Lectura colectiva de las Leyendas y Rimas de Gustavo Adolfo Bécquer en el blog "La Acequia" de PEDRO OJEDA ESCUDERO (sin traducción al inglés).
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Joint reading of Gustavo Adolfo Bécquer's Legends and Poems (Spanish Romantic poet from the Nineteenth Century) in PEDRO OJEDA ESCUDERO'S blog "La acequia" (without an English translation).
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No sé por dónde empezar a comentar este libro, por lo tanto empezaré por la "Introducción" que es, por ahora, lo que más me ha gustado.
El pobre Bécquer nació estrellado. Sus padres fallecieron siendo nuestro poeta un niño, el colegio donde estudió "San Telmo" fue clausurado. Se educó con unas tías pero fue en casa de su madrina donde descubrió a los grandes poetas de la época: Lord Byron, Espronceda, Victor Hugo, leyó las novelas de Chateaubriand, Balzac y los cuentos de Hoffmann. Empezó entonces a hacer sus pinitos poéticos pero ya no quedan rastro de ellos porque los quemó directamente. Su tío Joaquín le enseñó dibujo y pintura "artes en que Gustavo Adolfo demostró gran destreza hasta el fin de sus días" pero su pasión era la poesía y soñaba con ir a Madrid y triunfar.
Se fue a Madrid con dieciocho años "el poeta llegó a la capital en el otoño de 1854, con una maleta llena de versos y treinta duros en el bolsillo". Pensó que podía vivir de su arte. Craso error. "El triunfo se retrasó más de lo esperado, así que Bécquer hubo de pasar varios años de estrecheces en modestas casas de huéspedes y recurrir a la caridad de sus amigos para no morirse de hambre". Trató de sobrevivir "traduciendo libros, redactando artículos, adaptando para el teatro novelas de éxito o escribiendo libretos de óperas y zarzuelas...". Todo con seudónimo. Un amigo le consiguió un trabajo como funcionario en un ministerio pero le despidieron porque se pasaba el tiempo dibujando. Siguió escribiendo poesías de inspiración neoclásica y dirigió "un ambicioso proyecto editorial: la "Historia de los Templos de España" que empezó a publicarse en fascículos en 1857. La alegría duró poco porque la editorial que financiaba el proyecto, quebró.
"Las privaciones y el intenso trabajo acabaron por dañar la salud de Bécquer, enfermo además de un mal común entre quienes frecuentaban los prostíbulos: la sífilis." Menos mal que tuvo buenos amigos que le ayudaron. En un paseo se enamoró, pla-tó-ni-ca-men-te, de Julia Espín joven soprano hija de un compositor a quién se cree dedicó algunos de sus poemas aunque fueron varias mujeres "unas reales y otras soñadas" las que inspiraron sus famosas rimas. Él mismo dijo: "mis afectos se reparten entre fantasmas de la imaginación y personajes reales".
Gracias a un amigo empezó a trabajar como redactor en "El Contemporáneo" periódico conservador. Ésto "le procuró cierta tranquilidad económica durante un tiempo". En el periódico escribió de todo aunque no se sabe exactamente qué pues no firmaba los artículos. Sí logró publicar sus cuatro "Cartas literarias a una mujer" definiendo la poesía de manera coloquial como estaba de moda en aquella época. "Tres años más tarde, se recluyó en el monasterio de Veruela por motivos de salud y desde allí envió a "El Contemporáneo" sus ocho "Cartas desde mi celda". También logró publicar la mayoría de sus Leyendas. Vivió austeramente "sin deseos ni ambiciones, "con esa facilidad de la planta que tiene a la mañana su gota de rocío y su rayo de sol".
"A finales de 1860 el poeta conoció a Casta Esteban, la hija del médico que le atendía en sus crisis". Se casó con ella pero no fue feliz porque ella distaba mucho de su ideal femenino. Le dedicó solo un poema en toda su vida. "Se dice que era una mujer fría y caprichosa y que se quejaba a menudo de que en su casa había mucha poesía y poco cocido." Mismo así tuvieron tres hijos (aunque el último no se cree fuera de Bécquer pues Casta tuvo amoríos adúlteros, haciendo deshonor a su nombre). Acabaron separándose en 1869.
"En los años de su matrimonio, Bécquer consolidó su amistad con Luis González Bravo" (ejem..., ejem...). El fundador de "El Contemporáneo" convertido en ministro de la Gobernación protegiendo a Bécquer y otorgándole trabajo como censor, lo cual hizo que pudiera vivir holgadamente durante algunos años hasta que volvieron las tornas y la revolución liberal, conocida como "La Gloriosa" "derrocó a Isabel II y desterró del poder a González Bravo. Bécquer demostró entonces su gratitud y lealtad al político al acompañarlo hasta su exilio en el sur de Francia" (ejem..., ejem...). "A su regreso a Madrid, no tuvo más remedio que dimitir de su cargo de censor, lo que le condenaría otra vez a las penurias de sus antiguos años de bohemia."
Temiendo represalias de los enemigos de González Bravo, abandona Madrid; se va a Toledo con sus hijos y su querido hermano, Valeriano. Su salud se resiente. Su hermano fallece y Bécquer, destrozado, vuelve con Casta ya que no podía hacerse cargo de sus hijos. Fallece el 22 de diciembre 1870 a los treinta y cuatro años. "En su muerte, volvieron a socorrerlo sus amigos, quienes le mostraron su afecto con dos gestos finales: pagaron su funeral y decidieron hacer una colecta para editar sus obras completas, cuyo fulgurante éxito no ha dejado de aumentar con el paso de los años".
¡Pobre Bécquer! al igual que tantos genios que vivieron y murieron en la más miserable de las penurias y luego los demás se han forrado a su costa: mi querido, admirado y venerado Cervan(tes), Van Gogh, Modigliani, Gauguin, Machado, Hernández, etcétera, etcétera. Por lo menos, su recuerdo sigue vivo y sus nombres están escritos en oro en la HISTORIA y en... Wikipedia.
La semana que viene, más.
27 comentarios:
Buenos días,
Me hizo gracia leer que en sus épocas de bonanza económica, cuando era protegido de González Bravo, se pudo permitir que le fotografiaran.
Totalmente anecdótico pero me resultó curioso. Cómo han cambiado las cosas.
A más de un funcionario deberían de despedir hoy en día por no rendir en su trabajo. Que conste que también los hay bien eficientes y que trabajan como los que más, pero otros... no sé si se pasarán el tiempo dibujando o tocándose las narices (por no decir otra cosa).
¿Por qué será que la gran mayoría de artistas pasan semejantes peripecias para que su obra sea reconocida y en el momento en que mueren todo son elogios?
En fin, triste vida la del artista.
Besos
Creo que no ha debido ser tarea fácil reconstruir la vida de un personaje bohemio que pasó prácticamente desconocido para su época.
Empiezas el comentario al revés que GAB que comienza su Rimas sabiendo: "Yo sé ..."
Opino que detrás de estos versos tan cuidados y perfectos hay mucho trabajo.
Un abrazo.
Esto está fantastico, Merche... me ha encantado!
Y en cuanto a lo que dice Asun de los funcionarios...pues mira, yo pienso muy parecido, ¡si señora!
Besos...!
no tiene desperdicio tu biografía de Bécquer, mira, que me digo yo que podían contratarte para las biografías de personajes que están haciendo ahora y que tanta polvareda levantan, ¿no te has ebnterado?... pues si leyeran este post y vieran tu talento te contrataban... porque la primera frase ya es mortal de necesidad y no te cuento de esos ejem, ejem, que yo mujer inocente donde las haya, no sé qué pensar... ejem, ejem.
¡que vida tan azarosa tuvo y eso que murió joven!
cuando estuve por Zaragoza fuimos a visitar el Monasteria de Veruela.
biquiños,
Aunque es cierto que Bécquer pasó vicisitudes como las que describes, no te creas todo: muchas de ellas se debieron al fracaso de algunas de sus empresas, no tanto al desafecto de los lectores o de la sociedad.
Sin embargo, tal y como dices, la vida de Bécquer es muy interesante tanto del punto de vista biográfico como desde el psicológico.
Besos.
oh, así que Becquer era marica? jajajaja, manda carallo, y a mí que me gustaba tanto!
De sus leyendas me quedo con la del monte de las ánimas, que cuando la leí por primera vez estaría yo en sexto de EGB o así y desde entonces me dejó fascinado.
Aunque yo siempre he sido muy de la literatura romanticista, porque una de mis autoras favoritas es, sin duda, Rosalía de Castro, que además es, a mi entender, probablemente la mejor poetisa que yo jamás haya leído (aunque tampoco soy de leer mucho poesía, para qué engañarnos, me parece un poco chufla hacer poemas).
En fín, Merche, que iré viendo cuál de las leyendas es tu favorita. Biquiños galaicos!
Sí, curioso, que solo entonces "pudiera fotografiarse con levita y sombrero de copa". Supongo que antes la fotografía le estaría vetada debido a su vida andrajosa. Besotes, M.
ASUN, sí, a muchos se les debería de poder despedir pero creo que es cosa harto difícil, porque, justamente, son "funcionarios". Tienen trabajo de por vida. Parece que en los años de Bécquer no era así. Besotes, M.
PANCHO, es que él sí sabía, yo no. Mucho trabajo y MUCHA inspiración y talento. Besotes, M.
CORNELIVS, ¡Gracias! Besotes, M.
ALDABRIÑA, ay, hija, si soy un cero a la izquierda. Cuando me pongo a escribir no sé ¡ni de lo que estoy diciendo! Me digo: ¡Hala, que salga lo que salga, punto pelota! Pero gracias por tus piropos, queridiña. Se agradecen. Por cierto, ¿pusiste fotos de ese Monasterio de Veruela en tu post? Tendré que volver a verlo. Besotes, M.
PEDRO, no, si no me creo ni la mitad de lo que leo... Pero, sí que gracias a los dioses, parece ser que tuvo muy buenos amigos que le ayudaron en momentos puntuales y críticos. Amigos que, por supuesto, creyeron en él y en su talento. A veces eso vale más que toda la fama póstuma. Besotes, M.
EUPHORBITA, la primera contestación es la tuya aunque se me olvidó poner tu nombre... Mil perdones, M.
Z, tu comentario ha entrado después de mis contestaciones. Pues sí, tengo el 99% de convicción de que Bécquer era homosexual. Y, ¿por qué no? A mucha honra.
Rosalía de Castro es, y estoy de acuerdo contigo, una poetisa maravillosa. Sus palabras emanan la esencia galaíca: la saudade, la dulzura, la sensibilidad, la pasión, todo envuelto en la neblina lluviosa de negras sombras de tu preciosa tierra. Besotes, M.
Buenos días, Merche Pallarés:
Qué estupenda entrada. Cómo me gusta leer comentarios, por lo mucho que aportan. Qué bien ha enlazado pancho, el ‘No sé...’ tuyo con el ‘Yo sé...’ becqueriano.
Cuánto tiempo, trabajo y pensamiento, sabemos que hay detrás de un escrito; y cuando el que lo realiza es un poeta de la talla de Gustavo Adolfo Bécquer, qué tesoro nos encontramos para poderlo disfrutar en la lectura.
Un abrazo
P.D.: Siempre me hacen gracia tus ejem, ejem,...insinuados o plasmados directamente en letras, como los de hoy. Pero Gustavo Adolfo Bécquer, de homosexual, creo que:
NADA, RES DE RES, NOTHING, RIEN DE RIEN, NIENTE, NICHTS,...lo que prefieras.
¡Cuándos hay que han triunfado después de muertos!
Ay, mi GELU, sigues siendo una romántica empedernida que no quiere ¡ni imaginar! que su gran héroe adolescente fuera homosexual. Pues, sí, querida, siento defraudarte pero de lo que yo tengo leído hasta ahora (nunca lo estudié de joven, o sea que no estoy cegada por sus rimas románticas juveniles) me parece totalmente homosexual reprimido, comme il faut, de la época. Además esa sensibilidad poética que derrama en sus rimas solo lo podría hacer un gay. Si lo comparas con Machado o Hernández, reconocidos heteros, nada que ver. Sin embargo sí que se acerca más a Lorca o Cernuda, por ejemplo. Muchos besotes, M.
AMELCHE, demasiados... Besotes, M.
Igual que yo, cari, que seguramente triunfaré ya después de muerto, jaja
Lo que me extraña es que lo echaran de funcionario por dibujar, pues por la fama que tienen de funcionario no echan a nadie haga lo que haga (o lo que no-haga, jaj).
Bezos.
Buenas noches, Merche Pallarés:
Por supuesto que no tengo nada en contra de la homosexualidad.
Sería terrible pensarlo, siquiera. Que cada cual disfrute de su sexualidad como le permita su salud si es a uno, o su pareja, si es a dos, o como sea siempre con consentimiento.
He mirado por encima todas las Rimas y podría hacerte una enumeración de la persona MUJER, real o idea, a la que van dedicadas, pero es que son casi todas, y sería muy larga.
Realmente no tendría mayor importancia, quien fuese la musa o muso.
¡Qué preciosa obra la de nuestro romántico!.
Un abrazo.
P.D.: No veo tu e-mail por ningún lado en tu blog. Pasámelo a mi dirección que viene en el mío.
THIAGO, tu triunfarás en vida, cariñín. Como le digo a ASUN parece ser que en la época de Bécquer se podía despedir a los funcionarios ¿qué mala pata para él, no? Besotes, M.
GELU, claro que dedicaba sus rimas a la "mujer" aunque leyendo entre líneas también podían ser a un efebo, pero creo que su verdadera musa era la "poesía" y a ella dedicó la mayor parte de su obra.
Tengo mi e-mail en mi perfil pero, bueno, intentaré entrar en el tuyo. Besotes, M.
GELU, he ido a tu perfil y no veo que tengas tu e-mail. Verás que en el mio, sí lo tengo (debajo del avatar). Será más fácil que tú me contactes. Besotes de nuevo, M.
Merche, Yo diría que estos artistas -excepto Miguel Hernandez-se han criado rodeados de arte y cultura, y eso ya es una ventaja. Eso no quita que tuviera "penurias".
Genial tu introducción.
Un abrazo
Bién. Lo primero conocer al hombre
KETY ¡Qué alegría y honor recibir un comentario tuyo! Gracias, querida. Hernández es un caso muy especial y sui generis, sin duda alguna. ¡Qué genio el de ese hombre! Pero, sí es verdad, que si has crecido en un ambiente culto es más fácil a la par que una gran ventaja. Muchos besotes, M.
PACO, gracias. Sí primero conocer al hombre. Besotes, M.
GRACIAS MIS QUERIDOS
Me llama la atención lo desastre que era Bécquer para sus manuscritos. Los deja en el despacho del ministro protector y no tiene copia alguna. Luego se tiene que dedicar a escribir lo que recuerda, en el de los gorriones.
¿Te imaginas que Blogger te borrara el blog y tuvieras que volverlo a escribir, de memoria?
Escribirías otro distinto, seguro. Lo mismo que me pasaría a mí.
Si os gusta el tema de los funcionarios despedidos, leed "Miau", la novela de Galdós. En aquella época cuando cambiaba el gobierno, los funcionarios del saliente se iban a la calle.
Con todo mi cariño, una pregunta:
¿Qué os hemos hecho los humildes funcionarios?
Besos mil
ABEJITA, parece ser que Bécquer, en ese aspecto de dejar sus manuscritos por todas partes, era muy despistado, por otro lado un rasgo muy de artista. Muchos son muy dejados. Tampoco ayudaría la morfina que seguro tomaba para sus dolencias...
Sobre los funcionarios, hay funcionarios y funcionarios, querida. Tú eres de los diligentes y trabajadores. Muchos besotes, M.
Merche, vengo a trarte un par de besos. Siento no poder acompañaros en la lectura de Becquer.
Dije, DOS, besotes
ANTONIO AGUILERA, gracias por aparecer, querido. Muchos besotes, M.
Muy interesante entrada, Bécquer vivió intensamente con triunfos y derrotas y murió joven de sífilis; desde luego parece —en ciertos momentos— un personaje más de la obra de Murguer.
DELGADO, gracias por su visita. ¿Murguer? ¿Quién es? Saludos, M.
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