"La resaca seguía empujando hacia París a los dirigentes más destacados del gobierno de la República, pero tambien a Burdeos, a la Provence y a pueblos fronterizos catalanes iban llegando multitud de españoles que, viendo muy turbio el final de la guerra--pues los de Franco continuaban apoderándose del terreno--preferían observar desde Francia el desarrollo de los acontecimientos.
De Barcelona y Valencia llegaban por la frontera catalana trenes, autobuses y aviones cargados de gente de todas clases sociales: obreros, campesinos, señores, mujeres del pueblo, damas encopetadas, viejos, niños... Entre ellos había socialistas, catalanistas, republicanos, anarquistas...
Muchos eran enviados al interior de Francia, donde comenzaban a funcionar los campos de concentración. La mayor parte de los huidos se encajaba como podía. Las mujeres encontraban colocación con bastante facilidad en servicios domésticos. Tampoco les faltaba trabajo a las que sabían coser, pero las oficinistas y las pocas mujeres de carrera que había en aquella época no encontraban ningun empleo. Con los hombres ocurría lo mismo. Se colocaban con bastante facilidad en faenas del campo o como albañiles, zapateros remendones, peones de carretera, peluqueros, hortelanos, etc., pero los que no podían o no sabían trabajar manualmente, los intelectuales, los que ejercían profesiones liberales, los hombres de carrera y los artistas, lo pasaban muy mal.
En esa situación se encontraba el escultor Sebastián Miranda, que aparecía de vez en cuando en el bar de la rue de la Tremoille. Se daba cuenta de que el barman y su mujer estaban fuera de su ambiente y les solía decir:
--Veo que andan ustedes como yo, de cabeza. Estamos como los rusos blancos de la época de los zares, pero a la inversa.
A este famoso artista le encargaron en París dos o tres bustos con los que pudo arreglar un poco su situación económica, pero tuvo que pasar por el trance de ver morir a su esposa en aquellos angustiosos momentos. Años mas tarde, en Madrid, ya de nuevo triunfante y agasajado por todos, cuando en una de sus amenísimas tertulias alguien hacía alusión a la época de su estancia en París durante nuestra guerra, solía atajar: --¡Por Dios! No quiero hablar de ese momento tan triste de mi vida."
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Refugees continued pouring into France in buses, trains, planes. Franco was winning more territory in Spain and people preferred to see what would happen from this country. They went to Bordeaux, to the Provence; they were from all walks of life: workers, farmers, gentlemen, country women, posh ladies, old people, children and among them there were: Socialists, Catalan nationalists, Republicans, Anarchists...
Many were sent to the interior of the country where concentration camps started to function. The majority tried to make the best of the situation. Women easily found work as maids and those who knew how to sew also found work but it was nearly impossible for secretaries or professional women. The same thing happened with the men. They easily found work as farmers, cobblers, bricklayers, labourers, hairdressers, etc., but intellectuals or those who had liberal professions, and artists had a very difficult time.
The sculptor Sebastián Miranda was in that situation. He often went to the bar of the rue de la Tremoille. He also noticed that the barman and his wife were out of their usual habitat... He said to them: --I see that you're in the same situation I'm in. We're like the white Russians of the Tzarist times but inversely.
This famous artist was assigned to sculpt two or three busts which helped him to get along, however, he had to go through the anguish of losing his wife, who died in those difficult times.
Years later in Madrid when he was asked about his time in Paris, he would cut anyone short saying: -- Oh, God! I don't want to talk about that tragic part of my life.
BELÉN 37
Hace 10 horas
7 comentarios:
Que drama el de los refugiados Merche, cuánto dolor causaron esos militares asesinos.
Besos.
Merche, la mejor amiga de mi madre estuvo en un campo de concentración del que salió para trabajar en "una ferme" y después en una fábrica de lejía. Un compañero y amigo nuestro nació en Port Vendres. A veces se visitaban, la amiga de mi madre y la madre del compañero, y como había bastante hambre se ve que pusieron garbanzos en la olla y se los comieron antes de que estuvieran cocidos del todo. Lo que explicaban no es para ponerlo aquí pero...recuerdo haberme reído muchísimo de las consecuencias.
Recordaban las penurias graciosas, las otras las olvidaban o no querían recordarlas.
Otro señor, padre de una buena amiga mía, acabó en el hospital con un resfriado griposo. No sabía francés y le dijo al médico que estaba "constipé". Le pusieron una lavativa monumental.
Un beso.
No querían hablar de aquella experiencia, pero no podían evitarlo. Marcó sus vidas de tal manera que la experiencia del exilio nunca se desprendió de su mente y afloraba nada más empezar la conversación. Son historias tremendas, donde la calidad humana se mezcla con la tragedia y el pavor a lo desconocido, siempre con la tímida esperanza de que la victoria aliada podría acabar con el criminal de El Ferrol y sus huestes. Tristemente no fue así, y sus vidas se vieron sumidas en la penuria, en la rutina, en la evocación permanente, en el deseo frustrado, en la nostalgia por volver a un pais que era el suyo aunque el miseranle Serrano Súñer (cuidado con rehabilitar a tan siniestro personajillo) les considerase apátridas. Son historias que permanecen dispersas y que no dan idea cabal, pese a su gravedad particular, de la desgracia generalizada que supuso la victoria del fascismo en España. Gracias una vez más por relartarnos estos hechos. Un fuerte abrazo
La situación de los españoles republicanos en los campos de refugiados franceses es una de las etapas históricas recientes que más necesita estudiarse. Comprendo que a los franceses no les interese, pero debería aportarse más pruebas y algún reconocimiento a la memoria de los que allí estuvieron.
Besos.
Cada día más interesante, nena. Cuanto dolor reflejan tus lineas, debió se terrible.
Besos, cariño
Merche, cuando comparamos el Exilio dorado de los miembros de la LLiga ( el Conde de Bulnes entre ellos) y de los afines a la derecha que pudieron salir gracias a la Generalidad de entonces
( paradojicamente de Esquerra Republicana) y que se establecieron en su gran mayoria en Italia, en la Costa, en hoteles o residencias, viviendo con el dinero que con antelación habían ido sacando en cuentas bancarias al extranjero...Con las penurias que pasaron los que mencionas... dista un abismo...
PEDRO, se está estudiando y trabajando sobre ello... en eso estamos.. las traducciones que me encargan vesan sobre ello, "Los caminos del exilio" " Les chemins de l'exil" y los campos de concentración , los testimonios orales que aún podemos obtener...
Es largo, faltan ayudas pero se logrará..
Besos, Mi Merche y para todos...
TORO, pues sí, mucho dolor. Besotes, M.
ANTONIA P. ¡Me han encantado tus anécdotas! Lo de "constipé" me ha hecho mucha gracia. Besotes, M.
FERNANDO mira por donde que conocí a Serrano Suñer en Madrid cuando iba al Ritz a ver a mi amiga Monica que había venido con sus tios, él, presidente del First National Bank de Nueva York (escribí un post sobre el tema...) que vino a dar un préstamo a Franco. ¡Qué vueltas da la vida! Besotes, M.
PEDRO ¡Has aparecido! Estaba MUY preocupada... Un poco más arriba, SELMA, te contesta sobre el tema de los campos. Muchos besotes, M.
DIANNITA, sí, debió de ser terrible. ¡Qué tiempos! Menos mal que nosotros no los hemos experimentado pero, aún, nunca se sabe... Muchos besotes, M.
SELMITA, pues, mira, que esa historia de la Lliga no la conocía en absoluto. Es que yo tambien me estoy enterando de esa época con el libro de mi tia. Gros bisous, M.
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