domingo, 9 de mayo de 2010

EL PASTORCILLO VALIENTE


"Una tarde, María paseaba con Catalina, la hija de Mateo, por las afueras del pueblo, y en el camino se cruzaron con un pastorcito que llevaba un rebaño bastante grande.

Según les dijo, se llamaba Gerineldo. Era todavía un niño. Llevaba pelliza de cabra, un viejo sombrero negro y las piernas envueltas en bayetas amarillas, sujetas con las cintas de su calzado, que consistía en una especie de abarcas hechas con trozos de neumático. Cruzada sobre el pecho, una tira de cuero de la que pendía un zurrón. Era la estampa clásica del pastor.

Las mujeres le preguntaron a dónde se dirigía, y él les dijo que iba hacia los prados de un monte llamado "El Corralón". Cuando el pastor con nombre de cuento de hadas se quitó el sombrero para rascarse la cabeza, Catalina y María pudieron ver su rostro atezado y expresivo.

--¿Qué llevas en el zurrón?--le preguntaron.

El chico les mostró media hogaza de pan de centeno y una caja de metal, dentro de la cual guardaba un trozo de tocino.

--¿Es ésa tu comida?--le preguntaron--. Y, ¿cuándo volverás a casa?

El chico dijo que estaría apacentando las ovejas hasta el anochecer del día siguiente.

--Hoy dormiré a campo raso--añadió--, y para comer, además de ésto, ya encontraré algunas bellotas.

--Y cuando duermes, ¿no se te escapan las ovejas?--le preguntó María.

Gerineldo explicó que cuando él dormía, dormían también las ovejas.

--¡Y poco miedo de que se me escapen!--dijo--. Antes de dormirme, ato a una de ellas con una cuerda a mi muñeca. Si alguna oveja se levanta por algo, todas las demás se levantan también, y la que está atada a mi muñeca me da la señal de alarma.

--¿No te da miedo andar solo por esos montes?

--No voy solo. Me acompañan mis ovejas. Lo único que me preocupa es que me pueda picar alguna tarantulilla.

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THE BRAVE LITTLE SHEPHERD

One afternoon María and Catalina, Mateo's daughter, were taking a walk outside the village when they met up with a little shepherd who was leading quite a large herd.

He told them his name was Gerineldo. He was still a child. He wore a goat-hair jacket, an old black hat and his legs covered in thick, yellow cloth, held together by the strips of his shoes, which were rubber sandals made with pieces of old tires. Crossing his chest, a leather band from which hung a shoulder bag. He was the vivid image of a classical shepherd.

The women asked him where he was going and he said to the fields of a mountain called "El Corralón". When the shepherd, with the fairy-tale name, took off his hat to scratch his head, Catalina and María saw his tanned, expressive face.

--What are you carrying in the shoulder bag?--they asked him.

The boy showed them half a large loaf of rye bread and a metal box inside of which he kept a piece of bacon.

--Is that your food?--they asked him--. And, when will you be back home?

The boy told them he would be pasturing his sheep until the following day's nightfall.

Tonight I'll sleep in the open air--he added--, and, besides this, I'll eat some acorns that I'm sure to find.

--And, when you're sleeping, the sheep don't flee?--María asked him.

Gerineldo explained that when he slept, the sheep also slept.

--No worry that they flee!--he said--. Before I fall asleep, I tie one of the lambs with a rope to my wrist. If any lamb stands up, they all stand up so the one tied to my wrist warns me.

--Aren't you afraid of going alone through these mountains?

I'm not alone. The sheep are with me. The only thing that worries me is a tarantula's bite.

12 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Ese niño hoy estaría tutelado por algún órgano administrativo de protección de menores y en un par de años lo convertirían en un tonto útil para el sistema.

Besos.

Asun dijo...

Le dices a un niño de hoy que tiene que dormir al raso acompañado de un montón de ovejas y con un trozo de pan y tocino por única comida y te hace un corte de mangas en toda regla. Aparte de que se cagaría de miedo, claro.

Me ha llamado la atención que especifique que las bayetas que le cubrían las piernas eran amarillas, como si ese detalle fuera importante.

Besos

Fernando Manero dijo...

¿Qué otra cosa podía ser el chaval que se afanaba en tareas tan ingratas? Más cornadas da el hambre se diría para sus adentros, dispuesto a aguantar lo que se le viniera encima. Y la verdad es que listo era, listo como el hambre, que le llevaba a sobrevivir como a tantos niños en la España de entonces y en tantos sitios del mundo ahora. Aunque con un tono paternalista algo rancio, Gabriel y Galán describió bien la figura del niño pastor que dormía al sereno. Era educado el chaval, cortés y explicativo, inteligente y sincero, mas nació en cuna humilde y su suerte quedó echada. Un fuerte abrazo, Merche

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Aquella España tenía gente así: aunque haya una visión idílica sobre el pastor, su condición -cuando no eran propietarios del ganado que pastoreaban- era casi de semiesclavitud. Se entraba de muy pequeños al servicio de un amo y se trabaja casi para tener para comer.
No está tan lejos aquello, querida Merche.
Besos.

Antonio Aguilera dijo...

Es una hermosa historia para ser contada, pero triste para ser vivida.
Revela el conformismo de la época. Y curiosa la seguridad que tenía el pastorcillo de sí mismo.

Realmente es una tierna historia.

Ya sabes lo perdío que ando, pero mira, en cuanto tengo un clarillo vengo a darte un besote, como a tí te gusta decir.
MUACK

Merche Pallarés dijo...

TORO, tienes mucha razón, así estaría hoy el pobre... Creo que es mejor que esté con sus ovejas. Besotes, M.

ASUN, hoy en dia un niño no aguantaría eso en nuestro "primer" mundo pero no nos podemos olvidar que en España hubo muchos pastorcillos valientes. Lo del color amarillo supongo que será porque era el color que llevaban en esa época. Besotes, M.

FERNANDO MANERO ¡Bienvenido de vuelta! Sí, qué pena de inteligencia echada a perder... Besotes, M.

PEDRO, no, no está tan lejos... Besotes, M.

ANTONIO AGUILERA, ¡Gracias por venir! Qué dura aquella España y aquella vida... Besotes, M.

GRACIAS MIS QUERIDOS

Thiago dijo...

jaj que3 listo el pastor... Eso si, llamarse Gerineldo? no dejan de asombrarme los nombres del libro de tu tia.. yo pensaba que en esa epoca todo el mundo se llamaba José, Juan y Manuel, jaaj

Bezos.

Unknown dijo...

Cuando estuve de maestra en un pueblo perdido de los valles pirinaicos tenía un alumno de 6 ó 7 años que cada día, después de clase se iba a apacentar un montón de vacas enormes. Si llovía se llevaba un paraguas más grande que él.
Y no era el único, había varios pero eran más mayores. Este no sabía contar cuántos eran 2+3 però si le decías dos corderos y tres corderos, el cinco salía a velocidad meteórica de su boca.
Era muy gracioso porque los problemas de aritmética tenían que versar sobre, vacas, corderitos o litros de leche, si no, nada de nada.
Besos

Merche Pallarés dijo...

THIAGO, pues ya ves que no. Ese nombre de Gerinaldo nuna lo había oido... Besotes, M.

ANTÒNIA, Es que con ejemplos siempre se aprende mejor. El crio sabía que tres vacas más dos eran cinco. Creo que hoy en dia les enseñan matemáticas así, con ejemplos. En mi época ¡ni te cuento! A palo seco. Por lo tanto yo siempre fui un "0" en mates... Besotes, M.

pancho dijo...

Surprised by the name: Gerineldo. What a nice name! It sounds to the old collection of ballads. I think your aunt looked for a suitable name for the job, a shepherd.

Gabriel y Galan a poet who is being reassessed after years of oblivion.

I’m going to read your revolutionary call.

Merche Pallarés dijo...

PANCHO, Pancho, Pancho... "it sounds to the old collection of ballads" !!! It sounds LIKE a name of the ancient ballads would have been more correct, my dear. I see that, once again, you pushed the button too fast... Besotes, M.

Teresa dijo...

Pues lo de la bayeta también me ha llamado la atención porque he pensado en las que tenemos ahora en la cocina, las de Vileda.