y dijo que, por sí o por no, atendiese a la salud de su alma, porque la del cuerpo corría peligro." Ésto lo oyó Quijo "...con ánimo sosegado..." pero no ocurrió lo mismo con la ama, la sobrina y Sancho "...los cuales comenzaron a llorar tiernamente, como si ya le tuvieran muerto delante."
Quijo les pide que le dejen solo porque quiere dormir. Duerme seis horas seguidas y al despertar da gracias a Dios "...que tanto bien me ha hecho...sus misericordias no tienen límite...". La sobrina quiere saber "Qué misericordias son esas... ". Quijo le dice que "...tengo juicio ya libre y claro, sin las sombras caliginosas de la ignorancia que sobre él me pusieron mi amarga y continua leyenda de los detestables libros de caballerías. Ya conozco sus disparates y sus embelecos...". Se arrepiente de que éstos no le hayan dejado leer "...otros que sean luz del alma." Presiente su muerte y le pide a su sobrina que llame a sus amigos "...que quiero confesarme y hacer mi testamento".
Entran el cura, el bachiller y el barbero "--Dadme albricias, buenos señores, de que ya yo no soy don Quijote de la Mancha, sino Alonso Quijano, a quien mis costumbres me dieron renombre de "bueno". Ya soy enemigo de Amadís de Gaula y de toda la infinita caterva de su linaje; ya me son odiosas todas las historias profanas de la andante caballería...". Al oir ésto pensaron que "...alguna nueva locura le había tomado." Sansón le dice "--¿Ahora...que tenemos nueva que está desencantada la señora Dulcinea, sale vuestra merced con eso? ¿Y ahora que estamos tan a pique de ser pastores, para pasar cantando la vida, como unos príncipes, quiere vuesa merced hacerse ermitaño? Calle, por su vida, vuelva en sí y déjese de cuentos."
Quijo contesta "--Los de hasta aquí que han sido verdaderos en mi daño, los ha de volver mi muerte en mi provecho". Siente que se va muriendo y les pide que se dejen de burlas y le lleven un confesor y un escribano para dejar su testamento. Se miran unos a otros incrédulos "...y aunque en duda, le quisieron creer; y una de las señales por donde conjeturaron se moría fue el haber vuelto con tanta facilidad de loco a cuerdo."
Sansón vuelve con el escribano y Sancho "...el cual Sancho, que ya sabía por nuevas del bachiller en qué estado estaba su señor...comenzó a hacer pucheros y a derramar lágrimas." Sale el cura, despues de haberle confesado, y les dice que "...verdaderamente se muere y verdaderamente está cuerdo Alonso Quijano el Bueno; bien podemos entrar para que haga su testamento."
"Estas nuevas dieron un terrible empujón a los ojos preñados de ama, sobrina y de Sancho Panza, su buen escudero de tal manera, que los hizo reventar las lágrimas de los ojos y mil profundos suspiros del pecho....". Le querían mucho porque "...en tanto que don Quijote fue Alonso Quijano el Bueno a secas, y en tanto que fue don Quijote de la Mancha, fue siempre de apacible condición y de agradable trato...".
Entra el escribano y Quijo redacta su testamento. Primero le deja a Sancho "...a quien en mi locura hice mi escudero..." que se quede con el dinero que ya tiene "...que porque ha habido entre él y mí ciertas cuentas, y dares y tomares, quiero que no se le haga cargo de ellos ni se le pida cuenta alguna..." y si le sobra que se quede con el restante "...que será bien poco, y buen provecho le haga..." Si estando loco le pudo dar una ínsula, ahora que está cuerdo le daría un reino "...porque la sencillez de su condición y fidelidad de su trato lo merece." Le pide perdón a Sancho "...porque te he dado de parecer loco como yo, haciéndote caer en el error en que yo he caído de que hubo y hay caballeros andantes en el mundo."
Aquí Sancho (y yo...) se deshace en lágrimas. Le pide que no se muera "...porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin más ni más, sin que nadie le mate ni otras manos le acaben que las de la melancolía." Le dice que se levante de la cama y "...vámonos al campo vestidos de pastores, como tenemos concertado: quizá tras de alguna mata hallaremos a la señora doña Dulcinea desencantada... Si es que se muere de pesar de verse vencido, écheme a mí la culpa, diciendo que por haber yo cinchado mal a Rocinante le derribaron; cuanto más que vuestra merced habrá visto en sus libros de caballerías ser cosa ordinaria derribarse unos caballeros a otros y el que es vencido hoy ser vencedor mañana." (Perdonad, pero a ver si las lágrimas me permiten seguir...)
Quijo dice "...vámonos poco a poco, pues ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño. Yo fui loco y ya soy cuerdo... prosiga adelante el señor escribano. Sigue con el testamento, "...mando toda mi hacienda, a puerta cerrada, a Antonia Quijana, mi sobrina... pagar el salario que debo del tiempo que mi ama me ha servido, y más veinte ducados para un vestido". Deja como albaceas al cura y a Sansón. Advierte a su sobrina que si se casa lo haga con un hombre "...de quien primero se haya hecho información que no sabe qué cosas sean libros de caballerías...". En el caso de que lo sepa y aún insista en casarse "...pierda todo lo que he mandado, lo cual puedan mis albaceas distribuir en obras pías de su voluntad".
Hay otra arremetida contra el Avellaneda. Pide a sus albaceas "...que si la buena suerte les trujere a conocer al autor que dicen que compuso una historia que anda por ahí...de mi parte le pidan cuan encarecidamente ser pueda, perdone la ocasión que sin yo pensarlo le dí de haber escrito tantos y tan grandes disparates como en ella se escribe, porque parto de esta vida con escrúpulo de haberle dado motivo para escribirlos." "Cerró con esto el testamento...". Se desmayó y "...se tendió de largo a largo en la cama". Se alborotaron todos pensando que ya se había ido, pero no, aún duró varios días más. "...la casa alborotada, pero, con todo, comía la sobrina, brindaba el ama y se regocijaba Sancho Panza, que esto del heredar algo borra o templa en el heredero la memoria de la pena que es razón que deje el muerto." (Que incisivo era Cervantes...)
"En fin, llegó el último de don Quijote...". El escribano se sorprende que en ningun libro de caballerías, un caballero andante "...hubiese muerto en su lecho tan sosegadamente y tan cristiano como don Quijote; el cual, entre compasiones y lágrimas de los que allí se hallaron, dio su espíritu, quiero decir que se murió". (¿Toque de humor...?). El cura pide al escribano que diese testimonio de su muerte natural "...y que el tal testimonio pedía para quitar la ocasión de que algún otro autor que Cide Hamete Benengelí le resucitase falsamente y hiciese inacabables historias de sus hazañas."
Cide Hamete Benengelí no quiso especificar el lugar de su aldea "...por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero."
Sansón Carrasco le hace un nuevo epitafio (se dice "nuevo" para diferenciarse de los que aparecen al final de la primera parte) y Cide Hamete Benengelí cuelga su pluma en una "espetera ...adonde vivirás luengos siglos, si presuntuosos y malandrines historiadores no te descuelgan para profanarte... Para mí sola nació don Quijote, y yo para él: el supo obrar y yo escribir, solos los dos somos para en uno, a despecho y pesar del escritor fingido y tordesillesco que se atrevió o se ha de atrever a escribir con pluma de avestruz grosera y mal deliñada las hazañas de mi valeroso caballero...que deje reposar en la sepultura los cansados y ya podridos huesos de don Quijote, y no le quiera llevar, contra todos los fueros de la muerte, a Castilla la Vieja...". (Otra puya al Avellaneda no podía faltar... y ¡excelso, sublime! este monólogo de la pluma)
Termina diciendo que ha sido su deseo "...poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías, que por las de mi verdadero don Quijote van ya tropezando y han de caer del todo sin duda alguna". Vale.
THE END
GRACIAS A NUESTRO QUERIDO PROFESOR, PEDRO OJEDA ESCUDERO, POR HABER TENIDO ESTA MARAVILLOSA INICIATIVA Y A TODOS LOS COMPAÑEROS QUE HAN SEGUIDO ESTA AVENTURA. ESPECIALMENTE QUIERO DESTACAR A TRES POR SU ORIGINALIDAD: KETY por su maravilloso Quijote en verso; ABEJITA, por introducir a sus fantásticos personajes secundarios y ELE BERGÓN por haberle dado vida a Sanchico, el gran olvidado.
Verdaderamente no es una obra con final feliz...es un final meditado, que cierra la composición para que nadie la continúe... En otro orden de las cosas... Bien acaba lo que bien comenzó... Dos años y medio acudiendo casi puntuales la cita...bonito ¿no??... Besos
ResponderEliminarGrandioso final el de Cervantes. Es un final extraordinario, pensado, para que no haya mas Avellanedas.
ResponderEliminarEso si: es un final profundamente emotivo, que nos emociona a todos los que hemos seugido -y querido- al Quijote.
Besos, amiga Merche.
jaj y cómo estáis vosotros después de tan Magna Obra? Un poco como vacíos, no? Que curioso que ahora que recupera el sentido todos quieran hablarle de encantamientos y Dulcineas... Pobre Quijo, con esa familiaridad que tú le llamabas, que ya será así para siempre para mí, jaja.
ResponderEliminarY ahora qué? Cien años de soledad?
Bezos.
Mi querida Doña Merche,
ResponderEliminarComo diría mi sabio abuelo: - ¡hale hijo, ya eres experto en otra tontería que no te servirá en la vida para nada!
Y al contrario del claro beneficio que le reportará a profesores de literatura española, en mi caso ya me rechazó en matrimonio una descendiente de las Antonias Quijanas, por tener lleno el nido de pájaros y haber sabido de libros de caballerías y recontra-caballerías.
Besos mi Señora,
Suyo, Z+-----
Me quedo con la naturalidad con que Cervantes narra el trance de la muerte de DQ, necesaria para que la novela pueda terminar sin peligro de nuevos añadidos.
ResponderEliminarYa no hay duda: Cervantes nació para contar su historia; nosotros, sus lectores, para disfrutarla y explicarla en la red de araña de las ondas que llegan a los aparatos conectados.
Un abrazo
Cervantes nos ha hecho herederos de su obra, somos una continuación de sus personajes unidos por la lectura colectiva.
ResponderEliminarUn abrazo
TUCCI, ha sido emocionante... Besotes, M.
ResponderEliminarCORNELIVS, Es que Quijo ya era de la familia... Besotes, M.
THIAGO ¡No me hables! Estoy deshecha... Lo de "Cien años de soledad" lo hemos barajado y no sería mala idea diseccionarla. La leí casi hace "cien" años y sería estupendo volver a refrescar la memoria. Aunque a mi me gustaría retomar los clásicos españoles ya que soy muy ignorante en el tema... Me alegro de que te hayas agenciado a mi Quijo... Besotes querido Thiago y gracias por seguirnos en esta segunda parte. Muchos besotes, M.
SEÑOR DE LA VEGA, ¡Qué sabio su abuelo! Pues qué pena lo de la descendiente de Antonia Quijana. La pobre no sabe lo que se perdió... Vuesa merced siga así, con su nido lleno de pájaros, de fantasía y de poesía, si no ¿se imagina lo aburrida que sería la vida? A sus pies, M.
PANCHO, sí, aunque triste el final está muy conseguido. No podía ser de otra manera y además tenía que "matar" al Avellaneda de los collons... Besotes, M.
PACO CUESTA, efectiviwonder. Yo me pido ser SANCHO. Besotes, M.
Como todo the end, quedás como desvalido, triste, pues la historia terminó (al menos esa es la sensación que me queda a mí cuando termino un libro). Estos maravillosos personajes que nos acompañaron durante meses, con sus tribulaciones, alegrías y sufrimientos, se van de nuestras vidas pero nunca de nuestro corazón.
ResponderEliminarSiempre te agradeceré que los hayas compartido con todos nosotros.
Muchas gracias por tu visita, Espero que pases un finde increíble, te dejo un montón de besotes, mi querida Merche y hasta el lunes!
Querida Merche: ha sido un placer contar contigo. Como ves, no sólo has sobrevivido sino que te veo más viva que nunca.
ResponderEliminarTe pido un esfuerzo más: una entrada a lo largo de la semana en la que valores tu experiencia en esta locura.
Seguiré algunas semanas más con mis entradas quijotescas... hasta la comida.
Besos.
¡CÓMO QUE YA TE PUEDES MORIR TRANQUILA! ¡NI SE TE OCURRA!
ResponderEliminarTodavía te quedan muchos años.
A mi sorprendentemente no se me han saltado las lágrimas. Debe ser que ya no me quedaban.
Bien sabes que esto no se acaba, la obra si, pero todo lo que ha surgido alrededor de ella permanecerá dentro de nosotros.
Besos, querida MERCHE.
STANLEY, sí esos "the end" son tristes pero, como dices, los personajes siempre quedarán en nuestros corazones. Gracias a ti por haber seguido la lectura. Muchos besotes, M.
ResponderEliminarPEDRO, gracias a ti de nuevo. Vale, el viernes haré mis deberes y escribiré lo que me ha parecido la epopeya... Besotes, M.
ASUN, estoy de broma, mujer... Me moriré cuando me toque y ¡yo que sé cuando será! pero sí que estoy contenta de haber llegado al final de nuestro Quijo. Besotes, M.
Yo tuve una profesora de literatura cuando cursaba sexto de bachillerato (estoy hablando de los años setenta) que nos decía que había en esta vida pocas cosas que la hacían llorar, y que una de ellas era la muerte del Quijote. No podía leer este capítulo sin que se le saltaran las lágrimas. A mí me pasa algo parecido.
ResponderEliminarUn beso.
¡¡Increible, MERCHE, sobreviste a la lectura!! Enhorabuena y hasta los 120...(Bueno, acá se dice así aunque a mí me parece una exageración).
ResponderEliminarY ahora, después de llorarnos todo con este final, a celebrar todos juntos esta gran experiencia.
Besotes
MIGUEL, no me extraña que tu profesora llorase porque este capítulo es muy emotivo, no solo por la muerte de nuestro héroe sino por el final de la saga. Besotes, M.
ResponderEliminarMYRIAM ¿Llegar a los 120? No, gracias, ja...ja... Nos vemos pronto a ver si el profe nos dice dónde... Besotes, M.
GRACIAS MIS QUERIDOS
Muchas gracias, Merche, por tus palabras. Misión cumplida, tras dos años de aventura a vuestro lado. Ahora, como yo he hecho en otras ocasiones, tras el "vale"...voy otra vez al lugar de la Mancha cuyo nombre...Siempre es un libro nuevo, siempre hay cosas por descubrir. El ciclo se repite.
ResponderEliminarLa pluma de Cervantes quedará colgada en la espetera, nadie lo va a resucitar, ha muerto tras una calentura de seis días. Pero el auténtico don Quijote es inmortal vive para siempre. Ahí lo tenemos.
Un abrazo, Merche, nos vemos.
ABEJITA, de nada. Tus aportaciones han sido geniales y te aconsejo que al igual que KETY con su Quijote en verso, deberías tu tambien publicar tu Quijote con los personajes secundarios... Muchos besotes y hasta pronto, M.
ResponderEliminarHa sido estupendo hacer juntos esta lectura. Yo empecé por el cap. 1.20 más o menos (lo buscaré que no estoy seguro). Siempre me fascinó El Quijote hasta que dí con vosotros comandados por el superprofe Pedro Ojeda.
ResponderEliminarTampoco estaría mal un libro titulado "El Quijote visto por una jubilata" por Merche Pallarés jajaja
No te hagas muchas ilusiones para cuando nos veamos, que en persona soy muy simple (como decía don Quijote a Sancho)y sosón.
Besos Merche
ANTONIO AGUILERA, de "sosón" nada, monada. No te creo. Besotes, M.
ResponderEliminarMerche ¿dónde vas a las 6 de la mañana?? Los pajarillos no cantan todavía...
ResponderEliminarBeso fresquito de madrugá
ANTONIO AGUILERA ¡Uy! a veces escribo a las cuatro... Es que me despierto MUY temprano pero, como las gallinas, me acuesto cuando se pone el sol...(casi). Besotes de nuevo, M.
ResponderEliminarMerche, el otro día ya leí esto:
ResponderEliminar"¡HE SOBREVIVIDO A LA LECTURA DEL QUIJOTE! Ya me puedo morir tranquila..."
y me reí mucho, too much, como dirías tú.
Ha sido una gran aventura.
Besitos
BIPO, es que tenía mis dudas... Y, sí, ha sido una gran aventura y un placer compartir lectura con todos. Muchos besotes, M.
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