domingo, 16 de mayo de 2010

VENDEDORES DE DIVERSA FORTUNA (1)



"Al mediodia, apareció Manolo Tejerón, comprador de ovejas ataviado con botas cortas, sombrero cordobés y pelliza, llevando en el arzón de su jaca torda la pesa romana. No se detuvo más que para tomar unas tapas y un vaso de vino en casa de "El Perdigón". Enseguida salió al campo, dirigiéndose al lugar donde estaban los rebaños que le interesaban. Sobre el mismo terreno, debajo de los chaparros, los pastores fueron colgando del gancho de la pesa por las patas las ovejas y carneros elegidos por Tejerón. Después de pesados, fueron encerrados en las cuadras de la posada, desde donde, al amanecer del día siguiente, serían conducidos por los atajos hasta la estación más cercana.

Mientras Manolo Tejerón pesaba sus corderos en el campo, un frutero y su mujer, que habían salido de madrugada de Marmolejo, llegaban a la plaza de Candera e instalaban su frutería ambulante delante de la posada.

El frutero, con pinta de bufón velazqueño, dicharachero y desvergonzado, se las arreglaba para encajar a las incautas mujeres sus plátanos y naranjas medio prodridos y sus peras y manzanas verdes y duras como la piedra. También se instaló un vendedor de verduras y castañas, pero sus ventas fueron escasas.

El que tuvo verdadero éxito fue un hombre de mediana edad, de pelo blanco fuerte y crespo, con una ancha faja azul en la cintura. Llevaba en un cajón, suspendido del cuello, agujas, imperdibles, dedales, tijeras, alfileteros, acericos, botones y sobre todo tiras de goma para la ropa. En cuanto una mujer pasaba delante de él, le decía:

--¡Cuidado señora! Se le están cayendo las braguillas.

La mujer, sofocada, dirigía la vista hacia abajo para comprobar si lo que decía era verdad. El vendedor acudía en su auxilio, muy sonriente.

--¡No se apure, señora, no se apure! En este momento no se le están cayendo..., pero se le caerán, seguro que se le caerán, si no me compra enseguida la goma marca Kul, de cuya venta tengo la exclusiva." (Continuará)

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DIFFERENT LUCKY SALESMEN (1)

Manolo Tejerón, sheep buyer, appeared at noon. He wore short boots, Cordoban hat and a jacket. His black and white mare carried a Roman weight on the saddle. He stopped by "El Perdigon's" bar to have some "tapas" and a glass of wine and, right after, went out to the country to the spot where the sheep he was interested in, were pasturing. Right there, under the dwarf oaks, the shepherds hung by the legs on the weight's hook, the lambs and rams he had chosen. Once weighed, they were locked in the inn's stables from where, at sunrise, they would be led through shortcuts, to the nearest train station.

While Manolo Tejerón weighed his sheep in the countryside, a fruit seller and his wife, who had left Marmolejo in the early morning, arrived at Candera's square and set up their traveling fruit stall in front of the inn.

The fruitman, looking like a Velázquez jester, chatty and shameless, managed to sell the gullible women, half-rotten bananas and oranges; pears and apples, green and hard as rocks. A vegetable and chestnut salesman also set up shop but his sales were scarce.

A middle-aged man, with white, frizzy hair, wearing a wide blue girdle-sash on his waist, was very successful. He carried in a drawer, hanging from his neck: needles, safety pins, thimbles, scissors, pin boxes, pincushions, buttons and, above all, rubber clothing bands. As soon as a woman passed by him, he said:

--Be careful, m'am! Your panties are falling.

The woman, all flushed, looked down to see if what he was saying was true. The salesman came to her rescue, with a huge smile.

--Don't worry, m'am, don't worry! At this moment they're not falling... but soon they will, I'm sure they will, so it would be wise for you to buy right away the Kul rubber band, of which I have the exclusive rights. (It will continue)

11 comentarios:

amelche dijo...

Eso era márketing y no lo de ahora... ¡Qué tío!

Merche Pallarés dijo...

AMELCHE, sí, ¿verdad?
Pues sí que ha tenido éxito este post que desde ayer tu eres mi única comentarista... Espero que no me haya abandonado todo el mundo... Besotes, M.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Creo haberte dicho ya que una de las cosas que más me gusta de los relatos de tu tía es su forma de describir tipos de la época (tanto en sus costumbres, forma de hablar, ambientes, vestuario, etc.). Éste tratante de ovejas es un buen ejemplo. El caso es que, con teléfono móvil y otro vestuario, siguen existiendo hoy por estas tierras.
Besos.

Myriam dijo...

Y siguen existiendo aùn por Argentina con màs o menos los mismos trajes ( como el t. de ovejas del que comenta PEDRO) y tambièn el de la faja azul, aunque sin faja, con las mismas tramoyas.

Besos

Unknown dijo...

¡Ja, ja, ja! qué listo el vendedor de la mercería ambulante. En mi pueblo había uno que pasaba con su carrito y compraba pieles de conejo y vendía botones, agujas, hilos etc. Su estrategia era decir que todo era muy caro.
- Este hilo es carísimo pero aquí tengo otro mucho más barato. Y claro las mujeres acababan comprando el caro porque creían que era de mejor calidad. Hace unos años les tocó la lotería y ahora tienen una tienda que flipas.
Un besito.

Asun dijo...

¿Abandonarte? Ni lo sueñes. No sé que ha pasado que blogger no me había actualizado la lista de blogs. No me había enterado de esta entrada hasta ahora.

Son auténticos retratos los que hacía tu tía con estas descripciones. El más divertido el de la goma. Muy buen vendedor, y precavido.

Besos

pancho dijo...

These characters, so beautifully described in both languages, had to sharpen their wits to make a living or to increase sales.

Merche Pallarés dijo...

PEDRO, gracias por aparecer... Sí, seguro que hoy en dia, en Andalucia, siguen igual. Besotes, M.

MYR, gracias por aparecer tambien... Qué curioso que en Argentina sigan igual. Se ve que los tiempos no cambian. Besotes, M.

ANTÒNIA, ¡Me encanta que siempre tengas historias paralelas! Señal de que lo que cuenta mi tía no está tan lejano... Besotes, M.

ASUN, gracias por no abandonarme. La verdad es que me sorprendió que los habituales no hubieseis aparecido. Sé que estos posts no atraen a veinte y pico comentaristas pero ¡solo uno (mi querida AMELCHE) en todo el finde! Me preocupé. Ahora entiendo que a veces puede ser debido a causas externas Googleras. El vendedor de las gomas era ¡un genio! Besotes, M.

PANCHO, Aren´t they great??? I think the rubber-band salesman was a genious. Besotes, M.

GRACIAS MIS QUERIDOS. AHORA ESTOY MUCHO MAS TRANQUILA.

Kety dijo...

Sin duda el mercero era el que animaba el ambiente.

Un abrazo

Merche Pallarés dijo...

KETY, ni que lo digas... Besotes, M.

Teresa dijo...

¡Tengo en exclusiva la goma de braga para que no las pierda así como asi!

Digo yo, sin generalizar, que hay mucho frutero que hoy en día sigue metiendo alguna que otra sorpresa que se descubre en casa y te acuerdas mucho de él o ella cuando tienes que tirar la fruta a la basura.