jueves, 2 de diciembre de 2010

NUEVOS DATOS ACERCA DE "EL HERRERILLO" (4)








"--Me tienes que acompañar a hacer una visita--le dijo una tarde Txomin a Juan Antonio--.  Mi padre me ha mandado un paquete que ha pasado por la frontera, y quiere que se lo entregue a un viejo cantante, pariente lejano suyo.  Va a ser un latazo, pero, por favor, acompáñame. 

"El tenor en cuestión vivía en la Cuesta de Santo Domingo.  Subieron por unas escaleras, que en tiempos debieron ser suntuosas, pero cuyas paredes desconchadas, denotaban una marcada decadencia.  Una criada ya muy entrada en años les abrió la puerta del piso y les hizo pasar a un salón con sillones tapizados de amarillo.   Las cortinas, del mismo color, estaban muy ajadas.

"Sentadas en un sofá, se hallaban dos señoras que, sin duda, esperaban ser recibidas por el tenor.  Una de ellas, la de más edad, vestía de negro.  Su peinado era impecable, con un flequillo gris bien rizado esparcido sobre la frente, y el resto del pelo alisado y recogido en un moño alto.  El moño quedaba oculto por una especie de toca, como la que llevaban las reinas Cristina de España y Mary de Inglaterra.  La otra mujer era joven y de facciones poco atractivas.  Descolorida, de nariz picuda, pelirroja y con ojos apagados, ribeteados de sombras rojizas.

"En ambas se observaba un cuidado extremado en el atuendo.  La blusa blanca que asomaba por la chaqueta entreabierta de la joven era nítida y admirablemente planchada.  La falda, muy pasada de moda, asombraba por la impecable colocación de sus pliegues, y sus zapatos, aunque resquebrajados y deformados, relucían como el azabache.  El abrigo negro de la señora mayor ostentaba brillos acusatorios de vetustez, pero no se apreciaba en él ni la más ligera mancha.

"Txomin y Juan Antonio se sentaron.  Al cabo de más de un cuarto de hora de silenciosa espera, Txomin comenzó a impacientarse.  Se levantó y fue a mirar por la ventana, pero ésta daba a un patio estrecho, y lo único que se veía era una pared llena de cañerías y tubos de alcantarilla.  En vista de lo poco atractivo del paisaje, se sentó de nuevo.  Enseguida se volvió a levantar para curiosear en una especie de vitrina clavada en la pared, en cuyo interior se exhibían varias medallas y una corona de laurel seca.  Txomin se sentó de nuevo.

"--¡Vaya una lata!--exclamó Juan Antonio, y dirigiéndose a las señoras, preguntó--:  ¿Hace mucho que esperan?
"--Sí--dijo la más vieja--.  Don Arnaldo nos había citado para las siete...--y consultando su reloj, añadió--:  Son ya cerca de las ocho.

"Txomin era muy curioso, y quiso enterarse de cual era el motivo que las había llevado a aquella casa y las hacia soportar una espera tan dilatada.  La conversación se fue animando, y la señora mayor, que resultó ser muy habladora, se decidió a explicar el objeto de su visita.  Venían a que don Arnaldo probase la voz de su hija, puesto que todo el mundo les decía que la tenía magnífica y que podría cantar ópera.  Lo de cantar en el teatro no lo habría intentado en vida de su marido, pero al morir éste, les quedó una pobre pensión que, a causa de la carestía de la vida, resultaba insuficiente para cubrir sus necesidades.  Les había costado mucho decidirse a dar ese paso, pero ahora estaban muy ilusionadas.  La madre hacía ya cálculos sobre los triunfos y beneficios que iba a cosechar su hija.  Ésta, menos vehemente que su madre, sonreía un poco confusa, pero en sus tristes ojos brillaba una chispa de entusiasmo."

"Al fin, se oyó el ruido de una puerta que se abría, y, tras descorrerse un cortinón, apareció un señor de barba puntiaguda, teñida, y bigotes a lo Káiser.  Llevaba chaleco blanco cruzado por una gruesa cadena de oro.  Calzaba zapatos de charol, con botines grises." (Continuará)

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NEW FACTS ON THE "LITTLE BLACKSMITH" (4)

"--You have to come with me to visit someone--Txomin told Juan Antonio one afternoon--.  My father has sent me a package that has passed the border; he wants me to give it to an elderly tenor, old relative of his.  It's going to be a drag, but please come with me.


"The tenor lived in Cuesta de Santo Domingo.  They went up the stairs, that in time must have been  luxurious, but which chipped walls denoted great decadence.  A maid, advanced in years, opened the door and showed them to a salon with yellow upholstered armchairs.  The curtains, of the same colour, were quite worn out.


"Sitting on a sofa, were two ladies who, no doubt, were waiting to be received by the tenor.  The older of the two, was dressed in black.  Her hairdo was perfect, with a curly grey fringe over her forehead and the rest of her straight hair pulled up in a chignon.  The bun was hidden in a sort of headdress very similar to the ones worn by Queen Cristina of Spain and Mary of England.  The other woman was younger with unattractive features.  Colourless, pointed nose, redhead, insipid eyes edged with reddish shades.


"Both of them were very well dressed, though.  The white blouse that showed through the younger woman's  open jacket was very white and impeccably ironed.  The skirt, way out of fashion, but the pleats so well placed were amazing and their shoes, although cracked and misshapened, shone jet black.  The black coat of the older lady, had an accusative shininess of a venerable antiquity, but without the slightest stain.

"Txomin and Juan antonio sat down.  After fifteen minutes of a silent wait, Txomin became impatient.  He stood up and went to look out the window, but it faced a narrow patio and the only thing to be seen was a wall full of drainpipes and sewer tubes.  Since the view wasn't very enticing, he sat down again.  Soon he stood up again and went towards a sort of glass case hooked on the wall inside which were medals and a dried up laurel crown.  Txomin sat down again.


"--How boring!--exclaimed Juan Antonio and facing the ladies, he asked--:  Have you been waiting for long?


"--Yes--said the older woman--.  Don Arnaldo gave us an appointment at 7:00 p.m....--and looking at her watch, she added--: It's almost eight.


"Txomin was very curious.  He wanted to know what made them go to that house and, especially, wait for so long.  Conversation livened up and the older woman who turned out to be very talkative, decided to explain why they were there.  They wanted Don Arnaldo to hear her daughter's voice, because everyone said that it was magnificent and that she should sing opera.  They never tried it when her husband was alive but after his death,  her widow's pension was very low and due to the high cost of living, it was insufficient to cover their needs.  It took them a long time to take that step but now they were very excited.  The mother could already envisage her daughter's triumphs and benefits.  The latter, less impetuous than her mother, smiled a bit confused, but in her sad eyes there was a spark of enthusiasm.


"At last, the sound of a door opening was heard and, throwing open a large curtain, a man with a bleached pointed beard and Kayser-like mustache appeared.  He wore a white vest crossed by a heavy gold chain.  On his feet, patent leather shoes with grey ankle boots."  (It will continue)



16 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Parece la escena de una comedia de Carlos Arniches.

Besos.

Romek Dubczek dijo...

Me encantaría oir hablar a las señoras.
Un abrazo desde Barcelona y desde mi Polonia.

Thiago dijo...

jaaj que divertido... no falta de nada en este relato, de lo más canalla de la guerrilla andaluza a lo más burgués de la sociedad artística madrileña jaja me encanta... a ver que tal es el gran "divo" de la ópera, ajaj


bezos.

Merche Pallarés dijo...

TORO, mismamente... Besotes, M.

ROMEK, ¡gracias de nuevo por tu comentario! He ido a tu blog y sigo disfrutando de tus historias aunque, perdona, no te haga comentarios. No tengo tiempo. Tu Polonia viene muy bien viviendo en Barcelona... Aunque, a decirte verdad, nunca he entendido por qué a los catalanes les llaman polacos... Sobrepasa a mis neuronas... Besotes, M.

THIAGO, mañana, que me voy de viaje, publicaré el último capítulo de esta tanda (porque "El Herrerillo" sigue...). Besotes, M.

Merche Pallarés dijo...

A TODOS: Bueno, ya veo que mi blog va de capa caida... En vez de 15 diamantes seguidores, ahora tengo 3... Pero, os juro que aunque solo tenga ¡uno!: TORO SALVAJE (NO me defraudas...), seguiré al pie del cañón. Os dejo con el final de esta etapa de "El Herrerillo" porque me voy al condumio quijotesco de Burgos. Nos léeremos a la vuelta. GRACIAS MIS QUERIDOS. Besotes, M.

Thiago dijo...

Feliz viaje, cari...! Bezos

Merche Pallarés dijo...

THIAGO ¡gracias, cariñín! Te mando un e-mail ipso facto... Besotes, M.

Asun dijo...

MERCHE, ya te he dicho en la entrada anterior que no se me había actualizado, ese puede ser el motivo de que te hayan bajado el nº de seguidores, que los encantadores están haciendo de las suyas en blogger.

Besos

Myriam dijo...

Aquí estoy querida ya en Tierras Hispanas. Nos vemos prontito.
Besos y este Herrerillo está aprendiendo muchas cosas...

Myriam dijo...

...el muy picarillo.

Paco Cuesta dijo...

Perfecto retrato de la nostalgia

Fernando Manero dijo...

Impresionante historia y magnífica descripción. Cuántas ilusiones quedarían depositadas en aquellos años en la simple voluntad de una persona de tronío de la que dependía el futuro del talento, aún por descubrir. Me imagino la tensión de la madre y de la hija, necesitadas de apoyo pero inseguras de obtenerlo. Sin aventurar lo que pudiera ocurrir, apuesto a que las dotes cantoras de la joven eran grandes, excelentes quizá, pero lo cierto es que su utilidad estaba supeditada al capricho de un tipo que, para empezar, era un maleducado. No se hace esperar a unas personas con esa inquietud. Mi solidaridad total con la madre y, sobre todo, con la hija. Un abrazo, Merche

Anónimo dijo...

No quiero imaginarme como cantaba la hija de esta atildada señora. Que cambio brusco de ambiente para el herrerillo!!

Que viajera que estás, me alegro muchísimo!

Regresás antes de las fiestas, verdad?

PASALO GENIAL PRECIOSA, MONTÓN DE BESOTES PARA VOS!

Marcelo dijo...

Me pica la curiosidad. Merche no te demores en la continuación, de acuerdo?

Romek Dubczek dijo...

Merche, perdona, no había leído el comentario que dejaste para mi aquí. Gracias por tu presencia. No hace falta que dejes comentarios, tu compañía ya me basta.
Romek es mi alterego, yo en realidad nací en Barcelona. Polonia siempre fue mi pasión. No sé por qué a los catalanes les llaman polacos. Es un lío.
Un besazo

Teresa dijo...

Es la reina de la descripción.