sábado, 20 de noviembre de 2010

PRODUCCIÓN A RITMO DE URGENCIA



"El transformador estaba ya a punto, y la mina comenzaba a funcionar con gran rendimiento.  Aunque no inmediato, se presentía el final de la guerra mundial, y por consiguiente, también el fin del negocio del wólfram, por lo que se trabajaba febrilmente, de día y de noche, en tres turnos.

El ingeniero Rezola, instalado en Candera, fustigaba sin miramientos a todo el mundo para que las cosas fuesen de prisa.  Hizo subir al piso de arriba de la casa de Candera los muebles que estaban en la planta baja, salvo los de la oficina, que quedó cerrada a cal y canto.

--¡Gracias a Dios que tenemos pocos muebles!--suspiró María, agobiada por el trabajo.

Los obreros empezaron a traer en camiones el wólfram de Zomel y lo depositaban, sin envase, en el suelo del comedor.  Rezola mandó hacer cinco montones aproximadamente iguales.  Para que el mineral quedase homogéneo y bien mezclado, tres obreros provistos de grandes palas revolvían los montones, pasando el mineral de uno a otro.  Repitieron la operación hasta diez veces, de forma que era digna de ver la cara de consternación de María y Sacramento, cuando, tras de estas manipulaciones y después de pesar el mineral, meterlo en sacos y cargarlo en un gran camión, contemplaron el comedor.  ¿Cómo limpiar todo aquello?

María tardó un poco en recuperar la moral, luchando a brazo partido por no caer en el desánimo.

El brocal del pozo de Mari Juana empezó a funcionar activamente.  Mientras Sacramento, María y Silveria blanqueaban y lavaban el techo, el suelo y las paredes del comedor.  Miguel se fue en el camión a Sevilla, donde debía entregar el wólfram en el depósito que los ingleses habían acondicionado a tal efecto.  Antes de llevarlo, se había enviado una muestra del mineral a Londres y otra a Madrid, donde los británicos tenían una oficina que se ocupaba de aceptar o rechazar las muestras.  Era tal el interés de los ingleses en que el wólfram no llegase a las fábricas alemanas, que era raro que rechazaran el mineral, por pobre que fuese."

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PRODUCTION AT FULL SPEED

The transformer was ready and the mine functioned with great productivity.  Everyone worked feverishly, day and night, in three shifts, as the end of the World War was looming which also meant the end of the wolfram/tungsten business.

Rezola, the engineer, installed in Candera, fustigated everyone, no matter who, to make things go faster.  He ordered to move all the furniture of the Candera house, from the main floor to the upper one, except those of the office which was shut close.

--Thank God we don't have too much furniture...--sighed María, snowed down with work.

The workers brought wolfram from Zobel in trucks and left it, without a container, on the dining room floor.  Rezola ordered to make five piles of, approximately, the same size.  In order that the mineral be homogeneous and well mixed, three labourers with large shovels, stirred the stacks transferring it  from one heap to another.  They repeated this operation up to ten times.  It was quite a sight to see María's and Sacramento's worried faces, when, after these mixings, weighing the mineral, packing it in sacks and loading it in a big lorry, they looked at the dining room.  How would they clean all that?!

Fighting against falling into desperation, María took some time to lift up her moral.

The well in Mari Juana's yard worked intensively.  While Sacramento, María and Silveria cleaned and white-washed the roof, the floor and the dining room's walls, Miguel went on the truck to Seville where he had to deliver the wolfram in a deposit the English had organized to that effect.  Before delivering it, a sample of the mineral had been sent to London and another to Madrid, where the British had an office in charge of accepting or refusing samples.  The British had such an interest that the wolfram didn't reach the Germans that it was rare they would refuse it, even if it was poor quality.

18 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Los obreros y las mujeres eran los únicos que se dejaban la piel.

Como ahora.

Besos.

Asun dijo...

Las mujeres a hacer el trabajo "sucio". Qué más les da a ellos ensuciar si total no lo tienen que limpiar...

En fin...

Besos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Las guerras, al final, tiene siempre un interés material por mucha retórica que se use: aquí, un mineral.
Besos.

Señor De la Vega dijo...

Mi Señora Merche, que bueno que apareció el Tungsteno en las memorias.
Estoy con Asun, todo lo K sirve para la guerra ensucia, y el limpiarla le toca justo a quien más sufre por tenerla o evitarla.

Besos y Suyo, Z+-----

Merche Pallarés dijo...

TORO exac-ta-men-te. Besotes, M.

ASUN ese ingeniero Rezola era para matarle... Besotes, M.

PEDRO, los que se forran con las guerras... Sí, señor, siempre hay un interés económico sin lugar a dudas. Besotes, M.

SEÑOR DE LA VEGA, así es. Los curritos a currar... A sus pies, M.

Myriam dijo...

QUé tiempos más duros, como para no casi caer en el desánimo, Tu tía te cuento, era una persona muy valiente.

Besos

Paco Cuesta dijo...

Reconozco que me he liado, como mineral conozco (poco más que el nombre) wolframio.

Anónimo dijo...

Hay algo de realidad en la historia. Durante la guerra, mi padre estuvo internado en el campo de concentracion de Fontao, cerca de Silleda, en Galicia, que era una mina de wolframio. Los presos politicos trabajaban mas bien de capataces. Yo estuve de ninyo en Fontao con mi madre.

Avelino.

SOUSA-POZA dijo...

A ver si funciona ...

Merche Pallarés dijo...

MYRIAM, me las imagino fregoteando toda la casa... ¡Qué horror! Besotes, M.

PACO CUESTA, normal querido porque entraste tarde a leer estas historias. Mis tios estaban en "Candera" (en realidad Cardeña) porque él era el gerente de una mina bilbaina de wolframio. Eran los años de la II Guerra Mundial y este mineral era muy valioso para hacer armamento. Besotes, M.

Thiago dijo...

jaj Todavía en Galicia se habla mucho del Wolfram y de como algunas familias adineradas "ganaron su fortuna con el estraperlo y el wolfram". Qué no sé si eran negocios paralelos o el mismo en realidad, jaaj


bezos.

Abejita de la Vega dijo...

Siempre nos dejan lo de la limpieza a las mujeres.¿Qué suerte tenemos? ¿Viste a las monjitas limpiando el altar donde había oficiado Benedicto?

Merche Pallarés dijo...

THIAGO creo que en Galicia el wolframio fué muy importante ¿recuerdas el capítulo donde mi tía cuenta que niños tiraban trozos de este mineral--como si de un juego se tratara--a los ingleses que estaban en Portugal desde la frontera gallega? Tanto en Galicia como en el País Vasco fronterizo muchos hicieron fortuna con el estraperlo de todo tipo... Besotes, M.

ABEJITA, no, no vi a las monjitas limpiando pero me he enterado por la radio y los periódicos. Se deberían haber rebelado y haberles dicho a los curas que limpiaran ellos. Besotes, M.

Martine dijo...

Merche, mi Niña; quiero que sepas que te leo, te sigo gracias al Google reader..
Te dejo besos, muchos..

Antonio Aguilera dijo...

Mientras unos se matan otros se forran.
El negocio de las guerras como otros tertulianos han apuntado.

Vaya filón de "oro" para tí las memorias de tu tía. Te ahorra pensar post nuevos. Y además tu tía escribía de maravilla.

Besos fresquitos de domingo noche.

Merche Pallarés dijo...

MARTINE, siempre es un placer recibir tus comentarios ma chérie. Gros bisous, M.

ANTONIO AGUILERA, sí tengo un filón pero como nuestro Quijo, todo llega a su fin... Entonces, la verdad, es que ¡no sé que haré! Bueno, mi tio también escribió "Lo que el rio vió"...
Si los dioses quieren, ¡nos vemos prontoooo! Besotes, M.

Teresa dijo...

Cuando nos instalamos en esta casa y había colocado toooooooooodos los cacharros, platos, etc.. en la cocina, él decidió hacer agujeros en la escayola del techo de la cocina. Se me llenaron todos los muebles de polvo. Tuve que volver a sacarlo todo y a fregar y limpiar todo. Aquel día lloré de rabia.

Merche Pallarés dijo...

BIPO, me imagino ¡qué putada! Besotes, M.