"--Cuando Juan Antonio tenía unos quince años, doña Carlota, su tía, enviudó y vendió la casa de Candera, pero no por eso dejó el mozo de venir de vez en cuando a visitar a Ramiro y a su amigo Romanín. Solía hospedarse en mi casa y se divertía mucho ayudándole al herrero en su taller, aunque ya él, en Bujarón, había empezado a hacer trabajos más complicados en la forja de Esteban Bejarano.
Tras un momento de silencio, Daniel siguió hablando:
--¡Qué pena! Por aquí se contaba que, después de terminar el bachillerato en el colegio de Sevilla, empezó a estudiar la carrera en Madrid y que allí se maleó... y que luego se metió en la guerra con los comunistas... Y ahora, ¡ve usted!...es el jefe de una partida de bandoleros.
Daniel se rascó la cabeza, de nuevo pensativo. De repente, añadió:
--Espere...espere... Ahora me estoy acordando de que, hace unos meses, estuvo en mi hotel un señor de Madrid que me hizo muchas preguntas sobre "El Herrerillo". Creo que era uno de esos que escriben libros. ¡Qué hombre más desordenado! Todo lo tenía tirado. Al final, al marcharse, se dejó olvidados el abrigo y una carpeta de cartón llena de papeles. Nunca los ha reclamado. Miré dentro de la carpeta para ver si había dinero, pero, ¡nada!: allí no había más que unos papeles con escritos llenos de borrones y tachaduras.
Daniel volvió a quedarse en silencio, como queriendo recordar algo más. De pronto, su cara se iluminó.
--¡Ya está! Ayer precisamente vi esa carpeta en el cesto de los papeles que tiene Justiniana para encender fuego.
A María se le animó la cara.
--Por favor, Daniel: subamos ahora mismo a su casa, a ver si lo encontramos.
Así lo hicieron. Al preguntar a Justiniana por el cesto de los papeles, ésta les dijo que se habían amontonado demasiados y que había dejado parte de ellos en un rincón del desván.
--No se preocupe--le dijo Daniel a María--. Si le interesan tanto esos papeles, yo los encontraré.
Por de pronto, miraron en el cesto que estaba al lado del fogón, pero allí no había nada, y hubieron de transcurrir muchos días antes de que Daniel venciese su pereza para rebuscar la carpeta entre los montones de papeles".
(Nota mía: como siempre, mi tia deja la historia sin rematar (a eso de que no lo mencione más adelante...) Me pregunto ¿para qué querría saber tanto sobre "El Herrerillo"? ¿Qué interés tendrían esos papeles? Mucho me temo que, una vez más, tendremos que usar nuestra imaginación... Tened en cuenta que cuando escribía estos últimos capítulos ya tendría sus noventa años.)
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THE DEFEATED WHO DIDN'T GIVE UP (5)
--When Juan Antonio was about fifteen, doña Carlota, his recently-widowed aunt, sold the house in Candera, but that didn't deter the teenager from coming often to visit Ramiro and his friend, Romanín. He used to stay in my inn and had lots of fun helping the blacksmith in his workshop, even though he had started making more complicated works in Esteban Bejarano's forge in Bujarón.
After a moment's silence, Daniel continued explaining:
--So sad! Around here it was said that after he finished high school in Seville, he started studying a career in Madrid where he was corrupted... joined the Communists' war... and now... there you are!... He is the chief of a band of bandits.
Daniel scratched his head, pensive once again. All of a sudden, he added:
--Wait...wait... I'm just remembering that a few months ago, a man from Madrid lodged in my inn. He asked a lot of questions about "El Herrerillo". I think he was one of those who writes books. ¡What a disastrous man! Everything was thrown all over the place. Finally, when he left, he forgot his coat and a carton briefcase full of papers. He's never claimed them. I looked inside to see if there was any money, but no, nothing! there were just papers written with lots of blots and blotches.
Daniel was silent again as if trying to remember something else. Suddenly, his face lit up. That's it! precisely yesterday I saw that briefcase inside the waste-paper basket Justiniana uses to light the fire.
María's face cheered up.
Please, Daniel, let's go to your house right now and see if we find it.
Said and done. When they asked Justiniana about the waste-paper basket, she told them that, since it was so full, she had emptied some of the papers and had left them in a corner of the attic.
--Don't worry--Daniel said to María--. If you're so interested in those papers, I'll find them.
In the meantime, they looked through the papers that were next to the fire, but there was nothing there. Many days would pass until Daniel overcame his lazyness to search the briefcase and took a look at all those papers."
(My note: As always, my aunt doesn't finish the story (unless she does so further on...) I ask myself, why did she want to know so much about "El Herrerillo"? What was so interesting about those papers? I'm afraid that, once again, we'll have to use our imagination... However, please keep in mind that when my aunt was writing these last chapters she was in her nineties.)
BELÉN 37
Hace 5 horas