En uno de mis blogs, he leido este fascinante resumen de la historia de Palestina “Recordádnos” escrito por Anna Denise Aldis and Dex A. Eastman, Press TV. Aquí va la traducción (es un poco largo pero creo que vale la pena léerlo):
Cuando el paso del tiempo finalmente reuna a políticos de países que han apoyado ciegamente a Israel con su silencio en un tribunal para ser juzgados, mirarán a los ojos de delegaciones de todo el mundo solo para ver los mismos ojos mirándoles de vuelta. Recordádnos, porque quizá nosotros no estemos presentes.
Existen razones.
Existió un tiempo en que fuimos libres para vagar por las tierras de nuestros padres, de sentir alegría o de llorar en momentos de desesperación. Nuestro reino abarcaba desde el mar Mediterráneo hasta el rio Jordán. Pero, ¿cómo ibamos a sospechar lo que intentaban hacer con nuestro país?
Provocaron guerras y cometieron el peor de los pecados contra el pueblo judio, pero cuando llegó el momento de la compensación, endosaron el peso de sus fechorías sobre nuestros hombros. Una nación prometió solemnemente a una segunda nación, el país de una tercera nación.
Todo el mundo opinaba, el entonces presidente de Estados Unidos, Thomas Woodrow Wilson, el líder del movimiento sionista y hasta representantes del anglo-judaismo opuestos al sionismo. No fue necesario averiguar la opinión de la población árabe. Se sentaron en mesas redondas, firmaron tratados, mandaron los textos a otros países para su aprobación pero NADIE nos consultó. Recordádnos, los nativos de la milenaria tierra de Caná, se llamaba Palestina.
Protestamos, firmamos manifiestos, tuvimos asambleas, pero no sirvió de nada. El proceso de invalidación ya había comenzado. Estaba decidido establecer un estado judio al 100% para los judios de occidente que habían sufrido anti-semitismo en Europa. Ni siquiera se nos preguntó si eramos responsables de la propaganda anti-judia en Alemania. Recordádnos, cuando buscamos vuestra ayuda al ser amenazados de aniquilación.
¿Por qué hemos sido nosotros las víctimas mayoritarias durante décadas de los horribles masacres de los judios perpretados por los alemanes, rumanos y húngaros?
Unidos bajo el eslogan sionista “Una tierra para un pueblo sin tierra” ciertos poderes abrieron las presas diciéndo a los judios que nuestra tierra era una tierra sin gente y debía pertenecer a un pueblo sin tierra.
Ayudaron en 1948 a crear Israel basado en el “Judenstaat” que ya había sido previsto en 1896 por el fundador del sionismo político, Theodor Herzl.
Entonces la riada nos dio de lleno. Ya no eramos bienvenidos en nuestras propias casas, en nuestros pueblos, aldeas o nuestras tierras. Intentaron sobornárnos para que abandonáramos las tierras de nuestros antepasados. Nos ofrecieron pagarnos todos nuestros gastos para que dejáramos Palestina y nos asentáramos en países árabes conlindantes.
Pero ¡¿cómo podíamos abandonar?! ¡¿Cómo podíamos dejar nuestras casas, nuestras tierras, las tumbas de nuestros padres y el futuro de nuestros hijos?! ¿Cómo podíamos olvidar y hacer que nuestros hijos olvidaran que teníamos raices en Palestina? Nos rebelamos.
Sabíamos que nuestra resistencia nos costaría caro pero estábamos preparados para salvar nuestras tierras de los invasores extranjeros.
Los oprimidos del holocausto se transformaron en los opresores de la población árabe de Palestina.
Recordádnos en 1948 en la aldea desarmada de Deir Yassin dónde 254 de nosotros, hombres, mujeres y niños fuimos bruscamente despertados por el sonido de bombas desgarrando los cimientos de las casas vecinas en una “visita victoriosa” y luego llevados a una cantera de piedra donde nos dispararon a sangre fria.
La Cruz Roja entendió nuestro destino cuando vieron nuestros ojos sin vida y a casi 150 de nuestros cuerpos desmembrados abandonados en un pozo.
Algunos sobrevivimos para contar la historia de esta mancha imborrable, esculpida en las páginas de la historia sionista.
“Vi a un soldado agarrando a mi hermana, Saliha al-Halabi, que estaba encinta de nueve meses. Le apuntó una metralleta en la sien, luego vació su contenido en su cuerpo. Despues se convirtió en carnicero, cogió un cuchillo desgarró su vientre para sacar al masacrado bebé con su sangrante cuchillo nazi” Halima Id, sobreviviente de éste ataque lo contó a su hermana.
Erraron al meternos miedo en nuestros corazones porque ¿qué significa "hogar" si no es para quererlo?
Recordádnos en 1953 en Qibya cuando nuestras mujeres estaban preparando la comida para sus hombres e hijos, y cerca, 600 soldados israelíes se acercaron a nuestra aldea. Oimos explosiones, gritos y artillería, pero lo último que vimos fue el colapso de nuestros tejados y la consiguiente oscuridad.
El entonces comandante de la unidad “101”, Ariel Sharon, posteriormente dijo que las órdenes de sus superiores habían sido muy claras referente a la actuación en la aldea. “Las órdenes fueron muy claras. Qibya tenía que ser un ejemplo para todos”.
Documentos originales de la época demuestran que Sharon personalmente ordenó a sus tropas conseguir una “matanza máxima y destrucción de las propiedades”.
Observadores de la ONU dicen que vieron nuestros acribillados cuerpos cerca de las puertas y montones de agujeros de balas en las puertas de nuestras casas destruidas; que estuvimos forzados a quedarnos dentro hasta que éstas fueron explotadas sobre nosotros.
Despues desearon negar nuestra presencia en el vecino Líbano, que nos había dado refugio de las víctimas del anti-semitismo que ahora se habían vuelto en contra nuestra.
Recordádnos en 1982 en Sabra y Shatila. Los militares israelíes miraban mientras los criminales que ellos habían instigado en nuestra contra, entraban en nuestros dos campos de refugiados palestinos en las afueras del sur del oeste de Beirut.
Nosotras, las mujeres, estábamos tiradas en nuestras casas con las faldas desgarradas hasta la cintura, nuestros niños con los cuellos degollados, filas de nosotros, hombre jóvenes, habíamos sido disparados por la espalda en un muro de ejecución.
Nuestros bebés estaban tirados como muñecos desmembrados en la calle, ya ennegrecidos porque habían sido degollados hacía mas de 24 horas y sus pequeños cuerpos estaban en un estado de descomposición.
Nos tiraron a un vertedero al lado de latas de racionamiento americanas, equipamientos militares israelíes y botellas vacias de whisky.
Mataron a 3.500 de nosotros; algunos de nosotros, jóvenes de 12 o 13 años con nuestros brazos y piernas entrelazados, demostrando la agonía de nuestra muerte. Todos fuimos asesinados de cerca, en la mejilla, la bala desgarrando la piel hasta nuestra oreja y entrando en el cerebro.
Robert Frisk, premiado corresponsal en el Medio Oriente recuerda “en una muñeca ennegrecida un reloj suizo marcaba la hora exacta, la segunda mano dando vueltas inutilmente aún funcionando gracias a la energía que aún emanaba del cadaver de su dueño”
Recordádnos en 2002 en el campo de refugiados de Jenin donde cientos de nosotros fuimos enterrados vivos en nuestras casas. Nuestros cuerpos aplastados por el derrumbamiento de edificios que las potentes excavadoras “Caterpillar D-9” desguazaban, destruyendo nuestras casas, nuestros cobijos y nuestras pertenencias.
La IDF cumplía las órdenes del entonces primer ministro Ariel Sharon quien en 1956 juró “quemar cada niño palestino recien nacido en Palestina”. “Le quemaría y le haría sufrir antes de matarlo”.
Lucharon durante dos semanas para enterrar nuestros cuerpos y la evidencia de la atrocidad. Nos apilaron en casas y cuando la pila estaba llena, destrozaron los edificios sepultando nuestros cadáveres bajo los cascotes. Luego allanaron la zona con un tanque.
Recordádnos en 2008 en Gaza donde las bombas del odio cayeron sobre nosotros para comprobar que las celebraciones del año nuevo no significan nada. Han entrado en acción los bombarderos F-16 y los helicópteros Apache para amedrentarnos aún mas. Aunque desde hace mucho nos habían dejado sin ningun sistema eficaz de defensa.
Han muerto más de 450 y mas de mil heridos. ¡Recordádnos!
Dejad a los líderes mundiales debatir sobre lo qué es una masacre. Dejad a Israel y sus aliados encubrir sus crímenes. Pueden incluso llamar al estado edificado sobre las ruinas de nuestra patria “la democracia “de facto” del Medio Oriente”.
Pero mientras nuestros cuerpos yacen en fosas comunes en nuestro jardin trasero, sabed que nosotros somos los hijos de Palestina-- una nación de personas cuyas últimas palabras son las de nuestra fé islámica (Shadatain) y pasamos nuestro manto de resistencia a la siguiente persona olvidada.
Recordádnos...
Mas información: http://www.presstv.ir/detail.aspx?id=79692§ionid=3510303
“La historia palestina” es el título de una serie de artículos que describen el conflicto israelí-palestino bajo otra perspectiva que la común que se lée en los medios de comunicación generales. “Recordádnos” es la primera parte de la serie. Los escritores han dedicado este artículo a los cientos de palestinos que han perdido su vida en el vil ataque de Gaza el 27 de diciembre, 2008.