MINA DE GRAFITO DE GUADAMUR - GUADAMUR BLACK LEAD MINE
"Al dia siguiente, antes de lo previsto, Miguel había cumplido ya la misión que le habían encomendado. Su cartera estaba repleta de datos para que la empresa tratase de buscar solución a los problemas que habían surgido.
Sobre las siete de la tarde, se presentó en la mina un fraile franciscano misionero en una camioneta donde traía una imagen de Sta. Bárbara, patrona de los mineros.
Los trabajadores estaban aún en el tajo. El fraile, ayudado por Miguel y por el facultativo de minas, marroquí y musulmán, colocó bajo un cobertizo la imagen, sobre un cajón, y encendió dos lámparas de carburo a ambos lados de la Santa. Después fue invitando a todos los trabajadores que terminaban su jornada, tanto a los de las galerías como a los de los lavaderos, salas de máquinas, etc., a que vinieran a escucharle. El ambiente resultaba poco propicio para sermones, pero el fraile era decidido.
Tal vez por la novedad, el local se fue llenando de hombres broncos y ceñudos. Con sus caras y ropa teñidas de negro brillante de grafito, recordaban a las estatuas de Constantin Meunier.
Tímidamente, el fraile inició el Padre Nuestro. Se fue sumando un murmullo de voces. Al principio eran pocas, pero al final del Ave María, el rezo concluyó con gran potencia. Animado por el éxito, el misionero empezó su sermón. Les habló en un lenguaje sencillo, pero enormemente persuasivo, sobre la necesidad del hombre de acogerse al amparo de la religión, que suaviza las penas, da fortaleza al débil, y esperanza al desgraciado. El sermón se prolongó durante casi una hora, pero no se observó el menor signo de impaciencia entre los que escuchaban. A continuación, se organizó una pequeña procesión con Santa Bárbara, a la que acompañaron todos hasta verla de nuevo instalada en la camioneta. Cuando ésta se puso en marcha, los mineros, como despedida de la Santa, hicieron explotar un cartucho de gran potencia.
El facultativo marroquí, que había presenciado el acto religioso al lado de Miguel, le dijo a éste que entre el centenar de obreros que allí estaban más de uno había participado en reuniones revolucionarias que después darían lugar a muchísimas muertes.
--Yo no estaba entonces aquí--continuó el facultativo--, pero me han dicho que entre éstos está seguramente el asesino del padre de Bernabé Polan, a quien mataron con un azadón y luego le cortaron los pies para quedarse con las botas.
Aquel ambiente de tragedia todavía reciente angustiaba a María y le daba ganas de marcharse de allí. Pronto pudieron hacerlo".
Sobre las siete de la tarde, se presentó en la mina un fraile franciscano misionero en una camioneta donde traía una imagen de Sta. Bárbara, patrona de los mineros.
Los trabajadores estaban aún en el tajo. El fraile, ayudado por Miguel y por el facultativo de minas, marroquí y musulmán, colocó bajo un cobertizo la imagen, sobre un cajón, y encendió dos lámparas de carburo a ambos lados de la Santa. Después fue invitando a todos los trabajadores que terminaban su jornada, tanto a los de las galerías como a los de los lavaderos, salas de máquinas, etc., a que vinieran a escucharle. El ambiente resultaba poco propicio para sermones, pero el fraile era decidido.
Tal vez por la novedad, el local se fue llenando de hombres broncos y ceñudos. Con sus caras y ropa teñidas de negro brillante de grafito, recordaban a las estatuas de Constantin Meunier.
Tímidamente, el fraile inició el Padre Nuestro. Se fue sumando un murmullo de voces. Al principio eran pocas, pero al final del Ave María, el rezo concluyó con gran potencia. Animado por el éxito, el misionero empezó su sermón. Les habló en un lenguaje sencillo, pero enormemente persuasivo, sobre la necesidad del hombre de acogerse al amparo de la religión, que suaviza las penas, da fortaleza al débil, y esperanza al desgraciado. El sermón se prolongó durante casi una hora, pero no se observó el menor signo de impaciencia entre los que escuchaban. A continuación, se organizó una pequeña procesión con Santa Bárbara, a la que acompañaron todos hasta verla de nuevo instalada en la camioneta. Cuando ésta se puso en marcha, los mineros, como despedida de la Santa, hicieron explotar un cartucho de gran potencia.
El facultativo marroquí, que había presenciado el acto religioso al lado de Miguel, le dijo a éste que entre el centenar de obreros que allí estaban más de uno había participado en reuniones revolucionarias que después darían lugar a muchísimas muertes.
--Yo no estaba entonces aquí--continuó el facultativo--, pero me han dicho que entre éstos está seguramente el asesino del padre de Bernabé Polan, a quien mataron con un azadón y luego le cortaron los pies para quedarse con las botas.
Aquel ambiente de tragedia todavía reciente angustiaba a María y le daba ganas de marcharse de allí. Pronto pudieron hacerlo".
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THE SAINT BARBARA SERMON
"The following day, before it was expected, Miguel finished the job he had been entailed to do. His briefcase was full of reports that would help the company to find a solution to the problems that had arisen.
Around 07:00 p.m. a Franciscan missionary monk appeared at the mine. He came in a van carrying a figure of Saint Barbara, patron saint of miners.
The workers were still at the mine. The monk, helped by Miguel and the mining expert, a Moroccan Muslim, placed the figure over a box under a shelter, and lit two oil-lamps at both sides of the figure. Afterwards, he invited all the miners that were ending their shifts, whether in the galleries, in the laundries, the engines' room, etc., to come and listen to him. The environment wasn't prone to sermons, but the monk was a determined man.
Perhaps, due to the novelty, the place started to be filled by gruff, frowning men. Their faces and clothes blackened by the shiny black lead; reminding one of the Constantin Meunier statues.
The monk, timidly, started to pray the Our Father. A murmur of voices kept joining. At the beginning they were few, but at the end of the Ave Maria, the prayer concluded powerfully. Enthused by the response, the monk began his sermon. He spoke to them in a simple but very persuasive way about the need for men to seek the protection of religion, which mitigates pain, makes de weak strong and gives hope to the wretched. The sermon continued for about an hour, but among those who listened, not the slightest sign of impatience was perceived. Afterwards a small procession following Saint Barbara took place, accompanying the figure back to the van. When the van started, the miners as a farewell to the saint, exploded a very potent shell.
The mining expert, who had been present at the religious ceremony beside Miguel, told him that among the hundred miners present, more than one had participated in revolutionary meetings that later caused many, many deaths.
--I wasn't here then--continued the expert--, but I've been told that among them, surely, is the man that killed Bernabe Polan's father, who was assassinated with a hoe and, afterwards, had his feet cut off in order to keep his boots.
That ambience of, still very recent, tragedies anguished Maria who couldn't wait to get out of there. Soon they would leave".
THE SAINT BARBARA SERMON
"The following day, before it was expected, Miguel finished the job he had been entailed to do. His briefcase was full of reports that would help the company to find a solution to the problems that had arisen.
Around 07:00 p.m. a Franciscan missionary monk appeared at the mine. He came in a van carrying a figure of Saint Barbara, patron saint of miners.
The workers were still at the mine. The monk, helped by Miguel and the mining expert, a Moroccan Muslim, placed the figure over a box under a shelter, and lit two oil-lamps at both sides of the figure. Afterwards, he invited all the miners that were ending their shifts, whether in the galleries, in the laundries, the engines' room, etc., to come and listen to him. The environment wasn't prone to sermons, but the monk was a determined man.
Perhaps, due to the novelty, the place started to be filled by gruff, frowning men. Their faces and clothes blackened by the shiny black lead; reminding one of the Constantin Meunier statues.
The monk, timidly, started to pray the Our Father. A murmur of voices kept joining. At the beginning they were few, but at the end of the Ave Maria, the prayer concluded powerfully. Enthused by the response, the monk began his sermon. He spoke to them in a simple but very persuasive way about the need for men to seek the protection of religion, which mitigates pain, makes de weak strong and gives hope to the wretched. The sermon continued for about an hour, but among those who listened, not the slightest sign of impatience was perceived. Afterwards a small procession following Saint Barbara took place, accompanying the figure back to the van. When the van started, the miners as a farewell to the saint, exploded a very potent shell.
The mining expert, who had been present at the religious ceremony beside Miguel, told him that among the hundred miners present, more than one had participated in revolutionary meetings that later caused many, many deaths.
--I wasn't here then--continued the expert--, but I've been told that among them, surely, is the man that killed Bernabe Polan's father, who was assassinated with a hoe and, afterwards, had his feet cut off in order to keep his boots.
That ambience of, still very recent, tragedies anguished Maria who couldn't wait to get out of there. Soon they would leave".
17 comentarios:
Estaban las cosas como para no rezar.
Igual te pegaban dos tiros.
Besos.
Las oraciones siempre han tapado demasiadas escenas sangrientas, en uno o en otro sentido.
Besos.
A veces el rezar te permitía seguir vivo y comiendo y en otras hacerte huidizo. Entre tanto rezo hay mucho de humano. Quizás demasiado.
Un abrazo
Cuando la religión no es cerrada, sino abierta, es posible que cure muchos sufrimientos del corazón, lo malo es cuando se convierte en una forma de confundir y arrastrar a la gente a una forma de "esclavitud".
En aquella epoca muchos fueron vil mente asesinados por rezar, y muchos de esos asesinos, les toco después rezar para no ser asesinados. Que cosas, ¿verdad?
Un beso
Demasiado rezo ha habido en este pais.
Estupenda continuacion.
Besos...!
Hay que respetar al que tenga creencias....pena que entonces no se respetaran ni por un lado ni por otro...besos
La Fé y las creencias a la orden del día, pero linda cortina de humo se buscaron!!
BESOTES QUERIDA MERCHE!
TORO, pero parece ser que rezando tambien... (antes del conflicto) Besotes, M.
PEDRO, ya se veía venir que la religión católica iba a ser omnipresente. Besotes, M.
JAN PUERTA, tenías que ser más papista que el Papa para sobrevivir. Besotes, M.
ALEX, así fue, querido. Los anti-religiosos se tuvieron que tragar la bilis y pasar por el aro... Besotes, M.
CORNELIVS, demasiados "falsos" rezos... Besotes, M.
TUCCI, por supuesto que hay que respetar a todos los que profesen la religión que sea, pero la católica fue impuesta a fuego en este país. Besotes laicos, M.
STANLEY, así fue, querido, una cortina de humo con demasiados "botafumeiros". Besotes, M.
GRACIAS MIS QUERIDOS AHORA LO VOY A TRADUCIR
Estando presente Santa Bárbara ni Dios se mueve. Cualquiera osa desafiar la venganza de la Santa dinamitera, que estalla cuando se siente desatendida y no se tiene en cuenta su poderío con lo que se cuece en las profundidades de la tierra o en las nubes borrascosas que anticipan la tormenta. Al tiempo es la patrona de la Guardia Civil, !ozú¡, por lo que no caben bromas ante semejante bravía. Los mineros lo sabian bien, así como el curo que tenia claro el respeto que impone aquella a la que los mineros invocan y que además nunca les ha fallado. Un abrazo, querida amiga
¡Cuántos posts me he perdido en poco tiempo! Pero me estoy poniendo al día, ¿eh?
Entiendo perfectamente porqué María se quería marchar rápido de allí...
Besos
FERNANDO MANERO, por eso es tan bárbara... Me he reido con tu comentario. Muchos besotes, M.
AMELCHE, así me gusta, que te pongas al dia... Besotes y gracias de nuevo por tu fidelidad. Muchos besotes, M.
MYR, yo tambien estaría deseando largarme... Muchos besotes y shalom, M.
Si se respetaran los que creen y los que no creen se ahorrarían muchos problemas en el mundo.
Un beso Merche.
EUPHORBITA, exactamente. Gracias por aparecer de nuevo. Muchos besotes, M.
oye, que la patrona de la Guardia Civil es la Virgen del Pilar. Santa Bárbara es la patrona de otro cuerpo: ¿Artillería, quizas?
Qué lugar de bárbaros. La España profunda. Es excesivo que le cortaran los pies para quedarse con las botas. ¡¡Horripilante!!
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