miércoles, 2 de mayo de 2012
EDITH SOMMER
Continuo con las entrevistas en el Diario de Ibiza - 2001 (sin traducción al inglés)
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Continuation of my interviews in the Ibiza Journal - 2001 (without an English translation)
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"EN 1959 NO SABÍA DÓNDE ESTABA IBIZA"
Edith Sommer, pintora pseudo-abstracta-surrealista suiza, residente en la isla desde los años sesenta, es una mujer madura y atractiva. Lleva su pelo gris-rubio natural peinado hacia atrás, sus facciones son suaves y armoniosas y sus bonitos ojos verde claro reflejan una vida interior intensa. Su historia ha sido la de una pintora bohemia. Ha tenido tres maridos; uno de ellos, el polémico escritor norteamericano Clifford Irving.
Vive en una preciosa casa payesa, acondicionada para la vida moderna pero manteniendo sus orígenes como, por ejemplo, gruesas vigas de sabina en el techo y la distribución típica de las casas de la isla. Está decorada con muy buen gusto. Estamos en la cocina sentadas en una mesa larga de madera frente a la enorme chimenea. Las paredes están cubiertas de cuadros. Un lugar muy acogedor. Sus tres perros ladran y corretean alrededor.
- ¿Cómo fue tu llegada a la isla?
- En 1959 tuve una exposición en Colonia (Alemania) donde conocí a un señor que dijo ser el secretario de Ivan Spence. Me dijo que le gustaría que yo expusiera en su galería de Ibiza. Perpleja, le pregunté, ¿qué es Ibiza? porque no tenía la más mínima idea sobre la isla y menos dónde se encontraba (risas).
- ¿Lo averiguaste y te viniste?
- No enseguida. Ocurrió dos años después, cuando fui a Barcelona a recoger unos Tàpies que había comprado mi marido. Decidí darme un salto a Ibiza porque también otro amigo pintor me había hablado de la galería de Ivan Spence, de cómo era de original y qué personaje tan simpático era Ivan. Cogí un avión, sobrevolamos la isla antes de aterrizar en el diminuto aeropuerto y nada más poner pie en tierra supe que éste era mi lugar, mi hogar. Por lo tanto, antes de instalarme en el hotel, cogí un taxi y me dirigí directamente a las oficinas de Iberia para prolongar mi estancia de tres días a seis, ya que el avión sólo volaba cada tres días; eso si no llovía mucho porque entonces la pista se convertía en un barrizal (risas). De allí cogí un taxi directamente a la galería y conocí a Ivan y a Hede Spence, que me parecieron encantadores. En ese mismo instante tuve la sensación de que les conocía de toda la vida y que iba a ser mi galería y ellos mi familia.
¿Conseguiste salir de la isla a los seis días?
- Sí, no llovió (risas). Antes de marcharme ya había encontrado y apalabrado la compra de esta casa donde aún vivo. Volví a Alemania y luego al sur de Francia a vender una casa que había comprado el año anterior. Esa casa había sido mi sueño porque al haber veraneado con mis padres desde niña en el sur de Francia, sentía un enorme cariño por el lugar. De todas formas nunca disfruté mucho tiempo de ella porque no conseguía quedarme más de cuatro días. Me sentía muy sola y, francamente, tenía miedo. El vecino más cercano estaba a dos kilometros.
En 1962 me divorcié y me mudé a Ibiza. Vine con mis dos hijas de ocho y diez años. Ellas querían ver si les gustaba pero decidieron volver a Alemania con su padre y su madrastra. Allí tenían su colegio, sus amigos, en fin, su vida. Yo iba a verlas muy a menudo.
- ¿Cuándo conociste a Clifford Irving?
- Dos años despues, en 1964. Durante un año nuestra relación iba y venía porque Clifford era bastante mujeriego, pero llegó un día en que se instaló en casa y acabamos casándonos en Nueva York.
- ¿Tuviesteis hijos?
- Sí, dos chicos.
- ¿Por qué acabó la relación?
- La relación nunca se acabó porque seguimos siendo grandes amigos, pero cuando estalló el escándalo de la falsa biografía de Howard Hughes (el excéntrico y multimillonario americano que nunca permitió que nadie escribiera su biografía) estalló nuestra convivencia.
- ¿Qué tal te llevabas con Elmyr de Hory?
- Fantásticamente. Era mi mejor amigo. Le conocí antes que a Clifford. De hecho, él siempre me advirtió de no casarme con él, que era mejor tenerlo como "divertimento".
- ¿Qué recuerdos tienes de todo el asunto de "Fake" (Falso), la pelicula de Orson Welles?
- Cuando Clifford escribió la biografía de Elmyr es cuando nos enteramos de que era un falsificador. Antes no lo sabíamos, pero como la historia estaba a punto de salir, Elmyr prefirió sincerarse con Clifford. Luego escribió la biografía de Howard Hugues, Orson la leyó y decidió rodar la pelicula.
- Si no sabíais que Elmyr era un falsificador, ¿qué pensábais cuando veíais sus Matisse y Modiglianis?
- Nos contaba que era parte del patrimonio que consiguió salvar de su casa en Hungría al comienzo de la II Guerra Mundial y nosotros le creíamos. Éramos jóvenes, no hacíamos preguntas. Nos daba igual.
- ¿Cómo y cuándo se rodó la pelicula?
- Orson no la rodó en persona. El realizador francés Reichenbach nos había filmado en diferentes ocasiones y estas escenas las compró Orson para incluirlas en el film. Una anécdota es que Orson había prometido pagar a Clifford diez mil dólares por el uso de su imagen. Dinero que nunco cobró. Un día estando Clifford en un restaurante de Hollywood, se encontró con Orson. Se acercó a su mesa y le dijo: "¿Te acuerdas de aquello?" y éste le contestó: "Sí, lo siento, pero estoy completamente arruinado". Entonces, Clifford le dijo que se olvidara. Clifford siempre ha sido muy generoso. La ironía fue que "falso" era todo lo que rodeó a ese film.
- ¿Cómo es que llegaste a tener tu propia galería de arte?
- En 1974, estando en casa de Clifford, en Estados Unidos, conocí a Bill Maloney, un abogado americano que acabó convirtiéndose en mi tercer marido. Vinimos a Ibiza y Bill decidió abrir una galería. Estuve feliz de que Bill quisiera venir porque no hubiese aguantado vivir en los Estados Unidos. Soy muy mediterránea.
- ¿Cuántos años vivísteis juntos?
- Diez años un poco tormentosos. Después de cinco años de convivencia, un día Bill se despertó destrozado preguntándose qué demonios hacía un abogado "straight" (convencional) como él viviendo en Ibiza, con una pintora bohemia, cuando lo que quería es seguir con su carrera en Estados Unidos. Aún así pasaron cuatro años miserables hasta que se enamoró de otra mujer. Él quería soltar amarras pero le era imposible dejarme. Afortunadamente, llegó Clifford con su nueva esposa y vio la situación caótica en la que nos encontrábamos y le echó de casa. Entretanto, me llamó mi primer marido, que acabó pagándonos el divorcio. Hoy en día Clifford y mi primer marido son mis mejores amigos.
- No me extraña ¡qué solidaridad! Por cierto ¿tuviste hijos con Bill?
- Gracias a Dios no, sólo lagartijas y perros (risas).
- ¿Ahora vives sola?
- Cuando Bill se marchó había estado conviviendo con alguien durante treinta años, y decidí vivir otros treinta sola. Ya han pasado quince y han sido los más maravillosos y tranquilos de mi vida (risas). Pero por alguna razón siempre tengo la casa llena. Vienen mis hijos, mis nietos, mis dos ex-maridos con sus esposas e hijos respectivos...
- ¿Qué te parece el cambio que ha experimentado Ibiza?
- ¡Me parece maravilloso! Ahora tenemos buenos hospitales, dentistas, los teléfonos funcionan, buenas conexiones aéreas... Porque a mis 65 años ya no estoy para sol y playa (risas). Veo normal el desarrollo de la construcción. Pasa igual en todo el mundo. Tenemos fealdad y belleza, pero la fealdad tendrá que desaparecer porque el turismo futuro exigirá más lugares bellos, con jardines y no solamente cemento. Si uno regresa después de una ausencia de treinta años, claro que verá un gran cambio, pero si uno se ha quedado, ha vivido la transformación con normalidad. No podemos esperar que la isla siga siendo un paraiso exclusivo para nosotros, que la descubrimos; otros tienen el mismo derecho de disfrutarla y compartirla. Además, sólo son los meses de verano los agobiantes.
- ¿Sigues pintando y exponiendo?
- Sí. La última exposición fue en Alhadros, hace unos años. Ahora estoy preparando otra para el año que viene, aunque sigo teniendo una exposición permanente en la Galería Nomad de la carretera de San José. Recuerdo que cuando era joven me encantaba exponer en todos los sitios. Volaba de Nueva York a París, de Zurich a Hamburgo. Iba cargada de cuadros en mi coche y conducía kilómetros y kilómetros. Ahora se acabó todo ese ajetreo que durante cuarenta años fué mi vida. Ya no siento la ambición de llegar a la cumbre, sólo me interesa el reconocimiento de la gente de Ibiza.
- ¿Tienes algún otro proyecto entre manos?
- Sí, aprender el ibicenco.
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12 comentarios:
Estupenda entrevista, Merche. De las que leí, creo que es la que más me gustó. Aunque me gustaron todas: me gusta la ambientación, que me parece estar ahi viendo los lugares y la gente. En esta además la personalidad de Edith que deja entrever en sus respuestas.
Besos
¡Qué lío de mujer!, pero qué bien relacionada.
Me ha encantado esta frase: "sus bonitos ojos verde claro reflejan una vida interior intensa". Hay que tener un sexto sentido para descubrir reflejos tan hondos.
¿No entrevistaste al falsificador? Ése sí que es famoso de verdad.
Sus respuestas tienen mucho sentido común, a pesar de la bohemia.
Un abrazo.
MYRIAM, una mujer muy curiosa esta Edith, sí... Besotes, M.
PANCHO, desafortunadamente Elmyr de Hory había fallecido años antes de que hiciera estas entrevistas. Tampoco pude entrevistar a Clifford Irving porque ya vivía en los USA. Me hubiera gustado... Besotes, M.
¿Aprendió ibicenco?
Me gusta la payesa de la foto, en Burgos diríamos que se parece a la "gigantilla". Las niñas parecen decir: aquí estamos con esta señora tan rara y tan antigua que nos ha colocado estos trapos en la cabeza.
´Los gallegos dicen que ojos verdes son traidores, azules son mentireiros, los negros y acastañados son firmes y verdadeiros.
Besos
ABEJITA, ja,ja... Lo del ibicenco no sé si lo aprendió. Esa foto de la payesa con las niñas tiene mucha gracia. Y si lo dicen los gallegos..., debe de ser verdadeiro :) Besotes, M.
Qué personaje Edith. Me pregunto qué habrá sido de todos ellos y si siguen en Ibiza, volvieron a sus países o han dejado su vida tan apasionante por algo más burgués y regulado. Quizá, si tuvieras noticias, podrías hacer una entrada, al final de las entrevistas, dando cuenta de lo que sabes de todo ello y de tus opiniones sobre cómo se trasformó Ibiza desde entonces.
Besos.
Esta mujer me despierta simpatía, no sé, me da la sensación de que tiene mucho sentido del humor.
En cierto modo siempre me han dado un poco de envidia estas gentes de vida bohemia. Creo que es algo que a mí me habría gustado pero nunca me atreví.
Besos
¡cada biografía nueva que nos dejas aquí me asombra y me asombra!
y como a Asun, me da envidia.
biquiños,
PEDRO, tendré en cuenta tu sugerencia. Trataré de averiguar lo que pueda y contaros. Gracias. Besotes, M.
ASUN y ALDABRIÑA, seguro que si hubiéseis nacido en aquella época quizá también os hubiérais instalado en Ibiza ¡qui lo sa! Fueron años muy especiales. Besotes, M.
Que habilidad tienes para acercar a los entrevistados.
Cuando acabo de leer tus entrevistas tengo la sensación de que son mis amigos.
Besos.
TORO, ¡Gracias! muy simpático tu comentario :) Besotes, M.
Hay personas que tienen una vida bastante lineal pero no es así la de esta entrevistada Edith Sommer, bueno y la mayoría de las que tu has traído por aquí.
Me gustan estas entrevistas por la cultura que nos vas dejando por aquí.
Un abrazo
Luz
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