"Aunque se iban convenciendo de que iban a tardar mucho en llegar a Hendaya, decidieron continuar.
Ahora entraban en una zona donde había más árboles al borde del camino, y podían sentarse a descansar a su sombra, pues el calor apretaba. Procuraban no entrar en la carretera principal, temerosos de encontrarse con los gendarmes. Miguel no estaba nada seguro de la validez de su documento obtenido en Bayona.
El sol poniente empezó a incendiar las copas de los árboles. Al anochecer, decidieron buscar un sitio para pasar la noche. Se apartaron del camino y entraron en unas praderas recién cortadas, cerca de un bosque. Los almiares de hierba que aún olían al sudor de las manos quemadas de los segadores, destacaban como centinelas. Hacía un tiempo espléndido, y el cielo estaba completamente despejado. Venus empezaba a brillar.
¡Qué maravilloso anochecer! Sentados en el suelo, con la espalda apoyada en un montón de hierba, contemplaron un espectáculo que creían exclusivo de los cuentos infantiles. Unos conejos jóvenes hacían cabriolas, se perseguían y daban brincos, retozando en el borde del bosque. La coneja madre, puesta sobre sus patas traseras, contemplaba el jugueteo de los gazapos. La fiesta duró hasta que se hizo de noche.
María y Miguel se tumbaron al pie del almiar, cubriéndose con la manta, y se dispusieron a dormir. Una brisa ligera pero insistente movía las hierbas que sobresalían del montón. No había luna, pero el firmamento estaba cuajado de estrellas. De cuando en cuando, un haz de luz que salía de la tierra recorría el cielo, trazando un semicirculo, hasta desaparecer.
--Por aquí cerca debe de haber un aeródromo--dijo Miguel.
Ya estaban a punto de dormirse, cuando sonó un disparo. Se incorporaron asustados. Miguel pensó que se trataría de un cazador furtivo que merodeaba por el bosque.
--¿Y si nos confunden con un jabalí o un zorro y tiran sobre nosotros?--preguntó alarmada María.
Miguel la tranquilizó, pero volvió a tumbarse francamente preocupado.
La brisa se había convertido en un vientecillo bastante molesto. No debían de llevar mucho tiempo dormidos, cuando Miguel se despertó sobresaltado." (Continuará)
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WALKING UNDER THE AUGUST SUN (3)
Even though they knew it was going to take them a long time to reach Hendaye, they decided to continue.
They entered an area where there were more trees by the roadside. They sat down by the shade of one of them and rested from the hot sun. They avoided the main road, afraid of running into the "gendarmes". Miguel wasn't too sure of the validity of the document he had acquired in Bayonne.
The sun setting was beginning to flare the treetops. They decided to look for a place to spend the night. They went to a recently-mowed meadow close to a forest. The haystacks, still smelling of the harvesters' sweaty burned hands, stood out like sentinels. The weather was splendid and the sky was completely clear. Venus started to shine.
What a beautiful sunset! Sitting on the ground, with their backs leaning on a stack of grass, they saw a spectacle they thought it was exclusive of fairy tales. A group of young rabbits jumped and cajoled eachother under the watchful eye of their mother who was standing on its hind legs. The show lasted until nightfall.
María and Miguel laid down by a haystack, covered themselves with the blanket, and proceeded to fall asleep. A persistent, light breeze swayed the loose grass that stood out of the haystack. There was no moon but the sky was very starry. From time to time a flash of light, coming from the ground, lit the sky forming a semicircle, until it disappeared.
-- There must be an airfield close by--Miguel said.
They were almost asleep when they heard a shot. They sat up alarmed. Miguel thought it might be a poacher going about in the woods.
--What if he takes us for a wild boar or a fox and he shoots us? María asked apprehensively.
Miguel calmed her but went back to sleep quite worried.
The breeze had turned into a bothersome light wind. They hadn't slept for long, when Miguel startledly woke up. (It will continue)
18 comentarios:
En toda aventura que se precie tiene que haber momentos de peligro. Qué encanto tiene ese viaje.
Besos.
Ay Merche! Qué mala sos! Me dejaste en lo mejor del relato! Si yo escucho un disparo, no podría volver a dormirme! Espero ansioso la continuación!!
Muchas gracias por el comentario, preciosa!
BESOTES
Otra vez con el suspense!!
Por un momento creí leer un fragmento de "Les lettres de mon moulin" d'Alphonse Daudet, parlant des lapins..
Mille bisounets( en provençal)
... ¡Y... tres!!!
Porque he decidido leerte de dos en dos o de semana en semana, porque como dice Stanley, vienes a ser -te sonrío- a modo de peliculón "desmochado" por la publicidad en lo mejor de la escena. ¿Ves? Ahora, el amigo se despierta sobresaltado y...
¿un nuevo disparo? ¿un gendarme? ¿un cerdo mordiéndole la oreja? Tal vez... ¿lejano sonido de bombas...?
Me resultó simpático el empacho (casi) de alcachofas y la magnífica pregunta de si acaso no hubiese sido mejor hacer el viaje en bicicleta.
Un abrazo, amiga.
Dormir bajo un cielo cuajado de estrellas!!!!!! que experiencia la de tus tios! Te sigo, te sigo...
Besos
MERCHE querida, te dejé mensaje en Versailles también. Besos
JUAN LUIS G. sí, un viaje de esas características por fuerza tiene que tener aventuras sorpresivas... Besotes, M.
STANLEY, paciencia querido mañana desvelaré el secreto... Besotes, M.
SELMITA, no conozco "Les lettres de mon moulin" pero esa escena de los conejos me ha parecido muy curiosa... Gros bisounets ma chère, M.
JOSEALFONSOMARTINEZ, como le digo a STANLEY, mañana sabremos lo que pasó (hoy no tengo tiempo de postear el siguiente bloque...). Sorry. Muchos besotes, M.
MYR, ¿verdad qué es idílico? Si no fuera por los sustos... (ya contesté tu comentario sobre Versalles), gracias, querida. Muchos besotes, M.
GRACIAS MIS QUERIDOS
No quiero abusar de tu espacio,mi Niña, pero aqui te copypego el texto al cual hacía alusión..
"“Ce sont les lapins qui ont été étonnés... Depuis si longtemps qu’ils voyaient la porte du moulin fermée, les murs et la plateforme envahis par les herbes, ils avaient fini par croire que la race des meuniers était éteinte, et, trouvant la place bonne, ils en avaient fait quelque chose comme un quartier général, un centre d’opérations stratégiques : le moulin de Jemmapes des lapins... La nuit de mon arrivée, il y en avait bien, sans mentir, une vingtaine assis en rond sur la plate-forme, en train de se chauffer les pattes à un rayon de lune... Le temps d’entrouvrir une lucarne, frrt ! voilà le bivouac en déroute, et tous ces petits derrières blancs qui détalent, la queue en l’air, dans le fourré. J’espère bien qu’ils reviendront. Quelqu’un de très étonné aussi, en me voyant, c’est le locataire du premier, un vieux hibou sinistre, à tête de penseur, qui habite le moulin depuis plus de vingt ans. Je l’ai trouvé dans la chambre du haut, immobile et droit sur l’arbre de couche, au milieu des plâtras, des tuiles tombées. Il m’a regardé un moment avec son œil rond ; Puis, tout effaré de ne pas me reconnaître, il s’est mis à faire : « Hou ! hou ! » et à secouer péniblement ses ailes grises de poussière ; ces diables de penseurs ! ça ne se brosse jamais... N’importe ! tel qu’il est, avec ses yeux clignotants et sa mine renfrognée, ce locataire silencieux me plaît encore mieux qu’un autre, et je me suis empressé de lui renouveler son bail. Il garde comme dans le passé tout le haut du moulin avec une entrée par le toit, moi je me réserve la pièce du bas, une petite pièce blanchie à la chaux, basse et voûtée comme un réfectoire de couvent. C’est de là que je vous écris, ma porte grande ouverte, au bon soleil. Un joli bois de pins tout étincelant de lumière dégringole devant moi jusqu’au bas de la côte. A l’horizon, les Alpilles découpent leurs crêtes fines. (...)”
Es el especáculo que contempló Alphonse Daudet al instalarse en un molino desafectado en Provenza..
No salimos del Quijotismo, aqui con un molino..
Mille baisers! Et pardon pour l'espace que j'occupe!
"Unos conejos jóvenes hacían cabriolas, se perseguían y daban brincos".
Te puedes imaginar en quien he pensado al leer la anterior frase....
En quien quedò en la Peña Pobre de Sierra Morena, haciendo cabriolas, para que Sancho comunicara a Dulcinea lo "pillao" que estaba su Señor por ella.
Gracioso cuadro el del Quijote, y no menos bello el que relatan tus tìos.
Lo de los tiros, supongo, que serìa para matar los conejos. Ojalà no fuera otra cosa.
No trabajes hoy mucho por festivo; a mì me tocò asenderear a mi ¨"costilla", que es su dìa, jajaja.
besuquiños, de esos que dice Selma.
El campo de día todo lo que tú quieras pero de noche... la cosa cambia. Eso de dormir a cielo raso, es chungo, me dá un poco de miedo; bueno bastante diría yo jejeje. Nunca sabes lo que te espera en mitad de la pradera y de noche menos, que no ves ni torta.
¡Bueno! A ver que pasa en el siguiente capítulo, que nos has dejado a medias.
Un besote.
SELMITA, ¡gracias por el texto! Qué curiosa la escena de los conejitos... y bueno, su vecino búho tambien tiene tela... Gros bisous ma belle, M.
ANTONIO AGUILERA, pero los conejos son conejos... y nuestro Quijo está como una cabra... Muchos besotes, M.
DESPLAZADOS, a mi tambien me daría yu-yu dormir al raso, especialmente despues ¡de oir un disparo! Besotes, M.
Muchísimas gracias, Merche; siempre tan amorosa conmigo!
MUCHOS BESOTES DIOSA Y BUEN DOMINGO!
Fíjate si estoy emparanoiada con esto de los incendios forestales que creí que lo que le despertó podría ser fuego.
Menos mal que no.
Besos.
STANLEY, como siempre, un placer. Besotes, M.
ANTONIA P. no, no fue un fuego. De hecho me parece que en aquellos años no había tantos porque no existía el negocio de los extintores forestales con sus hidroaviones, etc., que hay hoy en dia. Para trabajar NECESITAN incendios... Vivimos en un mundo asqueroso, querida. Besotes, M.
GRACIAS MIS QUERIDOS
Concho, una batida buscando enemigos. Pero enemigos ¿de quién?
¿No tenían miedo de regresar?...
Me ha encantado esta frase:
"Los almiares de hierba que aún olían al sudor de las manos quemadas de los segadores, destacaban como centinelas"
BIPO, en el anterior bloque, ese párrafo de mi tia describiendo a los segadores me pareció de una plasticidad preciosa. No me extraña que te hayas fijado en esa bella frase. Besotes guapa, M.
Qué miedo da siempre oír un disparo en medio del campo: qué indefensión.
Besos.
PEDRO ¡Has aparecido! ¡Qué alegría! Besotes, M.
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