viernes, 7 de agosto de 2009

MIS TIOS SE VAN A VERSALLES



"En la rue de La Tremoille se procedia ya al desmantelamiento del restaurante. Como María no conocía Versalles, decidieron ir allí a pasar el dia, antes de abandonar París. Larrabeiti mandó al cocinero que les asase un pollo, e incluyó en el bolso de la comida jamón serrano, salmón ahumado, queso y algunas frutas.

Tomaron el tren muy de mañana. El dia se anunciaba caluroso, con unas nubes rosadas en el cielo. Llegaron a Versalles al mediodia, cuando ya los rayos del sol caían verticales, abrasando calles y tejados. Dieron una vuelta por el pueblo, antes de traspasar las rejas del palacio. Cuando se encontraron en la inmensa Plaza de Armas, en lugar de entrar en el edificio, lo bordearon. Verdaderamente, aquel calor no daba ganas de meterse en el palacio para cansarse recorriendo inmensos salones llenos de tapices, alfombras y cortinones.

Llegaron hasta el Grand Canal artificial, donde tres siglos antes navegaban góndolas doradas y en el que el Rey Sol, rodeado de cortesanos aduladores, se divertía celebrando fantásticas y costosas fiestas. Lo bordearon y llegaron hasta el bosque que le hace de telón de fondo.

¡Qué calor!--dijo Miguel--. Vamos a quedarnos tranquilamente aquí. Descansaremos, y dentro de media hora nos pondremos a comer.

El lugar era muy agradable. A través de los frondosos árboles, se veían los mosaicos de flores de los parterres, con el inmenso palacio al fondo.

Despues de descansar y de refrescarse con el agua que lanzaba por la boca el delfín de marmol de un surtidor, despacharon las vituallas con las que les había obsequiado Larrabeiti. Tras una pequeña siesta, emprendieron la marcha hacia los dos Trianones, contemplando los jardines a ambos lados del camino.

La flores formaban arabescos de variados colores. Crecían como recortadas a la misma altura. Ni una flor, ni una hoja se desmandaba ni sobresalía del emplazamiento decretado por los jardineros. Los arbustos, podados a tijeretazos y las coníferas, esculpidas en forma de cruces, estrellas, pájaros y animales resultaban demasiado artificiales. En las avenidas, rastrilladas minuciosamente, no se veía ni una sola hoja.

El Gran Trianon estaba cerrado, pero pudieron visitar el Pequeño. Uno de tantos palacios o palacetes con sus consabidas sillerías, tapices, chimeneas con reloj y jarrones o candelabros... Luis XV quiso regalarle este pabellón a su querida madame de Pompadour, pero ésta no llegó a disfrutarlo. La Pompadour, que con tanto interés e ilusión había tomado parte en la dirección de las obras, murió antes de que el Petit Trianon estuviera terminado. Fue su sustituta en el lecho del rey, madame Du Barry, quien lo inauguró en compañía del monarca.

El calor arreciaba. María y Miguel no veían el momento de terminar la visita al pequeño palacio, dominados por el ansia de respirar aire libre.

Salieron, pero fuera el calor era aún más intenso que dentro del edificio. Se dirigieron hacia el estanque denominado "Hammeau de la reine". A su alrededor se alzaba un conjunto de casitas rústicas, algunas de ellas con tejado de paja, que formaban una especie de aldea. Había servido para que la reina María Antonieta y sus amigos y amigas jugaran a los pastorcitos y a los campesinos. Era la época en que Jean Jacques Rousseau, con su libro "Devin de la aldea", había puesto de moda la vida rústica. Las damas más encopetadas de la corte de María Antonieta, disfrazadas de campesinas, satisfacían junto a la reina sus ansias bucólicas en aquella aldea artificial, donde disponían de establos, una lechería, un palomar, un estanque con su correspondiente molino, etc....

Entre el calor sofocante que hacía y lo estúpido que le parecía todo aquello, María se encontraba agotada.
--¡Vámonos de aquí!--dijo
--Pero, ¿sin visitar el palacio grande?--interrogó Miguel.
--No quiero ver más palacios. Vámonos a París.

Se fueron a la estación y cogieron el primer tren."

(Nota mia: cuando viví en París, jamás me acerqué a Versalles. Siempre me quedé con las ganas de visitarlo pero despues del estupendo relato de mi tia, creo que he quedado satisfecha y, siento, que ya lo he visitado...)

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EXCURSION TO VERSAILLES

Once the restaurant of the Rue de La Tremoille was dismantled, María decided she would like to visit Versailles. Larrabeiti offered them a picnic made up of roast chicken, Spanish ham, smoked salmon, cheese and some fruit.

They took an early train. Pink clouds in the sky anticipated a very hot day. They arrived at noon when the sun's rays fell vertically, scorching streets and roofs. They took a walk around the town before entering the gates to the palace. When they found themselves in the immense Arms Square, instead of going inside the building, they bordered it. The heat really didn't entice walking inside the palace with its mile-long corridors full of tapestries, thick rugs and huge, heavy curtains.

They arrived at the artificial Grand Canal where, three centuries earlier, golden gondolas sailed majestically with the Sun King and his fawning entourage celebrating lavish, extravagant and very costly parties. They bordered it also and they reached the forest behind.

--How hot!--Miguel said--. Let's stay right here. We can rest for a while and in half an hour we'll have lunch.

The place was very charming. Between the leafy trees one could see the mosaics of flower beds and the monumental palace in the background.

After relaxing and refreshing themselves with the water spouting from a marble dolphin fountain, they had their picnic. After a short nap, they walked towards the two Trianons admiring the gardens at both sides of the lane.

The flowers formed arabesques of various colours, growing as if they had all been cut at the same level. Not one flower, nor a leaf was out of the planned design of the gardeners. The bushes, pruned with scissors and the conifers sculpted in the form of crosses, stars, birds and other animals, seemed extremely unreal. In the meticulously-raked lanes not a leaf was seen on the ground.

The Grand Trianon was closed but they visited the Small one. One of many palaces with the same old chairs, chimneys with a clock, large vases and candelabra... Louis XV wanted to offer this pavilion as a present to his favourite mistress, Madame de Pompadour but she died before it was finished. She didn't get to enjoy it after having been so enthused and having put so much interest in supervising its building. It was her substitute in the King's favour and bed, Madame Du Barry, who inaugurated it in the King's company.

The heat was stronger. María and Miguel couldn't see the time when the visit would be over in order to breathe fresh air.

They went outside but the heat was even more unbearable. They walked towards the "Hammeau de la reine" pond. Surrounding it were a group of farm houses, some with thatched roofs, forming a sort of village. This had allowed Marie Antoinette, her male and female friends, to "play" being shepherds and farmers. It was the time when Jean-Jacques Rousseau's book "Devin of the Village" had popularized rustic life and made it fashionable. The most snobbish and haughty ladies of Marie Antoinette's court, dressed themselves as peasants, thereby satisfying the Queen's and their wishes of an Arcadian life-style in that simulated village with its stables, dairy, pigeon stall, a pond with its corresponding mill, etc.

What with the suffocating heat and the silliness of the place, María was exhausted.
--Let's get out of here!--she said.
--But, without visiting the Grand Palace?--asked Miguel.
--I don't want to see any more palaces. Let's go back to Paris.

They went to the station and took the first train.

(My note: when I lived in Paris I never made it to Versailles although I wanted to visit it. However, with my aunt's description, I think I've visited it!)

26 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

la reina María Antonieta y sus amigos y amigas jugaran a los pastorcitos y a los campesinos. Era la época en que Jean Jacques Rousseau, con su libro "Devin de la aldea", había puesto de moda la vida rústica. Las damas más encopetadas de la corte de María Antonieta, disfrazadas de campesinas, satisfacían junto a la reina sus ansias bucólicas en aquella aldea artificial, donde disponían de establos, una lechería, un palomar, un estanque con su correspondiente molino, etc....

Está claro que no podía acabar bien.

La guillotina cada vez más cerca.

Besos.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Es una asignatura pendiente la que tengo: Versalles...10 años estudiando francés..alabando "la France"..escuchando a Moustaki hasta la saciedad...Yo me hubiese empachado de Versalles...besos

Martine dijo...

Tengo recuerdos lejanos de Versailles.. pero no tuve la tentación de volver en mi última visita a París hace 2 años.. En cambio sí que volveré a pisar Saint-Germain des prés.. una y tantas veces como vaya..
Marie-Antoinette me recuerda, con su peculiar visión de lo campestre, a determinados habitantes de segundas residencias en Cataluña.. que quieren acallar badajos de las vacas.. gallos mañaneros etc.. y lo están consiguiendo gracias a la complicidad de no pocos alcaldes "mobbing rural" en toda regla.. perdón me he ido por los cerros de ... Versailles..
Este picnic debió ser genial..
Mille baisers, Madame la Marquise de.. Ibiza... ;-)

Marcelo dijo...

Me gustó todo el paseo. Pero lo que llevaron para comer, un poquito más!
Un beso

Merche Pallarés dijo...

TORO, por supuesto que no podía acabar bien... Besotes, M.

TUCCI si vas, vete en invierno. Besotes, M.

SELMITA, ¡Qué horror lo que cuentas de los urbanitas que van al campo y quieren silenciar los ruidos típicos del mismo! ¡Hasta dónde va a llegar el mobbing! Alucino que tambien llegue al campo. Gros bisous ma mignonne, M.

MARCELO, sí, tenía buena pinta el condumio... Además en aquellos años el pollo ¡sabría a pollo! Besotes, M.

GRACIAS MIS QUERIDOS

Pedro Ojeda Escudero dijo...

"No quiero ver más palacios", qué bueno. Ahora está lleno de japoneses con máquinas de última generación.
Besos.

Bea dijo...

Hola Merche, es la primera vez que te deo un comentario aunque te leo habitualmente...
Hace mucho que no voy a Paris, más de 9 años pero nunca he visitado Versalles...sin embargo hace un par de años lei un libro sobre "curiosidades" del palacio y vaya, que sí, que me quedó la curiosidad y lo tengo apuntado para visitarlo la próxima vez!

Un saludo. Bea

Merche Pallarés dijo...

PEDRO, seguro que en los años que mis tios visitaron Versalles, debió de ser una gozada porque no había "turistas". Hoy en dia debe de ser ¡un infierno! Lleno de japoneses con sus cámaras de últimísima generación, como tu bien dices. Besotes, M.

BEATRIZ, ¡gracias por tu visita y comentario! Como le digo a TUCCI mejor que visites Versalles en invierno... Besotes, M.

Isabel Huete dijo...

Sigue habiendo muchas Mariantonietas por el mundo, pijinas jugando a progres o yéndose a cazar a la finca de papá con los guardeses.

A pesar de lo que cuenta tu tía sobre los jardines y edificios anejos, el palacio por dentro es una pasada que no puedes perderte si tienes la ocasión. No es para repetir pero sí para verlo al menos una vez.

Besotes, linda ibicenca.

Thiago dijo...

jaj geniales te quedan los post, cari. Estos post familiares del libro de tu tia. me encnatan estas historias y ahora que pones fotos mas.

Bezos

Merche Pallarés dijo...

ISABEL HUETE, igual sí vale la pena verlo una vez. Lo intentaré la próxima vez que vaya a París. Besotes guapetona, M.

THIAGO gracias por dar señales de vida... Besotes, M.

Antonio Aguilera dijo...

Por lo que veo, no sòlo hace calor en Còrdoba, en Parìs aprieta tambièn, al menos cuando fueron tus tìos.
Casi he sudado de lo bien expresado que està el "calorìn" en este post.
Hasta se les quitaron las ganas de ver el palacio principal. Claro, es que despuès de comer y a esas temperaturas....jajaja, mejor echar la siesta.
Son estupendos e ilustrativos estos post de el libro de tus tìos.
Deberìan de presentarlo al Premio Comillas de biografìas y afines.

Y gracias por tus palabras en La Acequia por mi exceso de coment allì. Gusta saludarse los amigos por distintos terrenos o blogs.

Merci beaucoup madmoiselle Merchè.
Besitos

Teresa dijo...

De Versalles recuerdo el calor horrible y sofocante que a punto estuvo de tumbarme como a María.

¡qué divertido eso de jugar a ser pobre!... aunque por otro lado parece una de nuestras actuales "casas rurales"...

en fin se me ha revuelto el estómago con tanto derroche.

Merche Pallarés dijo...

ANTONIO AGUILERA, yo he pasado un calor en París que ¡ni te cuento! Por lo tanto sé de lo que habla mi tia. Cuando aprieta la "caló" aprieta con ganas... Me alegro de que te guste las historias de mis tios y ¡espera! porque van a Andalucia... Besotes, M.

BIPO, no me extraña que se los pasaran por la guillotina a todos... Igual que nuestros politicastros ladrones, banqueros ladrones, financieros ladrones etc. Eso es lo que se merecerían por sinvergüenzas. No sigo porque...porque me ¡hierve la sangre y sulfura mis neuronas! Besotes, M.

GRACIAS MIS QUERIDOS

molano dijo...

Hola Merche, acabo de darme un atracón de tus tíos y estoy encantado. Es que hace mucho que no venía.
He visitado con frecuencia Paris pero fué muy recientemente que pasé por Versalles. Para que voy a engañarte, fué a raiz de la peli de la Coppola sobre Maria Antonieta. Hay que verlo absolutamente. Aunque solo sea para entender mejor la Historia. Y no, no vale que te lo cuenten.Es mas.
Sobre Ibiza y Formentera y la posibilidad de que nos conozcamos no puedo decirte. Yo soy el niño que nunca se aprendía la lista de los reyes godos ni las comarcas de León. No tengo memoria alguna para los nombres.
En Formentera mi anfitrión era un americano que se hospedaba en aquella casita mágica de las Salinas y allí vivían otras personas a las que a penas traté.
He visto tu foto, sin botox, para ver si te reconocía pero no.
No importa tenemos todo el tiempo del mundo para subsanar ese fallo.
Un abrazo.

Merche Pallarés dijo...

MOLANO ¡no me extraña que no me hayas reconocido! Ahora soy una vejestoria. Si buceas en mis posts del año pasado, tengo algunas fotos de cuando era treintañera que quizá ahí si que me puedas reconocer. Tambien tengo unas fotos más recientes (de mi viaje a Cartagena de Indias) que salgo con mi hija Fátima que igual ella te suene mas. Gracias por tu simpático comentario y bienvenido de vuelta a mi casa bloguera. Besotes, M.

Pame Recetas dijo...

AH! LLOVÍA CUANDO YO FUI A VERSALLES. LO QUE MEJOR RECUERDO ES EL COGNAC QUE ME TOMÉ EN UN CAFÉ DEL PUEBLO

/ dijo...

Vengo atrasadísimo, Merche!
Cuando estuve en Paris, tampoco fui a Versalles; elegí otras opciones. Veo que hice lo acertado.
Me encantaron los comentarios sobre María Antonieta y los detalles de su esparcimiento!

BESOTES HERMOSA Y AHORA ME VOY AL OTRO POST!

Merche Pallarés dijo...

PAMELA, gracias por tu visita. Ummm, un dia de lluvia.. quizá el mejor para visitar Versalles... Me ha hecho gracia que sólo te acuerdes del ¡cognac que te tomaste! Besotes, M.

STANLEY tu nunca llegas tarde, querido. Llegas cuando llegas. Gracias por tu cariñoso comentario. Besotes, M.

Unknown dijo...

Selma tiene razón, está ocurriendo en pueblos pequeños en los que los habitantes viven de la agricultura y la ganadería. No hace mucho pusieron un reportaje en la tele y me parecía ciencia-ficción. Les molestan las esquilas de las vacas, el sonido de las campanas, el olor de estiércol en los campos...
Lástima que tus tíos no entrasen en el palacio. Igual está todavía por allí el espiritu de maría Antonieta...
Besos.

Merche Pallarés dijo...

Hay gente que no debería salir de sus madrigueras urbanitas... Besotes, M.

Myriam dijo...

MERCHE Querida: y la marejada nipona me arrastró con tal fuerza en el Vaticano, que casi , casi, paso del largo La Capilla Sixtina.... Menos mal que el TORONTO, años después, tuve una magnífica oportunidad de ver con calma la EXPOSICION ANGELES DEL VATICANO.... que maravilla, los había hasta de Etruria!!!!...

BESOS
PD En la epoca en que visité Versailles, no había turismo masivo... leáse: nipón con cámaras digitales sepuko, mitsubichi, kawuasaki, saionara!!!!

Merche Pallarés dijo...

MYR, mira que al final ver los ángeles en ¡¡TORONTO!! Qué ironías del destino... Gracias por tu comentario, querida. Besotes, M.

Anónimo dijo...

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