"El restaurante estaba muy bien situado, en una calle próxima a la Avenue George V. El propietario era un catalán de unos cuarenta años y ojos saltones, muy grande y muy chato. Vivía en París desde hacia unos meses y recibía dinero de Barcelona para comprar armas y material de guerra para la zona roja. Se sospechaba que parte del dinero destinado a los fusiles y cañones se estaba empleando en la compra de mobiliario, vajilla, cristalería, mantelerías, baterías de cocina, etc., todo ello muy poco apropiado para fines bélicos.
En torno al catalán, revoloteaban varios moscones. Aparte de los Larrabeiti, dueños en Madrid de un acreditado restaurante, (nota mia: trataré de enterarme cual era a través de mis parientes de Beraun. He llamado hoy pero todas las hermanas estaban en el Via Crucis... Lo intentaré mañana.) los cuales, además de la experiencia en el negocio, aportaban su cocinero, iban apareciendo secretarios y personajillos que venían a ver lo que se podía pescar. Entre ellos, la más viva fue una señora muy elegante y distinguida, mezcla de catalana y portorriqueña, a quien llamaban madame Poblet. Esta atractiva señora, que además de elegante era guapa, tenía dos hijas gemelas, cuyo padre, según madame Poblet, estaba en Canadá retenido por sus importantísimos negocios.
La señora Poblet captó fácilmente las voluntades del catalán y del eibarrés, quienes le confiaron todas las compras para la instalación del restaurante. Estas compras se realizaron sin control de ninguna clase, y así la señora Poblet, que no contaba en absoluto con las hipotéticas ganancias de su hipotético marido, pudo asegurar para un par de años el alquiler de su piso en París y la subsistencia de ella y de sus dos hijas.
Las obras estaban ya prácticamente terminadas, pero antes de empezar a colocar el mobiliario, las cortinas y demás, en el restaurante y en el bar, era preciso ocuparse de la limpieza del suelo que había quedado lleno de placas de yeso y de manchas de pintura. Para esta limpieza, les habían recomendado a un refugiado ruso de la época del zar, que vivía en Francia desde 1917. Pensaron que se trataría del patrón de algún equipo de limpieza, que haría su trabajo valiéndose de máquinas modernas. Pero no fue así..."
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The restaurant was in an excellent location close to the George V Avenue. The owner, a forty-year old catalán (from Catalonya - Barcelona, Costa Brava area) was a heavy tall man, pop-eyed and flat-nosed. He had been living in Paris for a few months receiving money from Barcelona to buy weapons and military paraphernalia for the "red" (Republican) faction. It was suspected that part of that money was used to buy the furniture, cutlery, tablecloths, glasses, pots and pans, instead of the guns and cannons...
Around the Larrabeitis, who had had a very successful restaurant in Madrid, had brought their own chef and had great experience in the business, as well as around the Catalán, many people swirled around them in order to find what they could get. The most successful was a very attractive lady, half-Catalán-half-Puertorican, known as Madame Poblet. This very elegant and beautiful woman who had twin daughters, said that her husband was retained in Canada due to his many work responsibilities.
This lady managed to seduce both the Larrabeitis and the Catalán. She ended up buying all the necessary utilities of the restaurant without any control whatsoever. This way she managed to have her rent secured for two years for her daughters and herself.
The restaurant was nearly finished but it needed a good scrubbing to get the plaster and the paint off the floor. To do this, they had been recommended that they use the services of an exiled Russian Tzarist who had been living in Paris since 1917. They thought that he was the head of a cleaning company or that he used the latest cleaning machinery but that was not the case...
Vaya con el catalán.
ResponderEliminarTonto y poco de fíar.
Mira, rima y todo.
Besos.
No me quiero imaginar lo que va a hacer el ruso . . .Continuemos, Merche, continuemos!!!
ResponderEliminarBESOTES
¡Ay como quedan mis paisanos de adopción!....;-)
ResponderEliminarY eso que no mencionas a un tal Cambó, pero era del otro bando...
Passionnée par ton récit, ma chérie... La suite...
Le Russe comme tous les chauffeurs de taxi de l'époque, un noble de la cour du Tsar... Oui?
En attendant, mille bisous!
¡Lo has vuelto a hacer! Nos has dejado con ganas de más...
ResponderEliminarBesos.
TORO, pues mira no creo que fuera tonto... Besotes, M.
ResponderEliminarSTANLEY ¡no seas tan imaginativo! No pasa nada del otro mundo (ya lo he escrito hoy para no teneros en tensión, esperando...) Besotes, M.
SELMITA éste no era taxista pero seguro que era algún noble zarista. (rima y todo, como dice mi querido TORO...). Besotes, M.
PEDRO continuo hoy para no haceros sufrir... Besotes, M.
jaja voy a leer la segunda parte ahora mismo a ver si era Rasputín, jajaja
ResponderEliminarCari, mami, perdona mi ausencia de esta semana pero no tenia tiempo para pasrme por los blogs, aunque posteaba, que ya sabes que yo muerto antes de no poner un post, jajaja
Bezos
Es difícil cuadrar esta historia paralela a la guerra civil española...
ResponderEliminarmoscones alrededor de un pastel, la picaresca no tiene nacionalidad...
¡Pero con este post sólo, se escribe una novela y el guión de una película! Aunque a mí, lo que más me ha gustado ha sido tu comentario de que habías llamado a tus familiares y estaban en el Vía Crucis, ¡ja,ja! Porque es que me imagino llamando: "Oye, ¿cómo era esta historia?, que lo voy a contar en el blog y quiero que sea verídico." Y que te digan al otro lado del teléfono que llames luego, que están en el Vía Crucis. Eso sólo es ya escena almodovariana, ¡ja,ja!
ResponderEliminarBIPO, por supuesto los moscones de cualquier nacionalidad SIEMPRE existirán. Muchos besotes, M.
ResponderEliminarAMELCHE es que mi familia de Beraun es bastante Almodovariana, es cierto... No creas que a mi tambien me chocó que las cuatro hermanas estuvieran de Via Crucis... Muchos besotes, M.