Nos despertamos a las 15:00 (hora cartagenera -- 22:00 hora española) a un delicioso desayuno de frutas exóticas (papaya, mango, guame) y arepas de huevo (huevo relleno en una especie de empanadilla hecha con harina de maiz o yuca, ahora no me acuerdo) cocinadas por la gran Magola--una especie de "Aunt Jemima" (o como la nanny de Escarlata en "Lo que el viento se llevó") y excelente cocinera. Despues nos fuimos todos en 10 calesas a visitar la ciudad. Ibamos en procesión y unos transeuntes dijeron ¡qué cantidad de guiris! y mi hija Bambi les contestó ¡no somos guiris! ¡somos españoles!... A mi ex-Fernando (82 años) alguien le dijo ¡qué bien embalsamado está! Total, que nos reimos bastante.
La ciudad antigua PRECIOSA. Se notaba la influencia española por la profusión de conventos e iglesias. Las casas coloniales con los balcones engalanados de flores multicolores. El viejo fuerte rodeando la ciudad con sus troneras ahora usadas por los enamorados para darse sus lotes amorosos.
Me sorprendió desagradablemente la casa de García Márquez. Resulta que los regidores de la ciudad antigua mantienen a raja tabla que cualquier nueva construcción tiene que seguir la arquitectura colonial, pues Gabo se hizo una casa moderna que no pega nada con el entorno. El consistorio la ha rodeado de un muro color ocre para que no desentone. Ésto me sorprendió muchísimo porque él que ha escrito tanto sobre Cartagena que ¡no respetase la arquitectura local! Ver para creer.
Volvimos a nuestra casa de culebrón a comer. Magola se lució de nuevo con un menú de arroz de coco, patacones (platano frito) y pargo rojo. Delicioso. Luego tuvo lugar la celebración de las respectivas bodas de oro y plata. Vino un cura, se instaló una mesa al otro lado de la piscina y las dos parejas a cada lado de la misma. Fué muy emotivo y bonito. Luego ¡mas juerga! Esta vez irrumpieron la "chirrimía" un grupo de disfrazados (no cantaban pero tocaban instrumentos y saltaban como locos). Era la "marimonda" (un mono), el "congo" (un elefante) y el "rey momo" otro mico. No pararon de saltar y moverse durante más de una hora. Por supuesto que nosotros les acompañamos, no faltaría mas... (Creo que he perdido dos kilos en este viaje... Estoy en los huesos...). Llegó la cena "posta cartagenera" (carne "sudada" con tomate y cebolla). Otra delicia debido a nuestra gran Magola. Seguimos bailando hasta altas horas de la madrugada tanto cartagenera como española. Al dia siguiente tomamos rumbo a la isla de Barú (isla desierta) (continuará).
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We woke up at 03:00 p.m (10:00 p.m. Spanish time) to a delicious breakfast of tropical fruits (mango, papaya, guame) and "arepas de huevo" egg inside a sort of cornmeal pie cooked by the great Magola (she looked like "Aunt Jemima") an excellent cook. Afterwards we went in ten horse carriages to visit the old city. It was a procession. Some people said: "How many tourists!" and my daughter Bambi replied : "We're not tourists. We're Spanish!"... To my ex-Fernando (82 yrs. old) someone shouted: "How well preserved!". We all had a good laugh.
The old town is VERY beautiful, with its colonial houses. Balconies brimming with colourful flowers. (We saw the Spanish influence in all its convents and churches). The ancient fort that surrounds the city with its loopholes now used by young lovers for their necking and petting...
I was disappointed with García Marquez's house. Apparently all the new houses built in the colonial area of the town have to follow the local architecture, well, García Márquez built a modern house which didn't have anything to do with the typical architecture. The local authorities have surrounded the house with an ocre-coloured wall in order not to contrast with the local environment. I was very surprised, since García Márquez has always written so much about Cartagena, to see that he didn't respect the local architecture!! It had to be seen to be believed...
We went back to the house. Magola had a beautiful lunch prepared for us. Coconut rice, "patacones" (fried bananas) and a red "Pargo" (fresh fish). Delicious. Afterwards, the celebration of both the golden and silver wedding anniversaries took place. A table was set up at the other side of the pool where a priest celebrated the ceremony with both couples standing up at each side of the table. It was very moving and beautiful. Afterwards, the party continued. A "chirrimía" appeared. Colourful, dressed-up characters playing instruments and jumping up and down for more than an hour! They played bag-pipes, drums. One was the "marimonda" a monkey, another the "congo" an elephant, and the "king momo" another monkey. They jumped and danced. Of course, we joined them. (I think I've lost two kilos on this trip...). Dinner was offered: "Posta Cartagenera" (stewed meat with tomatoes and onions) cooked, once again, by our great Magola. We continued dancing our feet away until the wee hours. Next day we were off to Barú, a deserted island. (It will continue)