Capítulo LVI- 2ª parte de nuestra lectura colectiva en el blog "La Acequia" de Pedro Ojeda Escudero (sin traducción al inglés).
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Chapter 56 - 2nd part of our joint reading in Pedro Ojeda Escudero's blog "La Acequia" (without an English translation).
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En este capítulo Quijo y Tosilos se enfrentan en una "nunca vista batalla...en la defensa de la hija de la dueña doña Rodríguez". También nos enteramos de que "no quedaron arrepentidos los duques de la burla hecha a Sancho..." (¡Serán asquerosos!) Viene el mayordomo a contarles todo lo que pasó en la ínsula con pelos y señales (otro qué tal baila...).
El duque previene a Tosilos que en la batalla no puede matar ni herir gravemente a nuestro Quijo "...ordenó que se quitasen los hierros a las lanzas..." (parece ser que el "Concilio" prohibía "tales desafios").
Llega el dia de la batalla. Todos, jueces de campo, las dueñas, madre e hija, demandantes y lugareños de las aldeas circundantes habían acudido a ver el desenlace. "El primero que entró en el campo fue el maestro de las ceremonias". Chequeó que todo estuviera en orden y "...no hubiese algún engaño, ni cosa encubierta donde se tropezase y cayese; luego entraron las dueñas y se sentaron en sus asientos, cubiertas con los mantos hasta los ojos, y aun hasta los pechos..." (con burkas, vamos...).
Suenan las trompetas y los atambores y entra "...sobre un poderoso caballo, el grande lacayo Tosilos, calada la visera y todo encambronado, con unas fuertes y lucientes armas." Con gran fanfarria dió la vuelta al ruedo y se paró delante de la que, supuestamente, era la hija ofendida y engañada. Se quedó prendado. Desistió de luchar contra nuestro Quijo que ya se había presentado en la plaza montado sobre su famélico Roci. Los duques (grr...) sentados en sus gradas con todos los pueblerinos a su alrededor esperaban la batalla. Ya se había acordado que si Quijo ganaba, Tosilo se casaría con la susodicha y si no, se libraba de ese yugo. Todos estaban pendientes, con el alma en vilo, casi, casi sin respirar esperando los acontecimientos.
Quijo se encomienda "a Dios Nuestro Señor y a la señora Dulcinea del Toboso" esperando la señal del comienzo de la contienda. Pero, Tosilos, se había quedado embobado "Parece ser que cuando estuvo mirando a su enemiga le pareció la más hermosa mujer que había visto en toda su vida..." Aparece Cupido "...y así, llegándose a él bonitamente sin que nadie le viese, le envasó al pobre lacayo una flecha de dos varas por el lado izquierdo y le pasó el corazón de parte a parte; y púdolo hacer bien al seguro, porque el Amor es invisible y entra y sale por do quiere, sin que nadie le pida cuenta de sus hechos".
"Cuando dieron la señal de la arremetida estaba nuestro lacayo transportado...no atendió al son de la trompeta, como hizo don Quijote, que apenas la hubo oído cuando arremetió y a todo el correr que permitía Rocinante partió contra su enemigo; y viéndole partir su buen escudero Sancho, dijo a grandes voces: ¡Dios te guíe, nata y flor de los andantes caballeros! ¡Dios te dé la victoria, pues llevas la razón de tu parte!"
Tosilos no reacciona. Le pregunta al juez de campo "¿esta batalla no se hace porque yo me case o no me case con aquella señora?" Le contesta que así es. Entonces Tosilos dice que pasa de la batalla y que "...quiero casarme luego con aquella señora". Nuestro Señor de los leones se queda sorprendido de que el lacayo no le ataque, los duques tampoco entienden nada, el "maese de campo" les informa de lo que pasa. Los duques están furiosos (que se chinchen).
Mientras ésto pasaba, Tosilos se acerca a la doña Rodríguez "...y dijo a grandes voces: --Yo, señora, quiero casarme con vuestra hija y no quiero alcanzar por pleitos ni contiendas lo que puedo alcanzar por paz y sin peligro de la muerte." Al oir ésto, Quijo queda encantado y le da la enhorabuena. El duque baja de su estrado y se asegura de que es lo que Tosilos verdaderamente quiere hacer. Este lo ratifica. Se quita la celada "...le iban faltando los espíritus del aliento y no podía verse encerrado tanto tiempo en la estrecheza de aquel aposento."
La dueña y su hija se dan cuenta de que no es el que la deshonró "--¡Éste es engaño, engaño es éste! ¡A Tosilos, el lacayo del duque mi señor, nos han puesto en lugar de mi verdadero esposo! ¡Justicia de Dios y del rey de tanta malicia, por no decir bellaquería!" "--No vos acuitéis (me ha encantado esta palabra), señoras--dijo Don Quijote--, que ni ésta es malicia ni es bellaquería; y si la es, no ha sido la causa el duque, sino los malos encantadores que me persiguen... Tomad mi consejo y, a pesar de la malicia de mis enemigos, casaos con él, que sin duda es el mismo que vos deseáis alcanzar por esposo".
El duque se parte de risa al oir los razonamientos de Quijo y pide que dilaten el casamiento quince días encerrando "...a este personaje que nos tiene dudosos, en los cuales podría ser que volviese a su prístina figura, que no ha de durar tanto el rencor que los encantadores tienen al señor don Quijote...". Sancho le dice "¡Oh, señor! que ya tienen estos malandrines por uso y costumbre de mudar las cosas de unas en otras que tocan a mi amo." Le cuenta como trastocaron al Caballero de los Espejos en el bachiller Sansón Carrasco (grr...) y a Dulcinea en rústica labradora.
La hija termina aceptando al lacayo como marido que mejor es pájaro en mano que ciento volando... Tosilos se recoge "...hasta ver en qué paraba su transformación; aclamaron todos la victoria por don Quijote, y los más quedaron tristes y melancólicos de ver que no se habían hecho pedazos los tan esperados combatientes... ". La gente se fue, volvieron el duque y Quijo al castillo, encerraron a Tosilos, y la doña y su hija "...quedaron contentísimas de ver que por una vía o por otra aquel caso había de parar en casamiento...".
Seguiremos con LVII.
12 comentarios:
Merche..al final el duque no es tan malo..si hasta le dice al tosilos que no muela a palos a Don Quijote....
De todas formas ya se ve el final, Cervantes quiere abandonar el entorno pero ya...un beso
Merche, lo que se inventaban para entretenerse.
Besos
La hija de la Rodriguez debió pensar que: "vale más pájaro en mano que ciento volando" y se quedó con Tosilos.
Que costumbres y hábitos que tenían. el tema era distraerse.
BESOTES MERCHE, BUEN FINDE!
Ay Merche, qué ocurrencias tienes, comparar la vestimenta de la dueña y su hija con burkas. Lo que me he reído.
A los duques les sale el tiro por la culata, pero DQ sin quererlo hace que salgan airosos cuando atribuye los hechos a los encantadores. Al final siempre quedan bien.
Besos
Si, son rekete-asquerosos. Por suerte ya nos libramos de esos innombrables.
No sólo "pájaro en mano" también creo que la chica se dió cuenta de que el lacayo T. era más hombre que el "caballero" que la engaño y huyó.
Besos
TUCCI, sí, qué simpático el duque... El muy facineroso... En el próximo capítulo ¡se largan! Besotes, M.
KETY, tiempos violentos aquellos... Besotes, M.
PACO, exactamente, querido. Besotes, M.
STANLEY, a los españoles siempre les ha gustado la sangre... Feliz finde para ti también, querido, Besotes, M.
ASUN, esos encantadores dan para mucho... Hogei muxu handi, M.
MYRIAM, por supuesto que Tosilos es mucho más hombre que el que huyó, porque casarse en aquellos años con una desvirgada, debería ser ¡anatema! (lo ha sido hasta hace bien poco...). Besotes, M.
La niña de la Rodri ve el cielo abierto; ella no quiere quedarse para vestir santos. Coincido contigo en el refrán de "más vale pájaro en mano que ciento volando".
Besos con sabor a caracol
ANTONIO, efectiviwonder, mejor casada que solterona--en esa época sobre todo. Gracias por tus besotes con sabor a caracol, aunque espero, no babosos... Besotes con sabor a jamón jabugo, o mejor, a Absenta..., M.
La Rodriguita deja caer el "burka" y Tosilos es asaetado por las flechas del amor. Y la niña ve el cielo abierto, la oportunidad para tapar su deshonra. ¡Qué pena la vida de las Rodriguitas! Cuánto machismo...a ellos ¿quién les pedía cuentas?
Un abrazo de una soltera vocacional
ABEJITA, sí, a ellos nunca se les ha pedido explicaciones ni obligaciones... ¡Menos mal que las cosas han cambiado, algo...! Y, chica, mejor estar sola que mal acompañada... Besotes, M.
Ya sabes, querida Merche, que hubo tiempos en los que una chica "deshonrada" debía aprovechar bien la primera ocasión que pasara por delante...
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