jueves, 28 de enero de 2010

EL MESON DE MARI JUANA (1)



"A Miguel le agradaba tambien entrar de vez en cuando en el mesón y sentarse alrededor de la candela para conversar con la abigarrada clientela.

El mesón era de los descritos por Cervantes. Portalón de entrada en arco y zaguán con losas grandes y desiguales. La cocina, a un lado, con la gran fogata ardiendo en el centro, en la candela, rodeada de banquillos donde los viajeros trashumantes de todas clases se calientan y charlan, mientras cortan con sus navajas rebanadas de pan y trozos de tocino o morcilla, cogiendo de vez en cuando el jarro que tienen a sus pies para echar un trago de vino.

Al fondo del zaguán, la cuadra, larga y oscura, con cabida para cien bestias. Desgraciadamente para Mari Juana, la posadera, los tiempos habían cambiado, y, a pesar de que todavía se empleaba mucho la caballería en Sierra Morena, "con esto de los malditos automóviles" apenas conseguía reunir en sus cuadras veinte o treinta animales. ¡Y menos mal que, a raíz de la guerra, desde que no había piezas de recambio y la gasolina estaba racionada, se había tenido que recurrir de nuevo al transporte de cuatro patas!

La clientela era muy variada: el botijero, con su carro tirado por un mulo, quien, al mismo tiempo que sus rojas vasijas de barro, vende sartenes y piedras para encalar; o el naranjero, con cara de pícaro, con sus serones repletos de olorosa fruta, cuyo peso hunde los ijares del triste borrico; buhoneros un tanto presuntuosos y habladores, que exhiben su variada mercancía de hilos, lanas, ropa interior, betún, caramelos, confecciones, chocolate, telas, zapatos... sobre lonas extendidas en el suelo; leñadores con todo su instrumental de trabajo, que consiste en un cubo viejo para poner las brasas, un hierro con mango de madera y una barra de estaño. Con este reducido material, el leñador tapona, remienda y arregla todas las sartenes, cazuelas y tinajas del pueblo, que estaban arrinconadas por inservibles en los graneros". (Continuará)

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"MARI JUANA'S INN"

From time to time, Miguel also enjoyed going to the inn, sit around the chimney and talk to its crowdy clientele.

The inn was like those described by Cervantes. Huge arched gate and courtyard with irregular cobbled stones. The kitchen on one side with a great bonfire burning in the middle, in the chimney, surrounded by small stools where itinerant travellers of all walks of life warmed themselves and chatted while, with their jackknives, cut pieces of bread, bacon and bloodpudding, grabbing, now and then, the jug at their feet and gulping down some wine.

At the end of the courtyard, a long, dark stable with a capacity for a hundred beasts. Unfortunately for Mari Juana, the innkeeper, times had changed and, even though horses were still used in the Morena mountain range, "now with these damned cars" she hardly gathered twenty or thirty animals. And, thank God that because of the war, since there were no spare parts and gasoline was rationed, people had to depend on the four-legged animals once again!

The clientele was very varied: the jug-maker, with his cart drawn by a mule, who also sold, apart from his earthen red jugs, frying pans and stones for whitewashing; or the orange-salesman with a very mischievous look, with his hampers full of this aromatic fruit which weight sunk the sad donkey's flanks; pedlars somewhat presumptious and talkative who showed their miscellaneous material of threads, wool, underwear, shoe-polish, candies, clothes, chocolate, materials, shoes...on top of canvasses set on the ground; woodcutters with all their working tools which consisted of an old bucket to put the hot coals, an iron object with a wooden handle and a tin rod. With this reduced material, the woodcutter filled, patched and repaired all the pots and pans and large earthen jars of the village, which had been put aside, in the barns, as useless. (It will continue)

22 comentarios:

Paco Cuesta dijo...

La memoria corto plazo, la memoria a largo plazo, la nostalgia, la experiencia. Hemos pasado de la pizarra (con su trapo para borrar) al "iMac" de Apple.Hemos reconvertido el mesón de nuestra vida. Renovarse o morir.
Un abrazo

Asun dijo...

¡Cómo me gustan a mí esos mesones tan llenos de vida y de historias!

Me ha gustado mucho la descripción tan visual que has hecho, se cierran los ojos y ahí está todo delante nuestra.

Besos

Phyllés Pearsall dijo...

Te mando descripción de la fonda de Pancorbo del libro CASTILIAN OCHRE 1935 de esta autora, famosa por su A-Z callejero de Londres

http://designmuseum.org/design/phyllis-pearsall

Espero, con las descripciones de tu tia ir próximamente por los PEDROCHES y rastrear la zona de nuevas historias. M.V.

Thiago dijo...

jaa Que buena descripción de un mesón, que dotes de observadora las det u tía, jaja Pobres, tan desesperados por la llegada del automovil. ¡qué cosas!. Cuando unos años antes no se sabía que hacer con tanta mierda de los caballos en las ciudades.

Bezos, cari.

Merche Pallarés dijo...

PACO CUESTA, gracias por tu visita y, sí, hemos ido del burro al 600 en un plís-plás. Y de la pizarra al "iMac" (como dices pero que no conozco...) tambien. Así es la vida... Besotes, M.

ASUN, esos mesones tienen mucha historia. Ahora bien, no sé si te habrás enterado (eres una comentarista reciente) que este post no lo he escrito yo. Es parte del libro que escribió mi tia-abuela, Dolores Salís,a los 80 años llamado "Exilios" y recorre un periodo desde 1936-1945. Yo simplemente transcribo lo que ella escribió y lo traduzco al inglés. Besotes, M.

PHYLLIS-MIGUEL, he leido tu link. Muy interesante como todos los links que me mandas. ¡GRACIAS! Besotes, M.

THIAGO, varias veces has comentado sobre las dotes observadoras de mi tia y tienes razón. Era una gran observadora (debido a su ojo artístico porque como sabrás--si has leido desde el principio que creo que sí--fue escultora y esmaltista antes de escribir el libro) además tenía el talento de describirlo todo muy vívidamente. Besotes, M.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Qué cosa ésta que un mesón del XX nos recuerde al tiempo de Cervantes. Así era España hasta hace poco. ¿O lo sigue siendo?
Besos.

TORO SALVAJE dijo...

Cómo escribía tu tía!!!
Qué nivel!!!
Tenía un dominio del lenguaje extraordinario.

Besos.

Pilgrim dijo...

These Bars can still be found in central Spain and Aragon. Propz Pilgrim

Merche Pallarés dijo...

PEDRO ¿Lo sigue siendo? Quizá en algun pueblo extraviado del S. XXI de las Hurdes o ¿de la Castilla profunda? ¡Quién sabe! Besotes, M.

TORO, no escribía mejor que tu... Besotes, M.

PILGRIM ¡So happy to read you back! Perhaps, it's true and one can still find these "mesones" in Aragón and deep in Castile! Gros bisous, M.

Asun dijo...

Gracias pro la aclaración MERCHE. Efectivamente no sabía que es parte de un libro escrito por tu tía-abuela. No por ello la descripción deja de ser muy visual.
¡Bravo por tu tía-abuela!

Besos

Fernando Manero dijo...

Menos mal que existian esos mesones para aliviar el cansancio y las necesidades de los viandantes, que llegaba a ellos con la lengua fuera y el estómago por los suelos. Amén de saciar el hambre, tambien servían para aliviar las abstinencias en una época de muchas restricciones y ludibrios sofocados. Las justicias hacian la vista gorda a quienes transgredian la moral en esos lugares de pasiones más o menos desbordadas. Y los clérigos, con sotanas que tiraban para atrás de tanta peste como emitían, tampoco hacian ascos a sus lascivias tras haber aplicado rígidamente costosas penitencias cuando se encontraban en sagrado. En suma, eran espacios de libertad, sin los cuales la vida hubiera sido horrorosa. No creo que hicieran tanto asco a los cachivaches de motor a combustión. En ellos venian gentes de posibles que engrosaban mejor la alforja de los duros que los muertos de hambre venidos a pie o a caballo que muchas veces no tenian ni para tocino y, menos aún, para queso, que también se cortaba a grandes trozos con la cheira para estimular los tragos de peleón que esos sí corrían a raudales. Un fuerte abrazo, maravillosa anfitriona.

Merche Pallarés dijo...

ASUN, de nada. No eres la única que entra por primera vez y piensan que lo he escrito yo... Tengo que ir explicando a todos los nuevos. En fin, gajes del oficio de bloguera. Besotes, M.

FERNANDO MANERO, ¡Lo que me he reido con tu comentario! Hasta he olido a esos de sotana... Has hecho una descripción maravillosa del teje-maneje que se traían en esos mesones... Besotes, M.

GRACIAS MIS QUERIDOS

CarmenS dijo...

Lo de cortar el pan con la navaja propia... bueno, hoy día te convertirías en sospechoso por llevar arma blanca.
¡Qué dura era la vida para algunas gentes!

Myriam dijo...

Mi Dios que tarrrrrrrrdddddeeee que llego! Y si, ¡el mesón! es fantático.

Besos

northshorewoman dijo...

I wonder if the clientele were only men? the sellers of things?

Merche Pallarés dijo...

CECI, ¡ni que lo digas! Sospechosísimo... Besotes, M.

MYR, tarde pero llegas que es lo importante. Gracias querida. Besotes, M.

NORTHSHORE, in those years it was mostly men who went to bars and inns. Women stayed in the house, that's why women who ran these businesses had to be VERY strong. Hugs, M.

Teresa dijo...

Dándole a la hebra de la lengua y del jamón con la tinaja a los pies comentando historias alrededor del fuego.

Ya se sabe el cantar:
Dame pan, vino, tocino, ino, ino.

(Contrastes y más contrastes)

Merche Pallarés dijo...

BIPO, voy rauda a leer tus tropecientos comentarios que has hecho a mis posts...(los he visto en mi g-mail...). Besotes, M.

amelche dijo...

¡Cuánta gente había por los caminos ganándose la vida de pueblo en pueblo!

Merche Pallarés dijo...

AMELCHE, hoy en dia con la crisis, me sorprende que algunos no retomen los antiguos oficios. Por ejemplo, a mi me encantaría volver a oir el silbido de un afilador aparte de venirme muy bien bajar a la calle y afilar todos los cuchillos y tijeras... Besotes, M.

Anónimo dijo...

Me resultan tan acogedores estos lugares, que daría lo que fuera por tener uno cerquita y poder compartir horas con la gente del pueblo.

Un beso cielo

Merche Pallarés dijo...

ALEX, tienen su encanto, sí. Gracias, como siempre, por tu comentario y tu fidelidad, querido. Besotes, M.