Entrevistas en el "Diario de Ibiza" - 2001 - Sin traducción al inglés.
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Interviews in the Ibiza Journal -2001 - Without an English translation.
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He querido acabar, por ahora, esta serie de entrevistas con un personaje entrañable de Formentera. El último hippy de la isla: Schoppi. Un alemán nacido en Berlín pero que vive en la pequeña Pitiusa desde 1969, que sigue con sus pelos largos rubi-canos, su pañuelo en la frente anudado atrás, y sus vestimentas originales e inconfundibles del hippismo. Es un gran artista plástico y sus esculturas coloridas se encuentran por toda la isla: peces, flamencos, una media luna en topless (con pechos)... Estoy en su casa-estudio estilo "Hansel y Gretel", pero en vez de con caramelos está decorada con sus piezas de cerámica. Tiene unos ojos azules de mirada electrocutante. Un hombre maduro que aún conserva su atractivo.
"FORMENTERA ES MI TIERRA, DE AQUÍ NO ME VOY"
¿Por qué recalaste en Formentera en 1969?
- No lo sé, la verdad. Primero llegué a Ibiza y en compañía de unos amigos decidimos venirnos aquí. Al principio pensé que era una locura porque no sabía qué era Formentera, pensaba que era una roca y nada más. Luego al pisarla me gustó mucho y decidí buscar una casa para pasar temporadas y así compaginarlo con mi trabajo en Alemania.
¿En Alemania qué haces?
- Trabajo en publicidad, haciéndo "spots" de coches de diferentes marcas. Me encargo más que nada de la iluminación.
En Formentera eres más conocido por tus esculturas, ¿cómo y cuándo empezaste con esta actividad?
- Empecé hace treinta años utilizando lo que yo llamo "cemento pobre". Lo llamo así porque en las ciudades el tratamiento de esta materia con bloques es diferente y lo mío es más una especie de arcilla. El interior de las esculturas las relleno con basura, concretamente plástico. Voy por las playas y recojo todo lo que encuentro, botes de bronceador, botellas de agua, todo me sirve.
¡Qué suerte tienen en Formentera que les mantienes las playas limpias!
- Pues sí (risas).
¿Qué cambios has notado en la isla en estos últimos treinta años?
- Todo cambia, es lógico. Aquí la gente vivía más del campo, de su propio trabajo. Ahora se vive del turismo, que da más dinero y menos trabajo. El tiempo cambia, nadie es el mismo. En todo el mundo pasa igual.
Como conocedor de la idiosincrasia alemana, ¿qué es lo que buscan tus compatriotas cuando vienen?
- El sol, las playas y la naturaleza. Los alemanes que vienen a Formentera, menos ahora que hace diez años, conocen la diferencia que existe con respecto a Ibiza y casi todos repiten. Les gusta el cambio de pasar de vivir en sus ciudades con coches, ruido, polución, etcétera, y llegar a un lugar tranquilo donde pueden ir en bici y relajarse. De todos modos la bici ya va siendo sustituida por los coches, lo cual es una lástima.
Ahora el turismo mayoritario en la isla es el italiano. ¿Qué opinión te merece?
- Me gustan porque saben disfrutar de la vida, por ejemplo les verás a todos en la playa contemplando una puesta de sol mientras que a los alemanes, no. Ahora lo de los "motorinos" es horrible, aunque es debido a que se recorren la isla palmo a palmo mientras que hay alemanes que ni siquiera conocen el faro de la Mola, el Cap de Barbaría
ni Espalmador y eso que vienen de vacaciones desde hace ¡treinta años!
Volviendo a tus esculturas, casi todas son de animales ¿por qué?
- Porque aquí existe un animal muy importante y que es todo un símbolo de la isla: la lagartija. También hago serpientes aunque no existan. Todos los animales que hago son exagerados, fantásticos. Los colores que uso también son muy importantes, son contrarios a los tonos que hay en Formentera, son muy llamativos y artificiales, justamente para provocar el contraste.
También has hecho figuras de payesas y payeses.
- Sí, además les doy a cada una un nombre. Por ejemplo, una es la Dama de Migjorn, otra la Dama de Illetes, porque todo el plástico que he encontrado lo he buscado en esos lugares. También está la Señora del Tanga que tiene dentro cuatro baterías de coche. Es una forma de reciclar. A mi arte le llamo "pobre" porque la arcilla es barata y el plástico lo recojo en las playas.
¿Tienen éxito tus obras?
- Pues sí, hay mucha gente que las tiene en sus jardines e incluso hay personas que se las llevan a Alemania. El peso no es problema; siempre se puede buscar la forma de transportarlas. En Alemania gusta mucho este trabajo por sus colores y la fantasía de las piezas. Además como el país es muy duro, todo es gris, no hay sol, siempre llueve, a la gente le gusta este tipo de colores llamativos.
¿Seguirás viviendo en Formentera?
- Esta es mi tierra, de aquí no me voy. Amo Formentera.