Sigo con mis entrevistas en el "Diario de Ibiza" (sin traducción al inglés). I'm continuing with my interviews (without an English translation).
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Sandy Pratt, ex-dueño del mítico "Sandy's Bar" de Santa Eulalia, me recibe en su luminosa casa repleta de libros y cuadros, con un concierto de piano de Liszt como música de fondo. Sandy es un "gentleman" irlandés que aún conserva un atractivo y un "dandismo" elegante, tipo Oscar Wilde pero mucho más guapo. Es un señor delicioso, inteligente y ameno.
TODOS DEBEMOS AYUDAR A MEJORAR LA ISLA
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¿Te das cuenta, Sandy, de que eres casi una institución en Ibiza?
- (Ríe) Me haces parecer muy viejo.
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¿Cómo y cuándo recalaste en nuestra entrañable isla?
- La primera vez fue en 1954. Iba en barco a Mallorca después de haber estado en el Festival de Música de Granada, donde asistí a un concierto de Andrés Segovia, e hicimos escala en Ibiza. Jamás había oido hablar de esta isla. Sólo conocía Mallorca y Menorca. Eran las seis de la mañana de un día caluroso de agosto. Fue amor a primera vista. Era todo lo que soñábamos las gentes del norte. Un lugar mágico.
-¿Te quedaste, sin más?
- No, seguimos el viaje a Mallorca porque quería conocer Valldemosa y la casa de Chopin. Después vine de vacaciones durante algunos años, hasta que finalmente me instalé en 1957.
- ¿Abriste entonces el "Sandy's Bar"?
- Sí. Estaba pensando qué hacer con mi vida ya que no podía estar inactivo. Tenía un poco de dinero disponible y la única cosa que podía funcionar era un bar. Las autoridades fueron absolutamente encantadoras y me proporcionaron todo tipo de facilidades. Me recibieron con los brazos abiertos. Como buen irlandés, me gustaba beber y era un genio haciendo cocktails (risas), pero cuando abrí el local dejé de beber. Me dí cuenta de que si seguía bebiendo me volvería alcohólico.
- Todo el mundo iba a tu establecimiento.
- Sí, fue el centro de reunión de muchos extranjeros y de jóvenes ibicencos. Era original porque era un lugar de conexión entre las personas. Recibían su correo, usaban el teléfono (uno de los pocos que existían en aquellos tiempos), dejaban y recogían mensajes... Algunas veces había que dar malas noticias a algun cliente y eso era muy desagradable.
- Entre tus famosos clientes había muchos actores consagrados del teatro inglés.
- Eso fue debido a que el gran y laureado dramaturgo americano Howard Sackler tenía casa en Sta. Eulalia. Venía los veranos a descansar ya que en Londres estaba grabando todas las obras de Shakespeare para Caedmon Records. Un verano llegó con varios actores del English National Theatre, entre ellos, Sir Lawrence Olivier y su mujer, Joan Plowright. Se quedaron prendados de Ibiza. Por cierto, Howard escribió una de sus más grandes obras aquí: "The Great White Hope" (La gran esperanza blanca) basada en la vida del primer campeón de boxeo de pesos pesados negro, Jack Johnson, que obtuvo un éxito arrollador en Broadway. Mohamed Ali, cuando la vió, saltó sobre el escenario y gritó: "¡Es sobre mi!".
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¿Qué fue de Howard Sackler?
- Murió en Ibiza y está enterrado en Sta. Eulalia.
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¡Ay, la senda de los elefantes...! ¿En qué año vinieron estos actores?
- No recuerdo el año exacto, pero fue a finales de los cincuenta. Ellos, a su vez, dijeron a otros que vinieran. Así que algunos compraron casas , como fue el caso de Diana Rigg, Nigel Davenport, Leslie Phillips y Terry Thomas.
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Mas adelante también fue cliente asidua la Duquesa de York, la famosa Fergie.
- Sí, venía a menudo a Sta. Eulalia. Se quedaba en casa de amigos. Era muy simpática y mucho más guapa al natural que como sale en las fotos. En realidad, ése era el encanto del bar, que uno nunca sabía con quién se iba a encontrar
. En aquel tiempo, en Sta. Eulalia
, todo el mundo se conocía y todos eran escritores, pintores o querían serlo.
- Veo que tienes toda una estantería repleta de libros firmados por sus autores.
- Y todos vivían aquí, por ejemplo Robert Goldston, Michael Campbell, Herbert Buckholz, Paul Ritchie y Robin Maugham (sobrino de Somerset).
- ¿Y los pintores que frecuentaban tu bar?
- Bastantes. Robert Mumford, Peter Unsworth, Mompou, Erwin Bechtold, Nissan Engels, Antonio Villanueva y, por supuesto, Elmyr de Hory. Muchos de mis clientes compraban cuadros de estos pintores en el bar. Recuerdo que cuando Fernando Vijande abrió su galería en Madrid vino al local a buscar cuadros. Yo le envié a la galería de Ivan Spence y de allí llegó casi sin aliento a decirme que había descubierto un pintor maravilloso: Zush. Creo que él lo lanzó
al estrellato.
- ¿Qué anécdotas me puedes contar de aquellos años?
- Los ibicencos eran muy amables. Solía hacer de intérprete muchas veces, sobre todo para la Guardia Civil. La gente lo dejaba todo "a cuenta", aunque al final pagaba. Un día un ibicenco que tenía una pequeña tienda, estaba sentado delante con una soga alrededor del cuello. Un hombre que le debía bastante dinero pasó por delante y al verle con la soga le dijo: "Pero ¡qué hace!".
Entonces el buen hombre le contestó: "Me voy a ahorcar porque me debe tanto dinero que no puedo continuar con mi negocio". Le pagó todas las deudas en ese mismo instante.
- ¿Cuántos años tuviste el bar?
- Veinticinco. Demasiado tiempo. Al final me aburrí y decidí que me gustaba la jardinería muchísimo más, así que me convertí en jardinero. Vengo de una familia de gran tradición jardinera. Somos todos amantes de las flores y de los árboles. Cuando la isla empezó a prosperar la gente ya quería tener bellos jardines y no solo usar la tierra para plantar verduras. Nicole de Almeida me pidió que le diseñara el jardín y así lo hice. Fue mi primera incursión profesional porque, además, en aquella época no había jardineros. Ahora es diferente, por supuesto.
- ¿Qué recuerdos tienes de la llegada de los hippies?
- Eran muy vistosos y muy guapos. Los ibicencos les aceptaron debido a su tolerancia, pero no creo que les hiciera gracia su forma de vida tan disoluta. Ellos eran trabajadores y al ver que los hippies no hacían más que fumar porros... Pues, qué quieres que te diga. Ahora bien, el ambiente en el puerto de Ibiza era fantástico, con toda esa gente tan original.
- ¿Qué pasó con el famoso Circo Azul?
- Ah, sí, el Circo Azul. Te cuento. Llegó este circo a Ibiza y el dueño estaba deshecho porque no había recaudado el suficiente dinero ni para dar de comer a sus animales. El pintor Antonio Villanueva (Nota mía: más adelante también le entrevisto) llegó corriendo al bar y nos dijo que le habían prestado un circo. El dueño le había contado sus tribulaciones y entonces, Antonio le dijo que se lo prestara para poder recaudar dinero. Me preguntó si Terry Thomas estaría dispuesto a actuar. Le dije que pensaba que Terry era demasiado famoso pero que se lo pediría a Nigel Davenport. Nigel estuvo encantado y aceptó. Dijo que sería el maestro de ceremonias. Mientras tanto, Antonio había ido a hablar con Thomas y también dijo que actuaría. Tuvieron un día para organizarlo todo. Terry y Nigel cenaron juntos para atar todos los cabos sueltos. ¡Se bebieron nueve botellas de vino blanco entre los dos! Toda Santa Eulalia aportó su ayuda e hizo algo.
- ¿Todo salió bien?
- Llegó el día de la actuación. El circo estaba rebosante de público vestido con los atuendos más alucinantes, originales y coloridos. Nigel apareció en escena con un frac de gala y con botas hasta las rodillas. Tocaron dos bandas de música, una de ellas la de Henry "the flute" (el flautista). Nigel introdujo a Terry Thomas que venía ataviado con unos pantalones hechos de retales de diferentes colores ("patchwork").
Traía una caja debajo del brazo. La dejó en el suelo y empezó a contar un cuento. Lo contó de una forma tan genial que el público se desternillaba de risa. Hasta los que no comprendían inglés, le entendieron. Después abrió la caja, que resultó ser un viejo fonógrafo. Puso un disco pero no funcionó. Entonces espetó "Fuck!" (joder), palabra que no se decía en aquella época. Luego consiguió que funcionara y muy ceremonioso sacó a una joven del público a bailar, y bailaron excelentemente ya que Terry había sido bailarín profesional. Al final todo el público se lanzó al escenario. Yo estaba sentado en lo alto y la gente parecían pétalos de rosas cayendo sobre el escenario.
- Como en la película "American Beauty".
- Sí, vete tu a saber si el director no estaría entre el público (risas). Fue espectacular. Terry y Nigel estaban encantados. Terry se lo había pasado mejor que actuando en el Palladium. El dueño del circo recaudó muchísimo dinero.
- Que historia tan maravillosa ¿Qué piensas de Ibiza ahora?
- Quitando los meses de julio, agosto y septiembre, creo que aún sigue siendo el mejor lugar de Europa para vivir. Para mi sigue siendo el paraíso, porque todos los lugares turísticos del mundo están destruidos, no solo Ibiza. Ahora bien, sí que habría que frenar un poco la construcción y es una lástima que aquí no hayamos tenido un Cesar Manrique como en Lanzarote, que hubiera hecho las cosas bien desde un principio. Pero sigo encontrando Ibiza encantadora, con un ritmo de vida relajante. Algunos aspectos son preocupantes, como el aumento de los robos en el campo. La gente sigue siendo amable, tengo muchos amigos, la vida es agradable aunque sufro de artrosis, pero ¡qué le vamos a hacer! Siempre veo a gente que está peor que yo, pobrecitos.
Una cosa que me apena mucho es ver esa máquina que va echando insecticida por los bordes de las carreteras cada primavera, destruyendo así las flores salvajes que siempre han sido uno de los grandes atractivos de esta isla. ¿Por qué lo hacen? No lo entiendo. El año pasado estuve en Baviera (Alemania) y allí no fumigan el campo, dejan que las flores crezcan a su aire y todo está precioso.
Todos deberíamos contribuir a hacer que la vida sea mejor, deberíamos ser más cuidadosos y respetuosos. Si vivimos aquí tenemos que cuidar y proteger la isla. Controlar los ruidos de las motos, por ejemplo. Todos, extranjeros, peninsulares e ibicencos deberíamos ser más considerados porque la situación es delicada. No podemos arramplar, arramplar, arramplar, y no dar nada a cambio.
18 comentarios:
Pues, sí que recuerda a Óscar Wilde.
Un ambiente muy especial el de aquella Ibiza, pero lo que tú dices: los ibicencos trabajaban y no verían con buenos ojos a tanto desocupado.
Eran privilegiados aquellos extranjeros que podían vivir en Ibiza por cuatro perras, con sol, mar y flores. Envidia cochina que me da.
Besos,Merche.
Preciosa la entrevista, Ibiza en esa época se ve quera una isla muy especial. Al final vas a ahcer que la visite...
Besos
En aquellos años la llegada de todos estos extranjeros y de los hippies, con esa forma de vida tan diferente y tan liberal tuvo que ser todo un flash para los autóctonos.
ABEJITA, incluso cuando yo llegué la primera vez en 1972 la vida no había cambiado mucho a la de los años 50. Seguía siendo muy barata y se dejaba todo "a cuenta"... Los ibicencos eran muy tolerantes, ellos hacían su vida y el resto la nuestra, respetándonos cordialmente por supuesto. Besotes, M.
MYRIAM, síííí la tienes que visitar y es mejor (más bonita) llegar en barco que en avión. Y a ver si coincidimos y así te enseño y explico la isla. Podrías venir a Barcelona, de paso visitarme, y cojemos un barco. Estaría encantada :) Besotes, M.
ASUN, como le digo a ABEJITA los ibicencos eran muy especiales en ese aspecto. Muy respetuosos con los demás mientras los demás les respetasen. El movimiento hippy en aquellos años 60, no hubiera podido existir/triunfar en ningún otro lugar de España. Besotes, M.
MYRIAM, ese "cojemos" entiéndelo en castellano no en argentino... :))
Pobre barco, je, je.
¡Qbvio que te entiendo en Castellano! jajajajajaja la aclaración sobra. Tendré en cuenta la invitación.¡Me parece genial!. Mientras no coja barcos en Argentina, todo va bien. No hay problema con los made in Spain jajajajaja.
Te cuento, "obvio" es una palabra a la que le tengo especial cariño. Es una de las palabras que más usaba mi hija de pequeña cuando recién nos mudamos a Argentina de Suecia. Y la decía con mucho empuje y acento sueco. Completamente convencida de lo obvio que nosotros no veíamos y ella sí. Era para comérsela a besos, lástima que no la grabé en una cinta. (Más adelante perdió el acento sueco y tomó el argentino total).
Besos
ABEJITA, que mala eres... je,je... :) Besotes, M.
MYRIAM a mi también me gusta mucho "obvio" aunque no lo uso tanto. Me imagino a tu niña usándolo a mansalva. Por cierto, ¿qué tal las preciosas nietas? Besotes, M.
Me encanta este irlandés que dejó las guinness por la jardinería. Un irlandés típico y tópico. Y tu habilidad para tirarle de la lengua.
No estoy tan seguro de que en Baviera no fumiguen los cereales si quieren coger algo. Está visto que no es lo mismo cojer un taxi que cogerlo.
Ibiza era el centro del arte europeo.
Un abrazo.
que interesante historia... me sorprende eso de pasar de regentar un bar a ser jardinero... ya dice mucho de su personalidad.
genial.
biquiños,
PANCHO, no he pillado la diferencia de "cojer" un taxi a cogerlo... :( Sí, cierto, Ibiza fue un centro pictórico europeo muy importante en los años 50 con el grupo Ibiza '59. Entrevisté a algunos. Besotes, M.
ALDABRIÑA, en Ibiza todo era así, queridiña, yo misma regenté un restaurante/bar con mi familia en los '70. Besotes, M.
Querida Merche, he estado estos días retirada del mundanal ruido y de internet también, así que tengo mucho tajo para leer, por eso sólo paso a saludarte y ya vendré con más calma a seguir tu viaje, tus entrevistas y a ver se de una vez veo la obra de teatro de Urtaín para poder saborear los comentarios.
Besos
ELE ¡Bienvenida de vuelta! Tu ven cuando quieras :) Besotes, M.
PANCHO, estoy gagá... Ahora he pillado lo de cojer y coger... Tuve un lapsus pensando que coger no podía ser, no sé porque... Voy a corregirlo ahora mismo. Besotes, M.
Je suis a Paris estos días practicando un poco el francés que ya tenía olvidado. Hacia muchos años que no había vuelto. Me acordé de tus aventuras parisinas del 68 por la Sorbonne. No te preocupes, una g se le escapa a cualquiera.
Un abrazo.
pancho
Cada entrevista que publicas me desvela más la Merche que me atrajo cuando comencé a acceder a tu blog. Y sigo diciendo que aquí tienes mucho que rescatar: contarnos más de aquellos personajes. Más allá de lo que dices en estas entrevistas.
Besos.
PANCHO, ¡En Paris! Qué bien y gracias por acordarte de mi. Ahora, imagínate Paris sin coches. Fue una gozada. Bon sejour! Besotes, M.
PEDRO, creo que las entrevistas ya son bastante auto explicativas de los personajes. No creas que puedo contar mucho más sobre ellos. Besotes, M.
Destruir lugares con encanto es nuestra especialidad, comenzamos con las costas , ahora toca lo rural.
PACO, así es, desgraciadamente... Besotes, M.
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