"Rezola, a pesar de que sus gracias pasaron de los linderos de la discreción, estuvo muy ocurrente, y todos se encontraron a sus anchas, riendo a carcajadas. Las risas arreciaron cuando doña Paquita, al probar la sidra, dijo a Rezola:
--¡Pero don Gabriel! ¿Me quiere usted decir qué es este vinagrillo?
Poco después, y tras tomar unas copas de cazalla, salían todos de casa.
Los gañanes los esperaban desde hacía ya un buen rato para ir a hacer el apartado de las reses. Curro Malpartida salió a caballo con uno de los criados, mientras doña Paquita y sus invitados se encajaban en el enorme Crysler conducido por Mauro. Fueron por el carril, bordeando los viñedos con sus negros sarmientos pelados; atravesaron el olivar y un campo de trigo que estaba en barbecho, y, metiéndose por el encinar, llegaron a un claro amplio, cerrado por un vallado bastante elevado. Los vascos y doña Paquita se instalaron detrás del vallado para poder presenciar el apartado sin peligro.
Se oyeron gritos y silbidos lejanos y el galopar de los caballos. Las voces se fueron acercando, y pronto irrumpieron en el espacio cercado del encinar unos veinte toros jóvenes y seis o siete vacas y bueyes. Malpartida y uno de los gañanes venían tras ellos, acuciándolos con las garrochas. Otros dos hombres, con paso cauteloso, se metieron entre las reses. Mientras la pareja de jinetes permanecía a la expectativa por si algún animal se desmandaba, los dos gañanes de a pie iban acercándose suavemente a ellos. Malpartida, desde su caballo, indicaba cuáles eran las reses que había que apartar.
Uno por uno, los novillos eran aislados. Luego venía la operación más difícil, que consistía en hacerlos pasar por una brecha que les conducía a un recinto más pequeño, cercado de vallas de madera. Tras varias y complicadas maniobras, trece novillos quedaron encerrados.
--Y ahora, ¿cómo los llevan a Albacete?, ¿en camión?--preguntó Miguel.
--No. Los conducen por los montes, cogiendo los atajos. Por eso han de salir de aquí enseguida. Tienen que aprovechar la noche, porque de día resultaría muy peligroso.
Poco después, cuatro hombres, con sus zurrones bien repletos de provisiones para el camino, salían de los terreros de "El Potrerizo", conduciendo a los novillos. Tres de ellos iban a pie y el cuarto a caballo. De puro curtidos por el aire y el sol, daba la impresión de que la piel de sus caras y manos era la misma que la de sus pellizas.
Doña Paquita y sus invitados comentaban, cuando regresaban en el Crysler, que la jornada les había resultado muy divertida."
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THE CHOOSING OF YOUNG BULLS (2)
Rezola was very witty that day, although a bit indiscreet, and everyone had a very good time laughing their heads off. Laughter increased when doña Paquita tried the cider. She said to Rezola:
--But, don Gabriel! Can you tell me what's this sort of vinegar?
A while after, having drank a few glasses of a strong liqueur, they all left the house.
The labourers had been waiting for quite some time in order to do the young bulls' choosing. Curro Malpartida left on horseback with one of the servants, while doña Paquita and her guests sat snugly in the huge Chrysler driven by Mauro. They drove bordering vineyards with their naked black vine shoots; crossed olive groves, a fallow wheat field, and going through an oak forest, reached a wide clearing closed by a rather high fence. The Basques and doña Paquita settled themselves behind it in order to watch the choosing without danger.
Shouts and whistles were heard in the distance as well as galloping horses. The voices were nearing when, suddenly, about twenty young bulls, six or seven cows and oxen entered the fenced enclosure. Malpartida and one of the labourers galloped behind pricking them with long darts. Two other men, walking cautiously, placed themselves among the herd. While two horsemen kept watch making sure no animal strayed, the two men on foot, gently got closer to them. Malpartida, from his horse, indicated which were the chosen bulls. One by one, the animals were separated. Then came the most difficult part. It consisted of having them go through an opening leading to another smaller enclosure circled by a wooden fence. After various and complicated maneuvers, thirteen young bulls were locked in.
--And now, how do you take them to Albacete? By truck?-- Miguel asked.
--No. They're taken through the mountains, taking shortcuts. That's why they have to leave right now. They have to make the most of the darkness, in daylight it would be very dangerous.
A little while after, four men, with their shoulder bags well filled with provisions for the journey, left the grounds of "El Potrerizo" herding the young bulls. Three of them went on foot and one on horseback. Due to the air and sun, it seemed their faces and hands were tanned leather, just like their jackets.
Doña Paquita and her guests, returning in the Chrysler, commented how enjoyable the day had been.
13 comentarios:
Comprenderás que cuando leo lo de las garrochas me indigne al pensar en lo que sufrieron mis antepasados.
Besos.
¡Qué curioso eso de trasladarles a pie!
Leyendo tu post me ha parecido estar viendo una vieja película del oeste.
Besos.
Yo he visto arrear el ganado en Argentina. A caballo, es divertido. Es faena bien de campo, campo.
Bueno... Llamarle vinagrillo a la sidra. Eso es un sacrilegio, con lo rica que está.
¿Hasta Albacete a pie por los montes con 13 toros bravos sueltos y sólo cuatro hombres? ¡Menudo peligro!
Como para irse a pasear al monte a la luz de la luna.
Besos
jaja ¡cómo se divierte la clase pudiente!. No me digas que la descripción no es completamente elitista y clasista, con ellos en el enorme Chrisler tan elegantes y los "gañanes" a pie o a caballo... Y llevaban los novillos a pie por el monte de noche? Bueno, no había más desgracias pq dios no lo quiso, no? jajaja
Bezos.
Quizá volvamos a ver conducir las reses así por esta España. Quién sabe.
Besos, de regreso.
good story about the bulls. I was worried at first that I would have to read about them being slaughtered!
That Chrysler sounds like it was a very roomy and luxurious ride!
TORO, ja,ja... ¡Tus antepasados! Besotes, M.
ANTÒNIA, sí, curioso ¿verdad? ¿Sería que en camión se mareaban? Besotes, M.
MYRIAM, supongo que en Argentina se vería/verá mucho de eso, sí. Besotes, M.
ASUN, sí, ja,ja... como para ir a pasear... Y lo del vinagrillo un SACRILEGIO en toda regla... Besotes, M.
THIAGO, la verdad es que no veo a los gañanes yendo en el Chrysler... Besotes, M.
PEDRO, quizá lo siguen haciendo así... ¡Bienvenido desaparecido! Besotes, M.
NORTHSHORE, no, thank goodness... In those years in Spain there were great class differences, some had lots of money (like doña Paquita) and others, nothing. Hugs, M.
La trashumancia es una actividad dura, aún así daba resultados de convivencia irrepetibles.
Claro, desde un crysler...tremendamente divertida.
Escribes suave, se entiende todo y eres amena...voy a ver si te copio un poco, que Arquitrabado me dice que no entiende nada de lo que escribo je je.
Besos princesa de los reflejos azules
PACO CUESTA, supongo que sí la trashumancia era una oportunidad para la convivencia, tienes razón. Esos cuatro hombres que llevaban a los novillos tenían mucho tiempo para intimar y compartir. Besotes, M.
MARINA, no soy yo la que escribe sino mi tía-abuela Dolores Salís que escribió este libro "Exilios" a sus 80/90 años. Yo simplemente lo traduzco al inglés. Besotes guapetona, M.
pues la verdad es que sí que resultó entretenido... me encanta lo del crysler, todos apretujados.
biquiños,
ALDABRIÑA, ese "haiga" sería el único coche que se vería por esa zona en aquellos años... Besotes, M.
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