El sabado compré una deliciosa (tenía toda la pinta, por lo menos) paletilla de cabrito que hoy me dispuse a cocinar en el horno. Lo puse a pre-calentar a 200 c. y esperé. No se calentaba. Hay un reloj a la izquierda de los mandos y toqué el botón. De repente se encendieron unas luces rojas con numeritos, di vuelta a las agujas del reloj para pararlas en el 200 pero se me pasó. Di vueltas de nuevo tratando de volver a encontrar el 200. Todo se apagó y empezó a sonar una campanilla (aún sigue despues de más de una hora...). Desesperada, llamé a la puerta de Gemma y Oscar. No están. Fui al primer piso a los vecinos que estuvieron en Canada durante treinta años. No estaban tampoco (acaban de volver de un crucero. Llegaron a las 02:00 según me informó Miguel el vecino de enfrente de ellos). Entonces llamé a Miguel--ya le conozco porque el sabado, muy amablemente, me llevó en coche al pueblo). La verdad que la mar de simpático me dijo que su hijo (se estaba duchando en esos momentos) bajaría a ayudarme. Bajó y el pobre trató de arreglarlo pero no hubo manera. Me dijo que su madre sabría, porque habían tenido un horno igual y que cuando volviera de la compra le diría de venir. Vino pero tampoco hubo manera de arreglarlo (parece ser que tuvo un horno igual pero hace quince años y ya no se acordaba) entonces Margarita que es como se llama la madre, me dijo que le diría a Luisa (la que estuvo en Canada), que también estaba de compras, en cuanto volviese viniese a verlo porque le parecía que su horno era igual. Mientras tanto la campanita no dejaba de sonar... Al poco rato bajó Margarita de nuevo con un plato de merluza con almejas y un entrecôte para que no me quedara ¡sin comer! Qué maja, no me digais...
Al fin llegó Luisa (la de Canada) y ¡arregló el horno! Las lucecitas se encendieron y la fastidiosa campanilla paró de sonar. Como veis tengo unos vecinos la mar de solidarios y simpáticos. Estoy feliz. Miguel, Margarita y Luisa son setentañeros, o sea, de mi quinta...
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On Saturday I bought, what seemed, a delicious kid (goat) shoulder blade which I was, happily, going to roast yesterday. I pre-heated the oven at 200 c and waited. Nothing happened. To the left there was a clock and a button. I pressed the button and the clock lit up red, I moved the needles and numbers appeared. I tried to stop them at 200 but they went ahead until they stopped and a bell started ringing... It rang for more than an hour! Desperate I knocked on Gemma and Oscar's door. They weren't home, so I went upstairs to the first floor where a couple, that had lived in Canada (Sudbury) for thirty years, lives. They weren't home either. Miguel, who lives in front of them, told me they had arrived from a cruise at 02:00 a.m. and that they had gone out shopping because, of course, I knocked on his door also. (I already knew Miguel because on Saturday, he very kindly, drove me to the village). I told him my woes with the damn oven and he said his son (who was in the shower) would come down and help me. He came but didn't manage to fix it (the bell was still ringing) he told me that his mother, who was out shopping, would be able to help me as they had had an oven just like mine. Margarita, the mother, came after about an hour but wasn't able to do anything either as she did have an oven just like mine, fifteen years ago, and she couldn't remember how it worked... She said that Luisa (who had lived in Canada) was sure would help as her oven was like mine. So I waited for about another half an hour with the bell still ringing... In the meantime, Margarita, came down with a dish of hake with clams and a steak so I wouldn't be without lunch! I tried to tell her that I did have more food and to please take it back but to no avail. She insisted and insisted. Really, it was VERY kind of her.
Finally, Luisa (the "Canadian") came and fixed the damn oven!! The bell stopped.
As you can see I have lovely neighbours. I think I'm going to be very happy here. Miguel, Margarita and Luisa are in their seventies, which means that practically, we're all the same generation!
29 comentarios:
Es que los hornos son muy puñeteros. El mío me odia.
Me alegro de que tengas buenos vecinos. pero hay una cosa que no...no eres setentaañera. No te pongas años encima.
Y si estos vecinos son buena gente y simpáticos es porque tu provocas mucha simpatía.
Besos grandes, muchos.
No confundirías la campanita con el teléfono?
:P
Besos.
Los electrodomésticos modernos cada vez necesitan un mayor conocimiento: deberemos hacer un máster para usarlos en breve.
¡Bien por los vecinos! Ahora, a compartir el cabrito...
Besos.
jajajajajaja, ya veo que no sabes qué más hacer para ir conociendo a todo el vecindario. Vaya suerte de vecinos que te han tocado.Como te dice PEDRO, ahora toca compartir con ellos la paletilla de cabrito.
Besos
ANTÒNIA, puñeteros sí que son. Ahora mismo saqué la paletilla, apagué todo pero el reloj con las lucecitas seguía encendido... Di vueltas, se apagó y ¡empezó a sonar la maldita campanilla! Le dí un sopapo al botoncito y por arte de birlibirloque ¡se apagó la campanilla! (Entre tu y yo, creo que no lo voy a volver a utilizar en la vida...). Besotes, M.
TORO, ¡NO! era una odiosa campanilla... Besotes, M.
PEDRO, ¿Un master? ¡Un doctorado! Se necesita un ingeniero de lo que sea o físico nuclear por lo menos, para entender estos artilugios. Estoy que trino. Besotes, M.
ASUN, la paletilla mucho me temo no da para todos los vecinos. Es muy pequeña, justo,justo para una persona y un poquitito más para otra. Casi toda es hueso. De todas formas, uno de estos dias, les invitaré a todos "Trasto" incluido, a un buen cocido. Besotes, M.
Estoy con Pedro: necesitaremos estudiar una carrera para poder saber usar algunos de estos "chismes".
Un abrazo...!
Yo había intentado ligar con el truco de pedir sal a mi vecina, pero nunca me resulto. Voy a ver si compro un horno y pruebo como método, aplicando lo que te sucedió.
Es que ya no se fabrican hornos como los de antes.
Un abrazo
Me alegro que estés en buena comunidad.
Eso te pasa por no leer el manual de instrucciones, te liaste a darle a los botones y lo trastornaste.
Los vecinos estarán encantados con la nueva vecina, ya tienen cosas nuevas que contar.
Un abrazo.
Mama, (perdonad faltas de ortografia a los que lean este comentario, escribo de un teclado ingles) esta historia es buenisima Por cierto, para que sepais, hoy le llame a mi madre desde Canada con muchas ganas de saber sus ultimas aventuras con su nueva casita y se negaba a contarme las ultimas por telefono ya que lo ha escrito todo aqui, asi que aqui estoy poniendome al dia con las noticias de mi madre! Bueno, y lo que decia, esta historia es BUENISIMA, me encantan los vecinos! que bien! besos, Chipi
CORNELIVS, ni que lo digas... Besotes, M.
JAN, la comunidad no podría ser mejor... Estoy encantada. Y, sí, ¿por qué no hacen los hornos como antes? Simples, sencillos...No. Tienen que ser complicados a más no poder. GRRR... Besotes, M.
PANCHO, ¡No hay manual de instrucciones! Por lo menos no lo he encontrado, de todas formas, no lo entendería... Sé como funciona un horno NORMAL ahora, éstos ultra-modernos, digitalizados, supersónicos, atómicos, NO. La verdad, NO. Besotes, M.
Mi adorada CHIPI, ¡qué ilusión recibir un comentario tuyo en mi blog! Ya era hora...(no es por nada)pero ¿ves? tienes que léerme porque así te enteras mejor de mis andanzas. Todo ésto no te hubiera podido explicar por teléfono. ¿Has leido mi post anterior? Bueno, mañana, hablamos. Muchos, muchos besotes de tu mami que te adora, M.
COn la excusa de tu horno ( en horabuena) desfiló todo el pueblo por tu casa, ¡geniaaaal!
¡jajajaja me alegro de que hicieras tan buenos sociales.... con entrecote incluido, tomo nota!
Besos
Buenos vecinos Merche. Me alegro mucho por tí, porque una vez que te decides a dar un paso tan importante, entras con mal pié y....No lo quiero ni pensar. Saludos!
La rebelión de los electrodomésticos. Y toda la casa escuchando el pitido... Una buena manera de darte a conocer en el vecindario. Y de conocer tú a la gente de alrededor.
MYRIAM, veremos lo que me pasa hoy... Ahora solo me falta conocer a los del segundo piso... (solo hay tres pisos, el bajo (mio y enfrente Gemma y Oscar), el primero y el segundo). Besotes, M.
MONTSERRAT, soy muy afortunada porque son encantadores. Hay muy buenas vibraciones en esta casa, sí señor. Besotes, M.
CECI, no creo que el pitido se oyera por toda la casa...(espero) pero sí que ha sido una buena ocasión para conocer a mis vecinos. Como le digo a MYRIAM solo me faltan los del segundo piso... Besotes, M.
GRACIAS MIS QUERIDOS
jaja...te faltó llamar al carnicero de la esquina...es que tienen guasa algunos cacharros modernos...nada mas que instrucciones tienen una verdadera enciclopedia...un beso...
Pero Merche, has llegado a revolucionar ese lugar tan tranquilo y apacible, ajajajaja!!
Y como premio comiste unas cosas riquísimas!
BESOTES HERMOSA!
TUCCI, ¡Ojalá tuviera un carnicero a la vuelta de la esquina! La verdad es que el sitio es precioso, cerca de la playa pero no hay ninguna tienda en un kilometro a la redonda... El pueblo está más arriba en el monte o sea que son diez minutos andando a la parada del bus, y luego subir en él. Menos mal que ya me he conseguido una tarjeta gratis por ser de la tercera edad... ¡Alguna ventaja teníamos que tener los viejetes! Besotes, M.
STANLEY, sí, un poco de revolución sí que causé... Y la merluza con almejas que me trajo Margarita estaba ¡deliciosa! al igual que el entrecôte. Soy muy afortunada. Muchos besotes, M.
"Veni, vidi, vici" Julio César 47 AC.
Merche Pallarés: como Julio César pero en Junio 2010.
jaj cari, tu vecindario tiene muy buena pinta, creo que te van a dar mucho juego en una nueva serie de post sobre "vecinismo" jaja
Bezos.
¡Qué bueno! acabas de llegar y tienes todo el vecindario en el bote. Me alegro.
No hay mal que por bien no venga.
Un abrazo
Menos mal que tienes buenos vecinos. Si tuvo hace 12 años un horno como ese, no será tan moderno... Mira, yo tengo un horno de hace un año y medio y es mucho más sencillo que todo eso. Se puede usar sin instrucciones. Como muestra un botón: a mi madre (que vive enfrente) se le rompió el suyo hace unas semanas con el arroz con costra a medio preparar. Así que, vino a mi casa y, sin mirar instrucciones (no sabía dónde estaban y eso que las guardo en el primer cajón al lado del horno, con buscar un poco, las habría encontrado) y sin llamarme (yo estaba en otro pueblo en casa de una amiga) consiguió encenderlo y usarlo.
PACO, ¡Qué exagerado eres! Si, si...veni, vidi, vinci...ja,ja... Besotes, M.
THIAGO, sí, creo que van a dar mucho juego. Me falta por conocer a los del segundo... Besotes, M.
KETY, gracias, no sé, no sé si los tendré en el bote. Son muy simpáticos, eso sí, pero igual piensan ¡qué ladrillo de vecina les ha tocado! Besotes, M.
AMELCHE, dime que horno tienes, PLEASE!! Besotes, M.
GRACIAS DE NUEVO, MIS QUERIDOS
Hola Merche
Estoy segura que a mi me hubira pasado igual. Soy un desastre con los electrodomesticos. Mi marido se empeña en que me lea el manual de instrucciones, pero si algo no puedo leer y mira que me gusta, es el BOE y los libros de instrucciones, asi que siempre me lio con ellos y mas si son modernos.
Estoy convencida que la mayoria de la gente es buena y ahi esta la prueba de tus vecinos.
Un abrazo
Luz
ELE, sí, yo también creo que la mayoría de la gente es buena y sobre los libros de instrucciones, me pasa igual que a ti ¡no los entiendo! Por cierto, el BOE tampoco... Besotes, M.
Oye ¿dónde se encuentran vecinos así? Aquí, seguro que no...
Un beso!
MARCELO, la verdad es que yo tampoco me había topado con ninguno como éstos en ninguna parte y ¡mira que he vivido en varios lugares! Besotes, M.
this must've been so irritating, listening to the ringing of the oven so long! thank goodness someone was finally able to help you. It is good that you have so many helpful neighbours.
NORTHSHORE, irritating is not the word it was mind racking! But, yes, I'm blessed with wonderful neighbours. Hugs, M.
Desde luego que vaya pasada.
Ya me parecería una acto de generosidad que te hicieran un huevo frito con puntillas, pero lo otro...
¡qué barbaridad!
Merece la pena pagar una comunidad elevada en estos casos.
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