sábado, 6 de octubre de 2007

Emigración


Lo que mucha gente no sabe es que los hijos de emigrantes se sienten peor que los exiliados porque un niño no decide irse a otro país, tiene por fuerza que emigrar con sus padres. Yo fuí hija de emigrantes. En 1955, con 10 años nos fuimos a Canada. Mi padre, ingeniero agrónomo decidió emigrar a ese país porque no aguantaba el regimen franquista y, aunque nuestro nivel de vida en el país vasco era acomodado pensó que ese país sería el mejor para educar a sus hijos. De acuerdo, fue un país maravilloso para mi educación pero cuando llegamos el dia de los Santos Inocentes (28 de Dic.) a Halifax, Nova Scotia en el "Conte Biancamano" (habíamos zarpado de Barcelona) mi alma se cayó al suelo. No entendía el idioma (jamás había oido el inglés). Cogimos un tren hasta Montreal. El trayecto fue eterno, desde las ventanas solo se veían pinos y nieve, pinos y nieve ninguna señal de vida...grandes espacios vacios. Montreal me gustó porque al oir el francés me sentía un poco como en casa ya que veníamos de Irún y estaba acostumbrada al idioma porque solíamos atravesar la frontera muy amenudo para comprar cosas en Hendaya. Pero nuestro destino final era Toronto. Llegamos el 7 de enero, Toronto era un lugar lúgrube, arquitectura victoriana, calles llenas de nieve sucia, de cables eléctricos. Horrible. Empecé el colegio, era la única española, no entendía el idioma entonces me imaginé que aún seguía en el barco que nos llevaba desde Barcelona y que la gente solo hablaba un idioma extraño. Odié el Canada durante dos años. Yo quería volver a España donde se encontraba el resto de mi gente, mis abuelas, mis tios, mis primos porque mis padres y mi hermano se me hacía muy claustrófobico. Lo que digo, ser hijo de emigrantes es peor que estar exiliado.

5 comentarios:

Mariano Planells dijo...

Sí mi amor, pero que el franquismo fuera muy malo no convierte en buenos a estos socialistas que tenemos.
Sólo pasaba para darte un beso y decirte que te acabo de poner un comentario en mi blog y un link entre mis enlaces.
Y otro beso.

Anónimo dijo...

This article left me wanting more

bruixot dijo...

Es cierto, ser emigrante es malo, pero en aquellos momentos fue la mejor solución para ti y tu familia y seguro que los padres lo hicieron mirando por lo mejor de todos vosotros...la situación en España con el franquismo era insostenible sumida en la pobreza.

Es normal que al principio no te gustara, pues era un cambio muy brusco además de dejar atrás tus raíces.

Y yo también estuve en Montreal, me gustó. También Ottawa, pero la que más me gustó fue Québec. Me parecieron ciudades más a la europea...e incluso pude practicar también algo francés :)

Un besito

Merche Pallarés dijo...

Querido Bruixot, gracias de nuevo por todos tus comentarios. Cuando hablo de la emigración es para que nosotros en España tengamos consideración, respeto y amor por los niños emigrantes. Ellos no han decidido venir aquí y los niños pueden ser muy crueles. Recuerdo cuando a mi me espetaban: "Go back where you came from!" "Vuelvete a donde has venido" (aunque supongo que hablarás inglés estupendamente como todos los jovenes de hoy en dia) y yo lo que quería era volver!! Fué un martirio, de verdad. Aunque luego adoré Canada y estoy muy orgullosa de haberme educado en ese país maravilloso. Mi padre fue muy inteligente al llevarnos allí en aquellos años. Besotes, M.

Thiago dijo...

Cari, me han saltado las lágrimas... Qué sencillo y que bien explicado está tu sensción de infancia robada y tu necesidad de estar entre los tuyos.... pobriña.

Y Toronto, sigue tan feo? Bezos.