domingo, 23 de marzo de 2008

VIA CRUCIS - WAY OF THE CROSS

Nunca me habían despedido de un trabajo pero cuando fuí a trabajar con los tres ejecutivos, no me había percatado que las leyes laborales habían cambiado en España. Yo estaba acostumbrada a que trabajabas tres meses de prueba y luego ya te hacían fija. Esta vez, con la nueva ley, los empresarios podían despedir a sus trabajadores a los tres o a los seis meses. Tambien había estado acostumbrada a trabajar con americanos o ingleses, no con españoles. Empecé este trabajo con mucha ilusión y, por supuesto, ganando muy buen sueldo (al que estaba acostumbrada). Organicé toda la oficina (porque la empresa eramos solo los cuatro). Abrí archivos, traduje spots, en fin puse la oficina en marcha. Todo muy organizado. A los tres meses me echaron porque podían conseguir a otra mas joven, pagándole muchísimo menos tambien pensando que podría re-enganchar el trabajo en la Embajada. Ni hablar. Ya habían empleado a otra. Me quedé en la calle. Busqué otro trabajo. Me salió otro en Garcia Carrión (vinos Don Simon) como ayudante del director de exportación. El departamento era nuevo y eramos solo los dos. Una vez más a organizar todo, traducir todo lo traducible en inglés y francés (de hecho yo era la única en toda la compañía que dominaba el inglés), asistiendo a ferias vinícolas para promocionar el horrible Don Simón, por supuesto ganando bien. A los seis meses, a la calle de nuevo. No desistí. Encontré otro como secretaria de dirección para el presidente (español) de Publicitas, empresa dedicada a la publicidad en prensa. Yo ya tenía mis dudas de trabajar para españoles de nuevo pero esta compañía era medio suiza. En fin, otra vez a organizar todo (porque el presidente era nuevo), traducir textos legales, asistir a las reuniones del consejo y a los seis meses, a la calle de nuevo. Esta vez no me callé. Le dije al presidente: "Bueno, ¿qué hacemos las mujeres de mi edad (era cuarentañera)? ¿Tirarnos al Manzanares o abrir un burdel, dónde Vd. quizá sería el primer cliente? Cogí mis cosas y me marché. (Continuará)

I had never been fired from a job in my life, but when I started working with the three Spanish executives, I didn't realize that labour laws in Spain had changed. I was used to working a three-month trial period and then becoming a full-time employee. But with the new laws, an employer could fire an employee after three or six months. I was also used to working with American or English companies, not with Spaniards. But I was excited with this new job and, of course, I earned a very good salary. I organized the office (because it was just the four of us), translated spots, opened files and generally leaving everything shipshape. When the three months were up, they fired me (thinking that I coud recover the job at the Embassy, but no way, they had already hired someone else), because they could hire someone much younger paying her a very low salary. I looked for another job. I found it at the new Export Dept. of Garcia Carrión (Don Simon wine). The department was my boss and me. Again, I organized it, translated everything under the sun into English and French. Assisted wine fairs promoting the horrible Don Simón (by the way, I was the only one in the whole company who had a good command of English) and, again, earning a very good salary. After six months, I was fired. Out on the street, once again. But I didn't give up. I found another job as executive secretary to the president of "Publicitas" a press advertising agency. I had my doubts because he was Spanish but the company was half Swiss. Since he was new at the job, again I had to organize everything, translate legal papers, assist at the chairmen's meetings, etc. And, once again, when the six months came up, I was fired. This time I didn't keep quiet. I went into the president's office and I said to him: "Alright what are women of my age (I was in my late forties) supposed to do? Throw ourselves to the Manzanares River or open up a brothel where, perhaps, you would be the first client? I picked up my things and left. (It will continue)

12 comentarios:

amelche dijo...

Y suerte que los trabajos te duraban 6 meses, hay veces que, a esa edad, directamente ya ni te contratan. Totalmente injusto. Cuando mi madre quiso volver al mercado laboral tras tener tres hijos y criarnos, le fue imposible porque no la contrataban en ningún sitio. (En aquella época ella tenía entre 35 y 40, tampoco era tan mayor.) Al final, decidió estudiar unas oposiciones y las aprobó a la primera, sin puntos por experiencia previa ni nada.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Esta situación increíble comenzó hace unos años: se contra a alguien con experiencia y conocimientos para poner en marcha un departamento complicado y, una vez realizada la dura tarea, se la expulsa. Es un gasto de experencia y un insulto a las personas. No me extraña tu indignación. No me extraña. Y eso, a los sindicatos, no les preocupa. Y a la sociedad poco o nada.

Merche Pallarés dijo...

ANA, Qué inteligente tu madre para ponerse a estudiar unas oposiciones. Enhorabuena. Besotes, M.

PEDRO, Sí que fue una época muy injusta por eso digo que fue un error no haber aceptado el trabajo de la Embajada y haberme fiado de los "españolitos" (sin animo de ofender) pero la verdad es que en mis trabajos con los americanos, sí que apreciaban mi profesionalidad. De hecho, despues de mis tres meses en la Procter, cuando me fuí me regalaron un gran ramo de rosas rojas.... Besotes, M.

MeTis dijo...

nah, merche, esta vez soy la ultima de los tres.

aunque este mal decirlo, lo entiendo, mi jefa es la primera que no quiere mujeres de mas de 40 años, y eso que sabe por experiencia que son mucho mejores que las quinceañeras, pero dice que son muy dificil echarlas luego si no les gusta. Asi es la vida. yo por si acaso empiezo con las oposiciones, no sea que me pille el carro de la cuarentena, y me vea algun dia en la calle.

a ver, como no se pueden decir nombres, pues te dire que direccion sant antoni, el segundo souvenir que te encuentras. el primero es el Vistamar, el mio es el segundo. Yo ahora aparco en el parking del minigolf de enfrente del bergantin, asi que mirare a ver si te descubro, como cada dia hay alli autobuses. Mi coche es una kangoo granate, por si la ves algun dia.

besos

Merche Pallarés dijo...

METIS, sí prepárate unas oposiciones como la madre de Ana. Seguro que es más facil que tu me reconozcas, cuando veas a una guía con un girasol, soy yo. Soy la única que lo lleva (me tengo que diferenciar de ellos, porque piensan que soy una mas del Imserso, entonces llevo el girasol (de tela) para que sepan que soy la guía. Lo del Kangoo granate, me parece que no voy a saber cual es porque desconozco los coches actuales, si me dijeras que era un "Jaguar" entonces sí. Besotes, M.

amelche dijo...

Merche, una furgoneta, pero no de las más grandes. Y granate, no habrá muchas. :-)

MeTis dijo...

jaja efectivamente, AMELCHE, granates no hay muchas, aunque difiero porque furgonetas kangoo es una plaga en ibiza. asi que un girasol... mmm mirare a ver.

gracias ana por la direccion.

Anónimo dijo...

Merche: en nuestro blog hay algo para vos. No demores. Parece que hay parranda y desparramo de alegría.......

amelche dijo...

Pues sí, porque, si no te doy el e-mail de Merche, no sé si os íbais a encontrar, entre el girasol y la furgoneta... :-D

A estudiar, Metis, que tienes que aprobar, tener un mes de vacaciones en agosto e irnos por ahí a recorrer la península o ha hacer el Camino de Santiago.

Sí, Merche, no es porque sea mi madre (que también), pero es muy inteligente.

Merche Pallarés dijo...

AMELCHE Y METIS, Gracias por vuestros comentarios, como siempre. Sí entre el Kangoo granate y mi girasol, seguro que nos encontramos algun dia! Besotes, M.

CHUQUIS, ¡GRACIAS! por vuestro regalo. Ya os he dejado un comentario. Besotes, M.

Anónimo dijo...

¡¡¡Jajajaja...!!! Si esto parece una cita a ciegas típica de chat... Una kangoo granate... un girasol...
Merche, el coche de Metis no es un "Jaguar", pero en él se va la mar de a gusto (y conduce muy bien).
Bikos.

Merche Pallarés dijo...

SALONDESOL (HELENA) Sí ésto me recuerda a mis quince años, lo de la cita a ciegas... Seguro que nos encontraremos en esos caminos de Dios... igual nos damos un trompazo entre el Kangaroo y mi girasol... y acabamos en comisaría... Besotes, M.