"--¡Hola, jovencitos!--dijo el antiguo cantante avanzando hacia ellos, al tiempo que alargaba teatralmente ambas manos--. Tú eres el hijo de José Mari, ¿no? Ya me ha escrito tu padre. Tienes un parecido asombroso con él. Y éste, ¿quién es?--añadió señalando a Juan Antonio.
"--Es un amigo--dijo Txomin
"--Encantado, muchachos, encantado carissssimos--y alargaba las sílabas, modulándolas con voz engolada.
"--Perdone, don Arnaldo--advirtió Txomin, indicando a las señoras que, de pie, permanecían cohibidas a un lado--. Estas señoras han venido antes que nosotros. Puede atenderlas primero. Nosotros no tenemos ninguna prisa. Esperaremos.
"--¡Bien, bien, ragazzo! Me gustan los hombres galantes. --Y, dirigiéndose a las señoras, les preguntó--: son las que vienen recomendadas por el comandante Silvela, ¿no?
"--Sí, don Arnaldo. Soy la viuda del coronel Santaolalla. Supongo que lo recordará usted.
"--Santaolalla... Santaolalla... Santaolalla...--dijo el tenor, haciendo gorgoritos con el apellido--. Pues no lo recuerdo... Pero no importa. Pasen, pasen ustedes--y descorrió un cortinón como si se tratara del telón de un escenario.
"Las damas, seguidas del viejo tenor, desaparecieron tras la cortina, y los dos amigos quedaron solos en el salón. Se empezaron a oir unos acordes en el piano, seguidos de unos arpegios juguetones. Don Arnaldo carraspeó, y, a continuación, se oyó su voz engolada.
"--Vamos a ver, señorita.
"Nuevos acordes enérgicos. La voz de la joven empezó a sonar tímidamente recorriendo la escala. El piano acompañaba, y la señorita con la voz cada vez más firme, cantaba las escalas en tono ascendente. A medida que el piano seguía subiendo el tono, Txomin y Juan Antonio, que escuchaban desde el salón las escalas con angustia, se dieron cuenta de que la voz de la señorita empezaba a seguirlas con cierta dificultad. Don Arnaldo subió de nuevo el tono, y, esta vez, la voz llegó al final de la escala, desentonada y rota. Los dos amigos oyeron el golpe de la tapa del piano al cerrarse bruscamente.
"--¡Mal!, ¡mal!, ¡mal!...¡Muy mal!--decía a voz en grito el tenor--. Aquí no hay nada que hacer.
"--Pero don Arnaldo, es que la niña está azorada y ha rozado una nota.
"--¡Nada!, ¡nada!,¡nada! Aquí no hay nada que hacer. ¿Quién le ha engañado de una manera tan miserable? ¿Quién le ha dicho que esta señorita podía cantar ópera?
"--Pero don Arnaldo, si no puede cantar ópera, podría ser zarzuela. Puede hacerlo en provincias...
"Entonces se oyó la voz tajante y desagradable del viejo:
"--¡Señora, le ruego que no me moleste mas!
"Se abrió el cortinón, y apareció el tenor, quien, al ver a los dos muchachos, alzó los ojos al techo en un gesto de trágica desesperación.
"Pasaron las señoras. La madre iba sofocada, con el desaliento pintado en el rostro. Le seguía su hija, más pálida que nunca, con los párpados bajos y enrojecidos por efecto de las lágrimas. Ni siquiera se atrevieron a mirar a los muchachos mientras se dirigían hacia la puerta de la calle, que el tenor mantenía abierta de par en par.
"Cuando el anfitrión volvió al salón, y antes de que pudiera hacer un comentario, Juan Antonio se levantó de su asiento y, con la voz ahogada por la ira, le dijo:
"--Si no fuese usted un viejo carcamal, le abofetearía hasta deshacerlo. No tiene usted corazón y es usted un canalla.
"Antes de que el tenor tuviera tiempo de salir de su asombro, ya había cerrado Juan Antonio, de un portazo, la puerta de las escaleras, que bajó seguido del también indignado Txomin. Juan Antonio decía:
"--Tienen razón los que dicen que hay que acabar con esta gente... Tienen razón".
La lectura de estos papeles dejó pensativos a los Zumeta. ¿Sería posible que ese "Herrerillo" fuese el mismo que ahora sembraba el terror en Sierra Morena?"
(NOTA MIA: Éste es el último capítulo de esta parte porque "El Herrerillo" continua, una vez más despues de otras entradas, más adelante... )
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NEW FACTS ON THE "LITTLE BLACKSMITH" (5)
"--Hello, young men!--said the singer advancing towards them, reaching both his hands out theatrically--. You're José Mari's son, aren't you? He wrote to me. It's amazing how much you look like him. And who's this?--he added looking at Juan Antonio.
"--A friend--Txomin said.
"--It's a pleasure, boys, a tremendous pleasure "carissssimos"-- stretching the syllables and pompously modulating them.
"--Excuse me, don Arnaldo. Txomin advised him, indicating the ladies who were standing timidly on one side--. These ladies were here before us. You can attend to them first. We're not in a hurry. We'll wait.
"--Alright, alright, "ragazzo"! I like gallant men. --And, turning towards the women, he asked--: You've been recommended by Major Silvela, haven't you?
"--Yes, don Arnaldo. I'm Colonel Santaolalla's widow. I suppose you remember him.
"--Santaolalla... Santaolalla...Santaolalla... --warbled the tenor. No, I don't remember him...But, it doesn't matter. Come in, come in--he drew open a large drape as if it was a stage curtain.
"The ladies, followed by the tenor, disappeared behind the curtain; the two friends remained alone in the salon. Piano notes started to be heard followed by playful arpegios. Don Arnaldo cleared his throat and with his affected voice said:
"--Let's see, miss.
"New vigorous chords. They could hear the young woman's meek voice starting to go through all the scales. The piano accompanied her and each time, in a stronger voice, sang the scales upward. As the piano continued on a higher note, Txomin and Juan Antonio, who listened to the scales with anguish, noticed that the woman's voice had a hard time following. Don Arnaldo again raised the note, and this time, the voice reached the end, discordant and broken. The two friends heard a loud thump when the piano was closed brusquely.
"--Awful!, awful!, awful!... Terrible!--screamed the tenor--. There's nothing to do here.
"--But, don Arnaldo, the child is flustered and she just skimmed a note.
"--Nothing!, nothing!, nothing! There is nothing to do here. Who has deceived you so miserably? Who told you that this girl could sing opera?
"--But, don Arnaldo, if she can't sing opera, perhaps operettas. She could sing in provincial theatres...
"They heard the old man's cutting and unpleasant voice:
"Madam, I beg you not to bother me any longer!
"The large drape flew open and the tenor appeared. When he saw the two men, he lifted his eyes up to the ceiling in a gesture of tragic desperation.
"The ladies passed by. The mother was mortified, deception written all over her face. Behind, her daughter, paler than ever, with reddish, tearful cast down eyes. They didn't even dare look at the boys while they went to the front door which the tenor held wide open.
"When the host came back to the salon and, before he could say anything, Juan Antonio stood up and with a voice sizzling in anger, said:
"--If you weren't an old wreck, I would slap you until you desintegrated. You have no heart and you're worse than a swine.
"Before the tenor could recover from the shock, Juan Antonio had already gone to the stairs slamming the door behind him as well as Txomin who was also indignant. Juan Antonio said to him:
"--They're right those who say we have to finish with these people... They're right".
Reading the papers left the Zumetas pensive. ¿Could it be that this "Little Blacksmith" was the same person that terrorized the Morena mountains?
(MY NOTE: A few chapters/posts ahead, the story continues...)