miércoles, 3 de febrero de 2010

EL MESON DE MARI JUANA (3)



"El gitano se hacia con todos estos despojos y, despues de arrojarlos despreciativamente a los serones del burro, procedía, tras muchas disputas con los chicos, a hacer los canjes. Por cuatro botones de distintas formas y tamaños, les daba un cacahuete gordo o dos altramuces; por seis o siete suelas de goma, se podía obtener hasta una peonza; los trozos de tela, cuerdas, cestos y sombreros rotos eran canjeados por caramelos, canicas o regalíz; para obtener silbatos, cromos, etc., era preciso entregar al gitano pedacitos de plomo o una piel de conejo. Todavía ningun chiquillo había logrado reunir suficiente mercancía como para poder canjearla por el fascinante y codiciado tambor. Ni el propio Agustinillo, el hijo del hornero, lo había conseguido, a pesar de ser tan avispado.

Los tratantes de cierta categoría se instalaban en la fonda de Daniel, donde había camas sólo relativamente cómodas, pero limpias. Los chalanes de poca monta, si disponían de algún dinero, se acomodaban en casa de Mari Juana, donde, en dos habitaciones del piso alto, se les ofrecían ocho camas, pero éstas francamente incómodas y colonizadas por los chinches.

Antes de dormir, unos cocían bellotas, otros freían tocino, chorizos o morcillas, otros asaban en la brasa algún conejo que acababan de atrapar en el campo, mientras Mari Juana, sentada en un taburete de corcho, atendía a la buena marcha de su gran olla de garbanzos y carne de cabra, que se habría de consumir al dia siguiente.

La mayoría de los huéspedes dormía en el duro suelo. Cada cual se acomodaba como podía sobre las losas del zaguán. Algunos traían sobre sus burros sacos llenos de paja que les servía de colchón. Los que guardaban su mercancía en cajas, talegos y serones, también los empleaban como colchones y apoyaban la cabeza sobre cartones o sobre una prenda de vestir doblada, o simplemente sobre el brazo." (Continuará)

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MARI JUANA'S INN (3)

The gypsy gathered all the loot and, contemptuously, throwing it inside de donkey's hampers, proceeded after many arguments with the children, to exchange them. For four buttons of different colours and sizes, he gave them a big peanut or two lupins; for six or seven rubber soles, they might get a spinning top; the pieces of material, ropes, broken baskets and hats were bartered for candies, marbles or liquorice; in order to get whistles, printed stamps, etc., it was imperative to give him pieces of lead or a rabbit skin. So far, none of the kids had gathered the sufficient material in order to exchange it for the magical and coveted drum. Not even Agustinillo, the baker's sharp son.

The salesmen of a certain category lodged in Daniel's inn, where the beds were not very comfortable, but clean. The lesser horse-dealers, if they had some money, stayed in Mari Juana's establishment, where in two bedrooms of the upper floor, eight beds were offered. These,frankly,uncomfortable and infested with bedbugs.

Before going to bed, some boiled acorns, others fried bacon, sausages or bloodpuddings and others roasted a rabbit they had catched in the countryside. Meanwhile, Mari Juana, sitting on a cork stool, kept watch over the chickpea and goat-meat stew which would be eaten the following day.

The majority of the lodgers slept on the hard floor. Everyone adapted themselves as well as they could over the courtyard's cobbled stones. Some brought, on their donkeys, huge sacks full of straw which they used as a mattress. Those who had their merchandise in boxes, small sacks or hampers, also used them as mattresses and leaned their heads on cartons, folded clothes or, simply, on their arm. (It will continue)

20 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Que privilegio es leer esta crónica.

Besos.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Cómo me gusta encontrar palabras con sabor antiguo en estos fragmentos. Los tratantes siguen existiendo, aunque vayan en Mercedes. Conozco un lugar en el que se reunen a jugar tras los tratos: allí suelen dejar gran parte de sus ganancias. Como entonces.
Besos.

Anónimo dijo...

Un meson con encanto, de esos antiguos que huelen a comida, que se siente el calor.. umm, ya no hay de esos, verdad?

Un beso cielo

Thiago dijo...

jaja desde luego eso si que eran suites de lujo, igual que ahora, eh... Hasta he leído que en los hoteles de ese chico gay, que se llama Sarasola que tiene una cadena le ha dicho a los empleados que "si hace falta para que los clientes se queden satisfechos, se acuesten con ellos" jajaja

Bezos.

Asun dijo...

Es un gusto leer estas descripciones tan detalladas que hasta los olores se perciben.

Un beso

Merche Pallarés dijo...

TORO, ay, gracias corazón. Besotes, M.

PEDRO, o sea que aún dia ¡existe! Aunque ahora vayan en Mercedes... Se ve que siempre han existido y existirán... Besotes, M.

ALEX, igual que esos, no creo... Besotes, M.

THIAGO, no sé quién es ese Sarasola pero seguro que sus establecimientos no son como el mesón de la Mari Juana... Serán MUY fashion... y los empleados ¡encantados! Besotes, M.

ASUN, me alegra de que te gusten. Besotes, M.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

los tratantes antes lo hacían para vivir..ahora se forran. Un abrazo amiga (gracias)

Merche Pallarés dijo...

TUCCI, así es, hoy en dia, se forran. Antes pasaban muchas penurias. Muchos besotes querido Tucci, M.

Myriam dijo...

Me parece estar alli en el Mesón de Marijuana, viendo la escena.¡QUé interesante es ver a través del relato de tu tía abuela todo ésto. Hitoria pura y verdadera.

Besos

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Vuelvo por aquí tras varios dias imposibles...! (Luego vuelvo y te leo)

Un abrazo.

Paco Cuesta dijo...

En mis recorridos de vuelta del colegio me topaba con charlatanes y componedores, que es algo parecido.
Era un mundo fascinante su facilidad para convencer no diciendo la verdad es digna de un tratado. Gracias por recordarlo.
Un abrazo

Marcelo dijo...

Ahora entiendo el gusto de mi madre por los conejos, que a mí me dan pena.
Un beso Merche!

Merche Pallarés dijo...

MYR, Qué descriptiva era mi tia, ¿verdad? Sus estampas costumbristas son pequeñas joyas. Besotes, M.

CORNELIVS, vale. Besotes, M.

PACO CUESTA, así eran y son. Charlatanes de altos vuelos. Besotes, M.

MARCELO, el conejo era y es un alimento barato y nutritivo. En aquellos años no había mucho mas... Besotes, M.

GRACIAS MIS QUERIDOS

Teresa dijo...

Me parecía que estábamos en las ventas que aparecen en la Lectura de El Quijote.

Tenía que haber una condensación de olores...

¡1 cacahuete gordo!

puf, no apreciamos lo que tenemos.

(me confundí en el comentario de tu entrada anterior, creí que los niños se quedaban con los sombreros rotos, etcétera y es al revés)

Merche Pallarés dijo...

BIPO, la venta sí que era muy cervantina, ya lo dice mi tia en el (1). No me hubiese gustado dormir ahí...por los olores, digo. ¡Qué nauseabundo! Besotes, M.

Unknown dijo...

Leyendo tu entrada, solo puedo afirmar que no soy de este siglo XXI.
Creo reconocerme en alguno de tus personajes.
Un abrazo

Merche Pallarés dijo...

JAN PUERTA, me he reido con tu comentario... Ten en cuenta que lo que describe mi tia, aunque parezca que está hablando del S. XIX o XVIII es el XX, o sea, a la vuelta de la esquina. Besotes, M.

Unknown dijo...

A pesar de ser de la vuelta de la esquina, los últimos vertiginosos años, lo hacen parecer de la época de “José María el Tempranillo”. También soy del siglo XX y cada vez más… de una época donde el tiempo parecía no tener importancia y los pequeños detalles de nuestro entorno me pasaban desapercibidos. Hoy en día, viviendo donde vivo, y con mis pequeñas incursiones hacia pueblos perdidos de la cordillera andina o los del sur patagónico, donde solo en verano salen de su letargo permanente, me hacen identificarme con lo que leo en tus entradas.
Me reafirmo en lo dicho. No soy del siglo XXI.
Un abrazo

francesc dijo...

es un precioso relato, en algún momento he viajado al pueblecito de mi abuela, en el Burgos profundo
Saludos

Merche Pallarés dijo...

JAN PUERTA, esa misma sensación la he experimentado en Marruecos. He sentido que había vuelto a mediados del S. XX. Me gustó. Muchos besotes, M.

FRANKI, me alegro que estos relatos os retrotraigan en el tiempo... Besotes, M.